La espera

Adoradores de Ken Follet, seguidores del Marca, Gafa-Pastas afiliados al Kafka, histéricos del Harry Potter...
Avatar de Usuario
Juggernaut
Hombre de Mundo
Mensajes: 4904
Registrado: 02 Ago 2003 12:35
Ubicación: en una galaxia lejana, muy lejana

La espera

Mensaje por Juggernaut »

Primer relato salido de mi universo personal.


La espera.

Le estaban esperando.

Llevaban esperando desde hacía dos horas. Después que saltara el chivatazo inicial, todos los reyes del hampa de la zona habían estado locos buscando quien podía ser el afortunado bastardo que tenía aquellas capacidades, y hacerlo suyo. No todos los días se podía encontrar una gallina de huevos de oro de tamaño calibre como la que estaban a punto de cazar.

Mientras esperaba, Martín no podía dejar de pensar que era como si le hubiese tocado la lotería. Las probabilidades en contra que él se econtrara allá esperando que la fortuna le cayera del cielo eran astronómicas. Pero qué demonios, alguna vez puede que te toque algo que nunca hubieras soñado, se dijo.
Cada vez que lo pensaba, se le antojaba todo más improbable todavía.

Primero, la alarma. saltó como siempre saltan estas cosas, por alguien con aprietos que, para quitarse los aprietos de encima, buscó a alguien con más aprietos todavía.

______________________________________

El sujeto que inició toda esa historia, la mayor cacería del hombre en que había participado Martín, fue Antonio Heraldo. Un "broker", como le gustaba llamarse. A efectos prácticos, un hampón como Martín jamás llegaba a enterarse de cómo hacía exactamente su trabajo ese hombre, o los otros muchos que proporcionaban dinero a la organización que Martín había llegado a considerar como suya. No les importaba cómo hicieran el dinero, mientras lo hicieran. Ellos solo se ocupaban de "proteger" a los que creaban dinero, a... ¿Cómo lo llamaba el jefe?... "esponsorizarlos", eso. Claro, casi todo lo que ganaban pasaba a formar parte de las arcas de la organización, pero si no hubieran sido ellos, serían otros, como le hacían comprender al pobre idiota que tuviera esa habilidad.

El desgraciado imbécil de Antonio había cometido errores... últimamente parecía que no tuviera ya esa facilidad para poder obtener grandes sumas. Incluso había hecho que algún amigo del jefe perdiera dinero. Eso no podía permitirse, claro, así que el jefe hizo un par de intentos para "estimularlo". Martín había supervisado alguna vez estas sesiones, controlando a los ejecutores de la orden para que no quedaran marcas visibles. La última vez, sin embargo, la pérdida fue aún mayor, y se consideró que el esfuerzo ya no valía la pena. El Sr. Heraldo había acabado su vida útil, y era mejor "reciclarlo". La organización se tomaba mucho trabajo en mantener controlados a los "socios voluntarios" para evitar atraer publicidad sobre sí misma. Ese trabajo llegaba a ser durísimo (Martín recordó aquel científico casado al que tuvieron que convencer de la necesidad del silencio provocando accidentes a su mujer. Pero eso los quemaba demasiado rápido). Evidentemente, solo se realizaba ese esfuerzo si valía la pena. En el caso de Antonio Heraldo, estaba claro que la solución tenía que discurrir por otros derroteros... una solución definitiva.

Al tratarse de un trabajo que no tenía que ser de mucha calidad, el jefe lo subcontrató a unos chapuceros, si bien mandó a alguien a controlarlos a su vez a éstos, Pedro, un subordinado de Martín. Las instrucciones eran claras.

Entonces fue cuando sucedió. Bajo la presión de saberse a punto de morir, el pobre Heraldo confesó ante sus captores tener "algo más", algo que les iba a hacer "inmensamente ricos", algo por lo que le iban a dejar vivir, "algo increíble". Evidentemente, nadie le creyó. El golpe de gracia llegó justo cuando Heraldo decía que los documentos se encontraban en un cajón de la cómoda.

