Damas, caballeros, engendros, os presento a nuestro primer invitado: Andrei Chikatilo.
Jeje, ¡soy yo!

Este hijoputa tan salao es conocido como el Hannibal Lecter soviético, el cabroncete de él cometió unos 53 crímenes. Vivía una doble vida, por un lado hombre casado trabajador y miembro de la sociedad comunista del momento, y por otro su lado oscuro, en el que se mostraba como una especie de Michael Jackson sadomasoquista.
Hombre con problemas sexuales, bastante impotente, vivió en Rostov, una ciudad a unas 500 millas de Moscú. Sus cotos de caza favoritos eran ferrocarril y de autobuses. Sus juegos favoritos eran el destripamiento y la mutilación, canibalismo y sadismo. Después de doce años de actuar impunemente, finalmente fue descubierto en 1992 (el cabroncete de él se corrió una buena juerga).
Muchos culpan a la incompetencia de las autoridades soviéticas por negarse a admitir la existencia de tan tremendo hijoputa en su utópica sociedad socialista, lo cual propició que se lo pasase pipa durante más de una década. En una ocasión estuvo detenido, no pudiendo determinarse su culpabilidad en el crimen. Otra vez libre continuó con la diversión.
Nació en Ucrania el 16 de Octubre de 1936, en una pequeña aldea en tiempos de mucha gazuza, cuando morían millones de personas cuyos cadáveres se amontonan en las calles y campos (los rusos estos parece que ni se molestaban en enterrarlos). Su madre (que debía ser psicóloga y haber estudiado en la misma universidad que el tio de Kalimotxo) no paraba de repetirles a él y a su hermana cuando estaban en su regazo como su hermano mayor, Stepan había sido raptado y devorado, aunque no era un caso aislado en aquellos duros años treinta, el hecho parece que le trastornó un poquillo.
En la escuela era el mítico empollón inadaptado, incapaz de aceptar su miopía, (sus primeras gafas las tuvo a los treinta años), y para colmo tenía pequeñas pérdidas de orina (vamos que hasta los doce años, mojaba la cama por la noche...). Siempre era el objeto de los caneos de sus compañeros de clase, cualquiera podía decirle lo que fuese, él se limitaba a joderse y aguantarse. No es de extrañar que con el tiempo, se fuese volviendo un cabronazo, después de ver todas las putaditas que le hacían a diario. A medida que iba creciendo, se hacía más tímido con las mujeres, hasta el punto de hacer fracasar su primer polvete por correrse al abrazar a la chica (hay que joderse...), de ahí surgieron los primeros rumores de su impotencia (Je,je).
Como todos los ciudadanos soviéticos sirvió en el ejército y luego se dedicó a los estudios, obteniendo tres títulos: en lengua y literatura rusa, en ingeniería y en marxismo-leninismo (no era como los catetos de Puertohurraco).
En 1971, se gana el título de maestro. Comenzó a darse cuenta que no le gustaban las maduritas y empezó a fijarse en las menores de 12 años, colándose en los dormitorios para verlas en ropa interior mientras se masturbaba con la mano dentro del bolsillo.
A pesar de su pequeño secretito, pudo encontrar una esposa (debía de ser bastante limitada la mujer), y aunque era incapaz de mantener una erección (pobre chaval...), sí podía eyacular (oye, peor es no tener piernas -o no, vete a saber-). Las pasó putísimas, pero consiguió dejar preñada a su parienta, pero no dejaba de pensar, que la naturaleza lo había castigado castrándolo al nacer (y la verdad que pienso que tenía toda la razón del mundo). Era un marido de carácter estable y trabajador, un padre que nunca levantaba la voz ante los hijos, un respetado miembro del partido comunista (su comunismo por lo visto rayaba en la demencia) que leía los periódicos y se mantenía al corriente de la actualidad. Discreto, vivía con la rigurosa austeridad que corresponde a un verdadero soviético.
En la escuela en la que trabajaba, sus alumnos se reían de él, le apodaban "el ganso" porque sus largos hombros encorvados hacían que su cuello pareciese alargado, y para colmo lo tenían por tonto prar más inri el mamoncete de él no hacia nada remediarlo, tampoco cuando le empezaron a llamar "afeminado", ni cuando le pegaban arrojándole una manta por encima o cuando lo sacaban de las aulas a patadas. Después de cierto tiempo le adquirió tanto miedo a los chicos que empezó a llevar un cuchillo a su trabajo (por si las moscas, como quien sale con navaja por su propia seguridad, vamos).
