El tenis, ¿aeróbico o anaeróbico?
Publicado: 15 Ene 2004 13:09
Los que habitualmente disfrutan discutiendo pueden descubrirse de vez en cuando en agarradas de lo más inútil. Cuando estas agarradas pasan a ser lo habitual ya ni siquiera se sorprenden de haberse convertido, durante unos instantes, en el centro de atención de un vagón de tren repleto, nada acostumbrado a que alguien defienda una opción intrascendente con la misma fuerza verbal con la que Johnnie Cochran evitó el paso de O.J. por el corredor de la muerte.
Mullin es una de estas personas. Yo tambien. Lo delirante es que concidamos en tiempo y espacio, y a veces sucede. Entonces basta una espuria chispa para que la discusión explosione, y se convierta en una pelea dialéctica capaz de pasar sin avisar desde un tono digno de conversaciones escolásticas en el Christ Church College hasta otro propio de los barrios bajos con tintes carcelarios.
El último episodio de estos encontronazos ha estado dedicado a una duda que nos inunda y nos desborda, y que no es otra que la señalada en el interrogante del título: ¿Es el tenis un deporte primordialmente aeróbico o anaeróbico? No hemos conseguido ponernos de acuerdo a pesar de los bastos -sí, con b, como sinónimo de rústicos- conocimientos atesorados tras años de experiencia en el ámbito de la práctica deportiva pasiva, y he decidido utilizar este público medio de expresión para intentar zanjar la disputa. Quizá el Posting Catch sería el mejor sitio en el que situar este comentario, pero tras unos intensos, aunque breves, momentos de reflexión he preferido incluirlo en el batiburrillo para no saturar los aposentos de la RFEPC.
Empezaré por señalar brevemente los puntos clave de la disputa, a partir de los que podremos, espero, establecer una distinción clara. El ejercicio físico se puede clasificar de bastantes formas, pero si atendemos a criterios conjuntos de capacidad cardiaca, respiratoria y muscular se puede establecer la división entre aeróbico y anaeróbico.
El ejercicio aeróbico se caracteriza por la obtención de energía para el esfuerzo utilizando oxígeno como combustible, y un efecto directo de la práctica de deporte aeróbico es la mejora de la circulación sanguínea y del aporte de oxígeno a los músculos implicados en el movimiento. El grado de intensidad puede ser bastante variable, pero podríamos establecer como límite superior del ejercicio aeróbico el 85% de la capacidad cardiaca máxima de una persona. Esta capacidad puede ser fácilmente calculada por aproximación restando la edad del individuo a 220, de forma que una persona de 30 años tiene una de 190 ppm. Su límite aeróbico, por tanto, se situaría en 160 pulsaciones aproximadamente, luego todo el ejercicio físico que realizara por debajo de esta cifra de pulsaciones por minuto redundaría en una mejora de su volumen de esfuerzo extendido en el tiempo. Coloquialmente nos entendemos si decimos que aumentaría su "fondo". Deportes totalmente significados como aeróbicos son, por ejemplo, el ciclismo, la carrera de larga distancia o la natación de fondo.
El ejercicio anaeróbico ocupa el espacio suplementario del aeróbico, y se distingue por obtener la energía sin necesidad de oxígeno, directamente de la síntesis muscular de los hidratos de carbono (glucólisis anaeróbica), de manera que esta energía consigue de manera prácticamente inmediata, pero su extensión en el tiempo es menor. El esfuerzo realizado por encima del 85% de la capacidad cardiaca máxima es anaeróbico, y produce una mejora en la condición de los músculos rápidos y fuertes -explosividad-, aunque no se traduce en un progreso de la condición física general. Siguiendo el ejemplo aeróbico, nuestro deportista de 30 años haría un ejercicio anaeróbico siempre que sus pulsaciones por minuto se situaran entre 165 y 185 aproximadamente. Este tipo de esfuerzo provoca las "agujetas": el consumo muscular de hidratos tiene como resíduo al ácido láctico, que no tarda en convertirse en lactato capaz de cristalizar y producir, en las siguientes 24-48 horas, microrroturas musculares dolorosas. Los ejemplos más claros de deportes anaeróbicos pueden ser los levantamientos y lanzamientos -halterofilia, lanzamiento de peso, etc.-, las carreras de velocidad o los saltos.
