Es una historia un tanto singular de un tipo llamado Yonki, a quien le vendían alquitrán diciendo que era polen. Tenía el plan perfecto y una bici California X2 que le duró hasta que pasó por La Mina:
Los chicos del colegio siempre hablaron de él
como un chico callado, oculto bajo una segunda piel.
Los más mayores siempre lo hincharon a tortas,
poniéndole el cuello a rosca cuando jugaban a mosca.
Tranquilo, un hombre no se hace en un día,
pero en sólo un día pueden ponerte el culo como una sandía.
Yonki era para su mami la alegría,
Yonki sabía que un día el mundo se la chuparía.
La hermana de Yonki no andaba en buena compañía,
pregunta en el barrio qué polla no la conocía.
Contempló las primeras peleas en casa,
Yonki se evadía leyendo El Hombre Araña y La Masa.
Yonki tenía un Spectrum 128,
le encantaban los charcos y los barcos de corcho.
Bajaba con los niños del bloque hacia el campillo
y allí fue cogiéndole gustillo al cigarrillo.
Un nuevo amigo irrumpió en su vida,
juntos pillaron un gato y fueron sacando su instinto homicida.
La historia la traigo cruda y no cocida
porque en la segunda parte habrá Yonki hasta en la comida.
Perdón, Zatu, por tan horrenda versión.
Precalentando motores
Precalentando motores
Dolordebarriga escribió: ↑18 Jun 2024 17:36he aclarado mil veces que fue por metérsela por el culo a pelo a una amiga durante la noche/madrugada de fin de año