El 22 de diciembre de 1978, Chikatilo mató por primera vez a los 42 años (se estrenó algo tarde), abordó en la calle a una niña de nueve años de edad, y la convenció para que se fuera con él a una cabaña que poseía en las afueras de la ciudad. Sabía como hablar a los niños mejor que espinete (era maestro y tenía dos churumbeles). Una vez allí la desvistió con violencia. Accidentalmente, le hizo un rasguño del que brotó sangre, hecho que le propició una empalmada inmediata. Luego, sacó un cuchillo y se lo clavó a la niña en el estómago. Con cada puñalada notaba que se acercaba más al orgasmo, por lo que no cesó de hacerlo hasta que se fue por la picha pa' bajo. Chikatilo había intentado satisfacer su necesidad sexual movido por la esperanza de llegar a ser igual que los demás, pero no lo era (almenos no se parece demasiado a mi, examínense vosotros).
Dos días después de este crimen la policía encontró los restos de la niña en el río Grushovka, y cerca de la cabaña de Chikatilo una gran mancha de sangre. Los policías interrogaron al hombre, pero acabaron inculpando a otro agresor sexual, Alexander Kravchenko. Chikatilo era, por las paradojas que marcaban sus actos, más dual que nunca.
Era el típico marido sumiso y asexual (jarl). Hacía todo lo que su mujer le ordenaba o casi todo. Por lo visto, tenía problemas con la churri, ya que a ella la picaba el chichi y el la tenía cono un gusanito de 'Rufinos', motivo por el cual su mujer no dejaba de recordarle que su cimbel estaba mas seco que la momia de Lenin. Su acusación de haber molestado sexualmente a los estudiantes le costo el trabajo, pero gano uno nuevo en una fabrica en el que tenia que estar viajando constantemente, siempre se estaba moviendo lo cual le vino de puta madre para escoger sus nuevas víctimas.
Tres años pasarían antes de que Chikatilo asesinara por segunda vez, el 3 de septiembre de 1981. Su segunda víctima fue Larisa Tkachenko de 17 años de edad, la convenció de ir con él al bosque para tener hacer guarreridas sexuales, pero fallo en el intento por lo que ella se empezó a mofar de él, esto lo enfureció, perdió el control, estranguló a la mujer y eyaculó sobre el cadáver, mordisqueo su garganta, le corto los senos y en su frenesí se comió los pezones (ñam, que ico...). Después de esto, se pensó que era una especie de Michael Jackson grabando el videoclip de Thriller, y comenzó a lanzar aullidos mientras bailaba una danza de guerra alrededor del cuerpo. En esos momentos supo que volvería a matar, que le había molado, vaya. Los dos primeros asesinatos de Chikatilo tuvieron cierto carácter fortuito. Es posible que, en ambos casos, sus intenciones fueran solamente de índole sexual. Los gritos de terror le se la ponían como un canto, pero era el asesinato en sí lo que presentaba para él el acto sexual supremo, el máximo exponente, vaya.
Su tercera víctima fue Lyuba Biryuk, fue raptada de una villa y fue acuchillada 40 veces en el bosque, le mutilaron los ojos esto se volvería algo común en sus asesinatos (al hombre parece que le motivó), la firma mortal de Chikatilo.
Chikatilo no perdió el tiempo y asesinó a otras 3 personas ese año, entre ellas se encontraba su primera víctima masculina, Oleg Podzhivaev de 9 años de edad, el cuerpo no se encontró pero Chikatilo confesó ser el responsable y que le había arrancado los genitales. Por aquel entonces, la prensa estaba enloquecida con el asesino en serie, el modus operandi era siempre el mismo, sus víctimas siempre se encontraban en los bosques, con indicios de violencia y sadomasoquismo (encima en buenas cantidades), y en ocasiones les faltaban miembros a las víctimas, eran niños, niñas y chicas jóvenes. Entre ellos había muchos escapados de casa y retrasados mentales (hacía ascos a nada si cumplían con el perfil requerido), pues se dejaban convencer más fácilmente y agradecían su ayuda en el laberinto del sistema de transportes local, con el que no estaban familiarizados.