¿Y el tenis? ¿Qué tipo de ejercicio se hace cuando se juega en partido? Aparentemente no podemos clasificar este deporte de manera absoluta en ninguno de los dos apartados, así que tendremos que analizar cual es el ejercicio predominante. Un vistazo rápido al juego durante una siesta de mediados de junio puede darnos la idea de que lo más importante es atizar a la bola con la raqueta cuanto más fuerte mejor, y que lo que hace un jugador de tenis es repartir mandobles separados por descansos. Un golpe de bola, ya sea de saque, volea, drive o revés, se reduce a un esfuerzo corto e intenso, sin necesidad, por tanto, de aporte de oxígeno. Un ejemplo claro de ejercicio anaeróbico. Pero el tenis no es así. La componente más importante de un buen jugador de tenis es su movilidad, debe tener capacidad de llegar de un extremo a otro del campo con rapidez para alcanzar los pelotazos del contrario. De nuevo, un análisis superficial puede llegar a la conclusión de que esos sprints son eminentemente anaeróbicos y, en consecuencia, el conjunto de la práctica del tenis debería ser considerado como anaeróbico. Pero la movilidad de un jugador de tenis, a pesar de los descansos cada dos juegos, es contínua, extendida en el tiempo, y requiere de jugadores con un gran fondo físico capaces de aguantar en el campo más de dos horas. Ha de considerarse que la principal componente de la práctica del tenis es el esfuerzo aeróbico, combinado con ejercicio anaeróbico. Por supuesto, estamos hablando de partidos de tenis, no de pachangas recreativas en las que los contendientes solo corren hacia el bar cuando ha terminado el simulacro de confrontación deportiva, en las que el ejercicio sí es eminentemente anaeróbico, ya que lo único que preocupa en esas situaciones es poder meterle cebollazos sin parangón a la bola, sin ocuparse de estar bien colocado, de automatizar los desplazamientos laterales, e incluso sin necesidad de respirar o de pensar.
Para concluir, citaré algunos párrafos de documentación que he podido encontrar sin demasiado esfuerzo.
Biblioteca Nacional de Medicina de los EE.UU.
Departamento de Medicina de Polar Electronics
Dra. Bonilla Eizaguirre, Fundación Española del Corazón
Sin nada más que añadir, me despido con un saludo.
Mullin es una de estas personas. Yo tambien. Lo delirante es que concidamos en tiempo y espacio, y a veces sucede. Entonces basta una espuria chispa para que la discusión explosione, y se convierta en una pelea dialéctica capaz de pasar sin avisar desde un tono digno de conversaciones escolásticas en el Christ Church College hasta otro propio de los barrios bajos con tintes carcelarios.
El último episodio de estos encontronazos ha estado dedicado a una duda que nos inunda y nos desborda, y que no es otra que la señalada en el interrogante del título: ¿Es el tenis un deporte primordialmente aeróbico o anaeróbico? No hemos conseguido ponernos de acuerdo a pesar de los bastos -sí, con b, como sinónimo de rústicos- conocimientos atesorados tras años de experiencia en el ámbito de la práctica deportiva pasiva, y he decidido utilizar este público medio de expresión para intentar zanjar la disputa. Quizá el Posting Catch sería el mejor sitio en el que situar este comentario, pero tras unos intensos, aunque breves, momentos de reflexión he preferido incluirlo en el batiburrillo para no saturar los aposentos de la RFEPC.
Empezaré por señalar brevemente los puntos clave de la disputa, a partir de los que podremos, espero, establecer una distinción clara. El ejercicio físico se puede clasificar de bastantes formas, pero si atendemos a criterios conjuntos de capacidad cardiaca, respiratoria y muscular se puede establecer la división entre aeróbico y anaeróbico.
El ejercicio aeróbico se caracteriza por la obtención de energía para el esfuerzo utilizando oxígeno como combustible, y un efecto directo de la práctica de deporte aeróbico es la mejora de la circulación sanguínea y del aporte de oxígeno a los músculos implicados en el movimiento. El grado de intensidad puede ser bastante variable, pero podríamos establecer como límite superior del ejercicio aeróbico el 85% de la capacidad cardiaca máxima de una persona. Esta capacidad puede ser fácilmente calculada por aproximación restando la edad del individuo a 220, de forma que una persona de 30 años tiene una de 190 ppm. Su límite aeróbico, por tanto, se situaría en 160 pulsaciones aproximadamente, luego todo el ejercicio físico que realizara por debajo de esta cifra de pulsaciones por minuto redundaría en una mejora de su volumen de esfuerzo extendido en el tiempo. Coloquialmente nos entendemos si decimos que aumentaría su "fondo". Deportes totalmente significados como aeróbicos son, por ejemplo, el ciclismo, la carrera de larga distancia o la natación de fondo.
