pH, más que hamor, frensi.

Carlos es el más alto del grupo. Mide casi dos metros y pesa cien kilos. Es el más loco también. Su cabeza parece casi normal, excepto por un detalle: No tiene orejas. Su afición por coger cualquier cosa que emita sonidos y ponersela al oido como si fuera un teléfono hizo que se quemara sus dos pabellones con una plancha, ya que al coger por un lado "no oía nada" y por el otro "no debía tener cobertura".
Diego es el más bajo, pero también el más fuerte. Levanta un barril de cerveza con una mano hasta ponerselo al hombro. Su felicidad es absoluta a cada momento del día. Su sonrisa, inmutable. Su pelo es un muestrario de peluquería, con rizos, mechas, zonas rapadas y trenzas de pequeño tamaño. Y sus ojos no dejan de moverse. Y no siempre en la misma dirección.
Pedro se cree irresistible para el sexo masculino. Es homosexual, gordito y con un matojo de pelo en el pecho que haría palidecer de envidia a un oso. Y tiene su exito. Pero como mamporrero.
Marcus es singular. Mulato, transexual indefinido, sus compañeros no saben nunca si tratarle en masculino o en femenino. Tiene fijación por los objetos punzantes. Y por clavarlos en cuerpos ajenos.


Nos leemos.