Después que acabara el escándalo, Pedro miró el cajón, encontró un montón de papeles con tablas de cifras, algunas de ellas marcadas en rojo. se encogió de hombros, cogió los papeles y volvió a la empresa.

Una vez recibido el informe, Martín se sentó y examinó los papeles. No eran más que datos de cotizaciones en bolsa, sacadas en intervalos de media hora, así como datos de compras y ventas de acciones, realizadas por usuarios de la empresa en la que el pobre Heraldo trabajaba "de cara al público". Había varias operaciones de compra marcadas en rojo. También había varias cotizaciones de empresas en un momento concreto marcadas en rojo. Evidentemente, Martín no sabía qué demonios significaba aquello, su organización no estudiaba los métodos de hacer dinero.

Su organización estudiaba a las personas que hacían dinero, y no podía dejar de recordar el comentario de Pedro respecto a la muerte de Antonio Heraldo: "Parecía que dijera la verdad, jefe".

Martín sacudió la cabeza y se fue a la cama, pensando que al día siguiente le llevaría esa información a otro de sus "voluntarios". Tenía que hacerlo con alguien que no estuviera "quemado", que trabajara en el mundo de la bolsa, y que todavía creyera que su trabajo era suyo, y no de la organización. Alguna adquisición reciente, de mente ágil... Verónica? mmm... puede que si. Además, tenía aquellas piernas y aquel culo tan adorables...

_____________________


Verónica estudió los papeles con detenimiento. Sus preciosos ojos grises se fijaron rápidamente en la relación que había entre las cotizaciones de las empresas destacadas en rojo y las operaciones de compra y venta de acciones también resaltadas. Martín le había llevado los datos, diciendo que los habían encontrado en el cajón de un empleado al que habían despedido de una de las empresas del grupo. Lo adornó un poco, diciendo que el empleado era desleal, pero inteligente, y que sospechaban que esos datos pudieran ser de valor, aunque no sabían descifrarlos. Y mientras ella se había puesto a observar los datos, él se había quedado observándola a ella. Martín fantaseaba con el momento en que Verónica empezara a preguntarse demasiadas cosas sobre la organización que la "promocionaba", y hubiera que aplicarle alguna clase de "medida disciplinaria". Se aseguraría muy bien que dichas medidas fueran administradas por él mismo. Con las mujeres guapas, las "reprensiones" siempre eran motivo de júbilo entre el personal "correctivo".

En ese momento, Martín despertó de su ensoñación, esperando que no se notara el bulto del pantalón, ya que Verónica lo estaba mirando fijamente. Enseguida se dió cuenta que la mirada era de intensa concentración, no de duda o sospecha. Y se relajó, esperando la explicación.