El ejercicio anaeróbico ocupa el espacio suplementario del aeróbico, y se distingue por obtener la energía sin necesidad de oxígeno, directamente de la síntesis muscular de los hidratos de carbono (glucólisis anaeróbica), de manera que esta energía consigue de manera prácticamente inmediata, pero su extensión en el tiempo es menor. El esfuerzo realizado por encima del 85% de la capacidad cardiaca máxima es anaeróbico, y produce una mejora en la condición de los músculos rápidos y fuertes -explosividad-, aunque no se traduce en un progreso de la condición física general. Siguiendo el ejemplo aeróbico, nuestro deportista de 30 años haría un ejercicio anaeróbico siempre que sus pulsaciones por minuto se situaran entre 165 y 185 aproximadamente. Este tipo de esfuerzo provoca las "agujetas": el consumo muscular de hidratos tiene como resíduo al ácido láctico, que no tarda en convertirse en lactato capaz de cristalizar y producir, en las siguientes 24-48 horas, microrroturas musculares dolorosas. Los ejemplos más claros de deportes anaeróbicos pueden ser los levantamientos y lanzamientos -halterofilia, lanzamiento de peso, etc.-, las carreras de velocidad o los saltos.
¿Y el tenis? ¿Qué tipo de ejercicio se hace cuando se juega en partido? Aparentemente no podemos clasificar este deporte de manera absoluta en ninguno de los dos apartados, así que tendremos que analizar cual es el ejercicio predominante. Un vistazo rápido al juego durante una siesta de mediados de junio puede darnos la idea de que lo más importante es atizar a la bola con la raqueta cuanto más fuerte mejor, y que lo que hace un jugador de tenis es repartir mandobles separados por descansos. Un golpe de bola, ya sea de saque, volea, drive o revés, se reduce a un esfuerzo corto e intenso, sin necesidad, por tanto, de aporte de oxígeno. Un ejemplo claro de ejercicio anaeróbico. Pero el tenis no es así. La componente más importante de un buen jugador de tenis es su movilidad, debe tener capacidad de llegar de un extremo a otro del campo con rapidez para alcanzar los pelotazos del contrario. De nuevo, un análisis superficial puede llegar a la conclusión de que esos sprints son eminentemente anaeróbicos y, en consecuencia, el conjunto de la práctica del tenis debería ser considerado como anaeróbico. Pero la movilidad de un jugador de tenis, a pesar de los descansos cada dos juegos, es contínua, extendida en el tiempo, y requiere de jugadores con un gran fondo físico capaces de aguantar en el campo más de dos horas. Ha de considerarse que la principal componente de la práctica del tenis es el esfuerzo aeróbico, combinado con ejercicio anaeróbico. Por supuesto, estamos hablando de partidos de tenis, no de pachangas recreativas en las que los contendientes solo corren hacia el bar cuando ha terminado el simulacro de confrontación deportiva, en las que el ejercicio sí es eminentemente anaeróbico, ya que lo único que preocupa en esas situaciones es poder meterle cebollazos sin parangón a la bola, sin ocuparse de estar bien colocado, de automatizar los desplazamientos laterales, e incluso sin necesidad de respirar o de pensar.
Para concluir, citaré algunos párrafos de documentación que he podido encontrar sin demasiado esfuerzo.
Biblioteca Nacional de Medicina de los EE.UU.
Los ejercicios aeróbicos hacen que el corazón bombee sangre de forma más rápida y con mayor fuerza de lo normal. Debido a que la sangre se bombea más rápido, necesita oxigenarse con mayor rapidez, lo que acelera la respiración. El ejercicio aeróbico fortalece el corazón y promueve niveles de colesterol saludables. Entre los aeróbicos de bajo impacto están el caminar y nadar. Correr, jugar tenis y bailar son aeróbicos de alto impacto.
Departamento de Medicina de Polar Electronics
En otros deportes, la duración de un partido viene delimitada en el reglamento. En tenis esta duración está condicionada, no obstante se puede determinar que en cuanto al tiempo, un partido es de “larga duración” y es por tanto básico el trabajo aeróbico, como fundamento en la cualidad de resistencia. La intensidad de juego en algunas bolas, con los cambios de ritmos que implica su acción táctica, lleva a realizar en los jugadores, trabajos que desarrollan su resistencia anaeróbica.
Dra. Bonilla Eizaguirre, Fundación Española del Corazón
El tenis es un deporte que requiere fuerza, potencia muscular y flexibilidad articular en los brazos para proporcionar una alta velocidad a la pelota. Necesita mantener una aceptable preparación aeróbica y una buena coordinación de movimientos, además de mantener unas extremidades fuertes.
Sin nada más que añadir, me despido con un saludo.