En 1984 asesinó a 15 personas. Chikatilo los elegía entre la multitud en estaciones ferroviarias y en paradas de autobús, y con alguna mentirijilla, los convencía para que lo siguieran a alguna zona boscosa. Una vez allí les infligía numerosas puñaladas (entre treinta y cincuenta, riete tu de los asesinos del juego de rol ese). Casi todas las víctimas sufrían la mutilación de los ojos. A las adolescentes o chicas jóvenes les seccionaba los pechos o los pezones (yum, yum), ya fuera con sus afilados cuchillos o mismamente con los dientes. El útero era extirpado con tal precisión que para los maderos que lo buscaban todos los cirujanos de la provincia de Rosstov pasaron a ser sospechosos en potencia.
Mientras las violaba, se enfurecía tanto por llegar tan rápidamente al orgasmo que les machacaba la cara a golpes (no había comprendido el chaval que lo que había que machacarse era otra cosa...). Para ocultar su impotencia, a veces, con la ayuda de una ramita, colocaba el semen en la vagina de la víctima (eso es muy trite, hay que joderse). En el caso de los niños, los atacaba nada más hallarse a solas con ellos en el bosque: un golpe para aturdirlos con las manos atadas y unos golpes de cuchillo poco profundos para establecer su dominio sobre ellos. Posteriormente los mutilaba a mordiscos, les cortaba los genitales o solamente extirpaba los testículos, que guardaba a modo de trofeo. En algunas ocasiones realizaba estas amputaciones cuando la víctima se hallaba aún con vida, aunque no consciente. En ninguno de los casos se encontraron las partes del cuerpo seccionadas en las cercanías de la escena del crimen, encíma hacía andar de más a los policías.
Además practicaba actos de canibalismo, en sus declaraciones confesaría que le gustaba tragarse las partes del cuerpo más blanditas....
El Instituto Serbsky de Moscú diseñó el perfil de un hombre ostensiblemente normal, probablemente casado, con un trabajo regular, y por esperma hallado en los cuerpos de sus víctimas, se supo que su sangre era del grupo AB. El 14 de septiembre de 1984, detuvieron a Chikatilo en el mercado de Rosstov, pues en líneas generales encajaba con la descripción del asesino, pero no pudieron demostrar nada más (por lo visto, los rusos eran más incompetentes todavía que el servicio de inteligencia de Lepe).
Por esas alturas, los archivos de la policía contenían datos de unos 26.500 sospechosos. Cuando apareció el cadáver número treinta, los periódicos empezaron a dar noticias del posible asesino en serie, quienes todos creían un retrasado mental, a pesar que la policía no estaba de acuerdo, pues la amplia dispersión del asesino indicaba que éste disponía de un vehículo, y en Rusia por lo visto a los disminuidos les dejaban ser policias, pero no conducir.
Chikatilo fue acusado de haber robado un rollo de linoleo de su oficina, siete meses después con ese caso aun pendiente, fue arrestado por comportamiento impropio en la estación de autobuses de Rostov, fue sentenciado a 15 días en prisión, pero la policía creía (al fin) que él era el asesino, así que compararon la sangre de Chikatilo con el semen encontrado en los cuerpos de las víctimas e inexplicablemente no era el mismo tipo de sangre (por lo visto Corky era el jefe del equipo de CSI ruso), fue sentenciado a un año en cárcel por el robo del linoleo pero el juez (que también era especial, como los policias y los del CSI) simpatizó con él y lo liberó antes, el asesino estaba libre otra vez.
El 17 de octubre de 1990 para celebrarlo volvió a matar en un bosque cercano a la estación de Donlesjoz.
Este crimen absorbió a toda la policía local y a una fuerza antidisturbios de 100 hombres. Pero dos semanas después, Chikatilo volvió a actuar, y ésta vez fueron unos 600 detectives los encargados de investigar a lo largo de la línea de los bosques, en dónde montaban guardia tres o cuatro oficiales en los apeaderos más aislados.
El 6 de noviembre de 1990, uno de estos detectives, el sargento Igor Rybakov, vio surgir del bosque un hombre con traje y corbata. Mientras observaba cómo éste se lavaba las manos en la fuente advirtió que tenía un dedo vendado y una mejilla manchada de sangre. Le pidió los documentos y elevó un informe de rutina. Cinco días después encontraban un nuevo cadáver en ese mismo lugar el cual estimaron que llevaba muerto más o menos una semana.