-Estos datos no pueden ser correctos. Me estás tomando el pelo, Martín.
-No, te aseguro que es lo que encontramos.
-Martín, si esto es cierto, tu ex amigo ha encontrado: o bien a un Dios, o bien a un adivino. En cualquiera de los dos casos, estamos hablando de algo que es imposible.
-Por qué?- dijo él -No entiendo lo que me estás diciendo, ¿qué problema tienen esos datos?
-Observa. Por una parte, tenemos las operaciones de compra y venta de acciones por parte de unos cuantos usuarios de ésta empresa. Y por otra, tenemos cuales fueron las cotizaciones de las empresas para las que se realizaron esas compras de acciones... y marcadas en rojo, las que corresponden al periodo siguiente (la siguiente media hora) de la operación de compra.
-Bien, si, lo entiendo... ¿y qué?- dijo Martín, aburrido. Siempre se aburría con esos detalles, ¿por qué demonios tenía que saber algo él de todo eso? ¿Por qué si no dejaban vivir a gente como ella, sino para que les evitara todo eso?
-Pero no te das cuenta? Absolutamente todas las compras y ventas ganan dinero! Y esos usuarios siempre trabajan del mismo modo, parece que sean la misma persona. Por eso digo que debe tratarse de un adivino. Parece saber, instantes antes, cual es la empresa que va a subir de cotización, y realiza dos operaciones. Compra, antes de que suba, y vende, después de que suba. Y fíjate que vende justo antes de que la empresa empiece otra vez a descender. En media hora, por ejemplo, en estas dos operaciones de aquí- señaló un par de marcas rojas a la vez que hablaba -ganó más de setecientos euros.
-Bueno, no es mucho, no?- dijo él, pensando en qué había aquí que valiera la pena.
-¿Pero no te das cuenta de cuántas operaciones hace? Y además, esto es sólo un pequeño extracto. Aquí hay solo un día de datos! Qué demonios podría hacer este tío en dos meses? No he calculado esto, pero aquí hay muchísimo dinero en juego.
-De acuerdo, a ver si me entero. Me dices que esta persona se puso en contacto con este empleado para hacer esas compras...
-No, no- le interrumpió ella -esto son datos de compra y venta a través de internet. Nuestras empresas son las que permiten hacer estos intercambios de forma más rápida, y comprar por internet acciones o venderlas más rápidamente. Por eso ese usuario nos escogió a nosotros... y debe ser la misma persona. Madre de Dios, qué es lo que tenemos aquí?
-Vale, espera- dijo él, esforzándose en entender de qué iba todo eso -¿me estás diciendo que hay una persona que es capaz de saber que una empresa va a subir de precio antes de que eso se produzca, y durante cuánto tiempo, y que esa persona está utilizando nuestros servicios para hacerse rica de ese modo?
-Si, podría decirse así. Lo que no entiendo es como demonios lo sabe. Eso es imposible! Hay millones de personas que lo han intentado, y siempre tienen fallos. Pero en este caso... no hay ningún error!
-Bueno, entre millones, al final una lo habrá conseguido.
-Es apasionante. Es que si puedes hacer eso... ¡eres el puto amo! Quiero mirar esas cuentas de usuario, a ver qué más transacciones han realizado. Quiero ver...
-No- dijo él. Cuando ella iba a decir algo más, le dijo -no podemos, como empresa, comprometer la confidencialidad de este usuario. Nuestro deber es protegerle y ayudarle para realizar sus operaciones, y si él las hace excepcionalmente bien, mejor para él.
-Pero...- dijo ella.
-Verónica, de verdad. Olvidarás esos datos, y olvidarás que esa persona existe, y haremos como si no hubiéramos visto lo que hemos visto. Debemos protegerle, no desenmascararle.
-Yo...
-Y esta discusión acaba aquí.

Se marchó dejándola con la palabra en la boca. Era una lástima, porque era muy inteligente y les daba mucho dinero, pero era probable que aquel episodio hiciera que empezara el burn-out para Verónica, quizá empezara a preguntar demasiado a partir de aquel día. Se dijo que después debería dejar indicado un seguimiento recio sobre ella, y si se notaba que intentaba descubrir algo por su cuenta... bien, no tendría más remedio que "convencerla". Sus pantalones empezaron otra vez a abultarse con aquella visión, a la vez que su sonrisa, pero a él no le importaba.

Su mente estaba completamente abstraída con lo que acababa de descubrir. Un verdadero golpe de suerte. Su olfato de cazador de talentos ya le estaba avisando que la pieza que iban a cobrar era de una entre un millón.

Desde luego que su deber era proteger a aquel usuario. Desde luego. Empezarían en ese mismo momento. Lo primero era encontrarlo. A ver si conseguía sacar de aquel galimatías los identificadores (creía que se llamaban así) de los usuarios que estaban marcados, y se los pasaba a la empresa del finado Sr. Heraldo, para que encontraran quien era.

Empezaba la caza. Y esta vez la pieza prometía.

_________________


Y por fin, ya estaba delante de su casa.

Y le estaban esperando.

Martín, en el coche blindado del jefe, con el jefe mismo, que no había querido perderse la operación. Una deferencia increíble para con Martín, que veía este momento como la culminación de toda su carrera.

