No olvidemos, por favor
Publicado: 18 Dic 2003 23:23
Hace 21 años en nuestra España nos congratulábamos de poder estar celebrando un Mundial de Futbol, tras tantos años de ostracismo internacional provocados por nuestra anormal situación política. Los niños soñábamos con ser Paolo Rossi y nos divertíamos con los cliks de famobil, los comansys las Nancys y las Barriguitas.
Hace 21 años en Pulay, una aldea de la zona Ixil perteneciente al municipio de Nebaj, sus habitantes vislumbraban a lo lejos como los soldados se encaminaban hacia sus casas. Los hombres asustados, era costumbre que los soldados tomaran a todos los indígenas por guerrilleros, decidieron huir montaña arriba a esperar a que los soldados se hubieran ido.
Cuando el ejército llegó se mostró decepcionado porque en la aldea no habían encontrado guerrilleros (indígenas) , así que tomaron a 38 personas y se las llevaron.
Hoy 21 años después, en el suelo de la cancha de fútbol sala del polideportivo de Nebaj se esparcían las ropas de algunos de los 38 desaparecidos.
Jerseicitos de lana de niños de 4 años con agujeros de bala y restos de sangre, tupiles de mujeres. Incluso un yo-yo que uno de los chavalitos guardaba en sus bolsillos.
38 personas , unas 9 mujeres, algunas embarazadas, y el resto niños de 1 a 15 años fueron asesinados a sangre fría por unos hijos de puta cobardes de mierda que dentro de pocos días celebrarán la Navidad junto a sus familias, abrazando a sus hijos, besando a sus mujeres, haciéndose pasar por personas cuando sólo son basura.
Hoy las familias, entraban de una en una en el polideportivo y vagaban entre los restos de ropa intentando identificar un recuerdo, un detalle que les permitiera recuperar a su difunto. No estaban todos, nueve cadáveres habían sido quemados por los soldados, quiero pensar que después de muertos, para impedir que se les identificara.
Tras la identificación se ha reunido a todos los familiares y sacando sus huesos de bolsas individuales de plástico del instituto anatómico forense, se han ido depositando en cajas de pino cubiertas por un sudario blanco que se han entregado a cada una de las familias.
Las mujeres lloraban en completo silencio. Los hombres agachaban la cabeza agarrando fuertemente sus sombreros entre las manos. Ya no les queda rabia, después de tanta mierda ni siquiera pueden ya odiar. Se han conformado con su “Dios dirá”. Tan sólo cuatro jóvenes periodistas extranjeros freelance, que esperan poder vender este reportaje a algún periódico; Guatemala no interesa a nadie, y un servidor, apretábamos los puños y los dientes con rabia, a la vez que ocultábamos nuestros rostros para disimular, extraña vergüenza la occidental que te impide llorar en público pero te permite mirar hacia otro lado sin sonrojo ante barbaridades como estás, nuestras lágrimas.
Hoy por la noche velarán, los católicos en la Iglesia, los evangelistas en sus casas, a sus niños y mujeres asesinadas por un Gobierno genocida cuyos miembros todavía se pasean con impunidad por Guatemala e incluso se presentan para Presidentes en las recientes elecciones democráticas.
Mañana, al menos los que consiguieron identificar a los suyos, podrán enterrarlos y quizás entonces puedan comenzar a cerrar una herida abierta en sus corazones.
Corremos tanto que no nos acordamos de mirar hacia atrás, lo pasado, pasado está decimos, y con está máxima vamos permitiendo que nos pisoteen una y otra vez, mientras los asesinos desde sus cómodas poltronas se burlan impunes de los seres humanos.
Hoy sólo tengo dolor, rabia y odio. Pero, por fin he dejado de correr.
Vuestro, perdido en el mundo real;
Dolordebarriga
Hace 21 años en Pulay, una aldea de la zona Ixil perteneciente al municipio de Nebaj, sus habitantes vislumbraban a lo lejos como los soldados se encaminaban hacia sus casas. Los hombres asustados, era costumbre que los soldados tomaran a todos los indígenas por guerrilleros, decidieron huir montaña arriba a esperar a que los soldados se hubieran ido.
Cuando el ejército llegó se mostró decepcionado porque en la aldea no habían encontrado guerrilleros (indígenas) , así que tomaron a 38 personas y se las llevaron.
Hoy 21 años después, en el suelo de la cancha de fútbol sala del polideportivo de Nebaj se esparcían las ropas de algunos de los 38 desaparecidos.
Jerseicitos de lana de niños de 4 años con agujeros de bala y restos de sangre, tupiles de mujeres. Incluso un yo-yo que uno de los chavalitos guardaba en sus bolsillos.
38 personas , unas 9 mujeres, algunas embarazadas, y el resto niños de 1 a 15 años fueron asesinados a sangre fría por unos hijos de puta cobardes de mierda que dentro de pocos días celebrarán la Navidad junto a sus familias, abrazando a sus hijos, besando a sus mujeres, haciéndose pasar por personas cuando sólo son basura.
Hoy las familias, entraban de una en una en el polideportivo y vagaban entre los restos de ropa intentando identificar un recuerdo, un detalle que les permitiera recuperar a su difunto. No estaban todos, nueve cadáveres habían sido quemados por los soldados, quiero pensar que después de muertos, para impedir que se les identificara.
Tras la identificación se ha reunido a todos los familiares y sacando sus huesos de bolsas individuales de plástico del instituto anatómico forense, se han ido depositando en cajas de pino cubiertas por un sudario blanco que se han entregado a cada una de las familias.
Las mujeres lloraban en completo silencio. Los hombres agachaban la cabeza agarrando fuertemente sus sombreros entre las manos. Ya no les queda rabia, después de tanta mierda ni siquiera pueden ya odiar. Se han conformado con su “Dios dirá”. Tan sólo cuatro jóvenes periodistas extranjeros freelance, que esperan poder vender este reportaje a algún periódico; Guatemala no interesa a nadie, y un servidor, apretábamos los puños y los dientes con rabia, a la vez que ocultábamos nuestros rostros para disimular, extraña vergüenza la occidental que te impide llorar en público pero te permite mirar hacia otro lado sin sonrojo ante barbaridades como estás, nuestras lágrimas.
Hoy por la noche velarán, los católicos en la Iglesia, los evangelistas en sus casas, a sus niños y mujeres asesinadas por un Gobierno genocida cuyos miembros todavía se pasean con impunidad por Guatemala e incluso se presentan para Presidentes en las recientes elecciones democráticas.
Mañana, al menos los que consiguieron identificar a los suyos, podrán enterrarlos y quizás entonces puedan comenzar a cerrar una herida abierta en sus corazones.
Corremos tanto que no nos acordamos de mirar hacia atrás, lo pasado, pasado está decimos, y con está máxima vamos permitiendo que nos pisoteen una y otra vez, mientras los asesinos desde sus cómodas poltronas se burlan impunes de los seres humanos.
Hoy sólo tengo dolor, rabia y odio. Pero, por fin he dejado de correr.
Vuestro, perdido en el mundo real;
Dolordebarriga