El homicida tenía que haber pasado por la estación, y el culpable no podía ser otro que el sospechoso del informe de Rybakov (los rusos serán gilipollas, pero tampoco son unos Jazzid's). Lo arrestaron el 20 de noviembre, sospechoso de haber asesinado a 36 víctimas, todos ellos mujeres y niños. Su esperma (a saber como se lo consiguieron sacar), aunque no su sangre, sí era AB.
El fiscal general de la provincia de Rosstov emitiría una orden de detención contra Chikatilo, efectiva a partir del 20 de noviembre de 1990. Y ese mismo día, en efecto, fue retenido por la KGB, mientras éste con paso lento y senil decía "¿Cómo pueden hacerle esto a una persona de mi edad?". En los interrogatorios, afirmó que simplemente era un ciudadano normal, que no había cometido ningún tipo de delito, y que era objeto de una persecución absurda por parte de la policía. El 27 de noviembre prometió que estaba dispuesto a aportar pruebas de sus crímenes si no continuaban atosigándole con los interrogatorios que le recordaban los detalles, y dos días después se derrumbó ante un psicólogo a quién acabó confesando 53 asesinatos. Posteriormente guió a los investigadores a los distintos lugares con la esperanza de que el número de muertes lo convirtiera en un "espécimen de estudio científico".
Escribió una declaración firmada para el Fiscal General, que decía: "Me detuvieron el 20 de noviembre de 1990 y ha permanecido bajo custodia desde entonces. Quiero exponer mis sentimientos con sinceridad. Me hallo en un estado de profunda depresión, y reconozco que tengo impulsos sexuales perturbados, por eso he cometido ciertos actos. Anteriormente busqué ayuda psiquiátrica por mis dolores de cabeza, por la pérdida de memoria, el insomnio y los trastornos sexuales. Pero los tratamientos que me aplicaron o que yo puse en práctica no dieron resultados.
Tengo esposa y dos hijos y sufro una debilidad sexual, impotencia. La gente se reía de mí porque no podía recordar nada. No me daba cuenta que me tocaba los genitales a menudo, y sólo me lo dijeron más tarde. Me siento humillado. La gente se burla de mí en el trabajo y en otras situaciones. Me he sentido degradado desde la infancia, y siempre he sufrido. En mi época escolar estaba hinchado a causa del hambre e iba vestido con harapos. Todo el mundo se metía conmigo. En la escuela estudiaba con tanta intensidad que a veces perdía la consciencia y me desmayaba. Soy un graduado universitario. Quería demostrar mi valía en el trabajo y me entregué a él por completo. La gente me valoraba pero se aprovechaba de mi carácter débil. Ahora que soy mayor, el aspecto sexual no tiene tanta importancia para mí, mis problemas son todos mentales.
En los actos sexuales perversos experimentaba una especie de furor, una sensación de no tener freno. No podía controlar mis actos. Desde la niñez me he sentido insuficiente como hombre y como persona. Lo que hice no fue por el placer sexual, sino porque me proporcionaba cierta paz de mente y de alma durante largos periodos. Sobre todo después de contemplar todo tipo de películas sexuales. Lo que hice, lo hice después de mirar los vídeos de actos sexuales perversos, crueldades y horrores."
Lo que la policía dedujo de esta declaración, es que el asesino trataba de buscarse una posible salida alegando enfermedad mental, una obsesión de tratamiento psiquiátrico.
Los psiquiatras del Instituto Serbsky, no obstante, lo veían como un sádico prudente que no sufría ningún trastorno que pudiera impedirle que sus actos estaban mal, que eran actos premeditados, vamos, que ya habían hecho suficiente el canelo como para que encíma el hijoputa este se les pasase por loco. Por esa razón, en octubre de 1991, dieron a conocer sus conclusiones, diagnosticando que el asesino estaba "legalmente cuerdo". El juicio de Andrei Chikatilo se iniciaba en abril de 1992, y duraría hasta octubre de ese mismo año. Éste, con la cabeza rasurada, presenció su juicio desde un cubículo de metal (al más puro estilo Lecter). El primer día deleitó a los fotógrafos esgrimiendo una revista porno, pero más tarde, abatido, se quitó la ropa y meneó el pene gritando: "Fijaos que inutilidad, ¿Qué os pensáis que iba a hacer con esto?"
Los jueces no dudaron en anunciar el veredicto que habían nominado: el 15 de octubre de 1992 fue sentenciado a la pena capital, y fue ejecutado en la prisión de Moscú el 16 de febrero de 1994.
Dejad que los niños se acerquen a mi...

Adaptado de aquí.