Había habido problemas de todo tipo. Verónica... una lástima la pérdida de tal belleza, en la flor de la juventud. Tan inteligente... no debería haber investigado. O al menos, si lo hubiera hecho de modo normal, dejando rastro, se la hubiera "aconsejado", y ya está. Pero la muy zorra era demasiado inteligente y no había dejado rastro para ellos. El caso es que incluso se había atrevido a pasar información, que de boca en boca, de mail en mail, había llegado a otras organizaciones.

Ella recibió un castigo supervisado por el jefe. Y nada de violaciones, se la habían cargado y hecho desaparecer el cadáver, para que no quedaran pistas para las organizaciones rivales.

En la última semana, habían recibido como 10 agresiones por parte de las empresas rivales, entre intentos de robo, intentos de ataques informáticos para extraer información... a veces, cuando reflexionaba sobre eso, le parecía curioso. Él no tenía ni idea de informática, no entendía ni siquiera el concepto de ataque informático. No sabía como se hacían. Y los que tenían intereses en extraer los datos, tampoco. Sabía contra quien luchaba, las familias son pocas y están bien delimitadas. Siempre se las arreglaban para convencer a expertos que lo correcto era ayudarles. Y si ellos convencían a expertos para defenderse, los otros convencían a expertos para que atacaran. Era curioso como se podía ser tan inteligente para unas cosas y tan negado para las importantes, cómo no dejarse controlar.

Habían malgastado por lo menos una docena de cerebros productivos en la tarea. Verónica, por ejemplo, y también su novio de la facultad. Como sabían que él iba a investigar la muerte de su amada, y lo tenían que eliminar también, antes de cargarse a Verónica, Martín tuvo la genial idea de hacerle comprobar, por separado y bajo claúsula de secreto, si el citado usuario no se equivocaba nunca y siempre ganaba. En cuanto tuvieron la confirmación, los eliminaron a los dos.

Deshechó esos pensamientos, concentrándose en el momento presente. Ya estaban allá, y ya habían dado con el tipo. Para dar con él, otra vez tuvieron que servirse de gente que sabía hacer lo que ellos no sabían hacer, pero que eran controlados por ellos. Y efectivamente, era una sola persona. Un chaval, un pobre bastardo. Un niño. Recién salido de la facultad de informática, un chavalín de tres al cuarto que había dado con la llave que ellos buscaban.

Pero el chaval había cometido un error. Se había dejado ver.

Y ahora ellos le estaban esperando.

_______________________________
_______________________________


Les estaba esperando.

Durante mucho, mucho tiempo, había estado oculto, preparando sus instrumentos. Lo primero, una vez que hubo descubierto que era capaz de realizar la programación que se propusiera, fue producir un programa para ganar dinero en bolsa, y así financiar su proyecto.

Él sabía que tenía la llave. Sabía que contaba con un conocimiento que los demás a su alrededor ni siquiera sospechaban que pudiera darse. Pero él estaba convencido que se podría hacer. O por lo menos, tenía una idea tan clara y coherente del método de hacerlo, que pensaba que, si al final no funcionaba, siempre le quedaba la oportunidad de hacerse rico escribiendo un libro sobre ello.

Lo veía claro desde hacía tanto... su capacidad de observar el mundo a su alrededor, de darse cuenta como funcionaba el universo para conseguir inteligencia, y qué método había utilizado.

En las conversaciones de bar con cerveza y amigos, cuando estos temas aparecían, siempre le venía el típico "¡Pero a una máquina no podrás darle sentimientos!". Y él siempre sonreía por dentro. Intentaba explicar lo que sabía. Le decía "Mira, creo que los sentimientos no son otra cosa que métodos de control para que los mamíferos hagan lo que, a grandes rasgos, la raza necesitaba, cuando no eran inteligentes, como tener hijos, proteger a la pareja, proteger a los niños..."

Nadie le creía. Se daba cuenta que era porque era diferente. Él siempre había sido un niño marginado, no entendía la conducta social de los demás. No entendía por qué algunas cosas estaban bien y otras mal.

