
Terminada la guerra, más de 2.000 prisioneros antifranquistas, entre ellos unos 500 andaluces, son trasladados a los valles del Roncal y Salazar, en el Pirineo navarro, para abrir una carretera de montaña. Esta carretera es el eje del libro, y desde ella se presenta la inquietante organización y el impacto social de los batallones de trabajos forzados.
A través de estas páginas y, mediante testimonios directos, nos asomaremos a la realidad de unos batallones que perseguían doblegar física y psíquicamente a los vencidos de la guerra, escucharemos las estrategias de los prisioneros para sobrevivir en condiciones extremas y nos acercaremos a las consecuencias que estos trabajos forzados tuvieron tanto en la población de unos pequeños pueblos de montaña como en las familias de los esclavos del franquismo.