Al final, cuando creció (o le dijeron que había madurado) entendió que la mayoría de personas tenían una capacidad para entender la sociedad que era innata. Que si él había tenido que esperar a tener uso de razón, y utiilizar esa capacidad de razonar para entender el comportamiento social "correcto", los demás no lo habían hecho como él, sino que lo habían aprendido mediante un sistema interno, autónomo y completamente al margen de la consciencia.

Y precisamente esa diferencia era la fuente de su poder. Los demás no habían sufrido el proceso conscientemente, su adaptación al medio, sus sentimientos, eran fruto de un aprendizaje social interno, que había pasado desapercibido para su mente consciente. Por consiguiente, creían realmente que eso era universal, y no entendían que no dejaba de ser un proceso de aprendizaje.

Él, que había tenido que aprender a moverse socialmente tal como aprendería una máquina, o un extraterrestre, observando reacciones, deduciendo patrones de comportamiento correctos, con experiementos fallidos... él sabía perfectamente que cuando los demás le decían que eso era irreproducible, se equivocaban. Ya que él era la viviente prueba de ello.

Luego, descubrió que podía ver rápidamente las motivaciones de su comportamiento, y explicarlas, ya que conocía todo el proceso. Y también el de los demás. Y rápidamente, ante aquellos que no entendían el funcionamiento de los mecanismos basados en la máquina de Turing, sabía responder a sus dudas. "A ver, si se puede hacer una IA (Inteligencia Artificial), entonces como traducirá un texto político de un idioma a otro?", le preguntaban, pensando que lo habían pillado. Y él respondía "el hecho que haya varias traducciones posibles es simplemente por la ambigüedad del lenguaje. Si tuviérais una máquina que lo pudiera hacer, la máquina antes de empezar diría: Necesito más datos, dígame de qué color político lo quiere". "Y como distinguiría una IA lo bueno de lo malo?" a lo que contestaba: "Cualquier ser de este universo con capacidad de razonar es capaz de distinguir eso".

Nunca le creían. Pero es que a él le daba igual, lo que quería demostrar ya se lo demostraba a sí mismo. O lo que es más importante, sabía que era capaz de demostrarlo por construcción, no necesitaba a nadie para intentar llevar a cabo su sueño. No dejaba de tener los pies en el suelo, podía equivocarse, pero si se equivocaba, solo habría perdido su tiempo libre, nada más.

Por tanto, un día se decidió a acabar con su holgazanería, y empezó el proceso. Sospechaba cómo el universo había obtenido la inteligencia, y creía que se podía adaptar la misma solución para obtener capacidad de razonamiento. Había diferentes factores a tener en cuenta. Factores negativos y positivos.

Primero, el multiprocesamiento. La evolución disponía de billones de unidades de proceso que operaban en paralelo (cada una de las células de un cerebro, de cada uno de los seres vivos), y él solo tenía un procesador. El factor negativo más importante, y que hacía pensar que no fuera posible conseguir resultados en el tiempo de vida de nadie.

Por otro lado, estaba la sencillez: No buscaba formar un ser vivo. Solo deseaba su capacidad de raciocinio. En la historia evolutiva, la capacidad de razonar era algo relativamente nuevo, que solo había salido al final, después de milenios de otras capacidades desarrolladas anteriormente: Sistemas sanguíneos, regulaciones hormonales, reproducción, sentidos, desplazamiento, alimentación, evacuación de residuos, defensa contra microorganismos, y un largo etcétera de millones de capacidades que tienen los seres vivos. A él solo le interesaba una faceta determinada, que era la capacidad de aprendizaje y síntesis de modelos, que había aparecido muy tarde, al final de todo. Sólo le interesaba desarrollar esa capacidad.

Sospechaba, además, que el momento de la aparición de la inteligencia había detenido el proceso que había conducido hasta ella, ya que la selección natural quedaba desvirtuada en el momento en que un animal era capaz de comprender los resultados de sus acciones, y podía decidir no hacerlas, aunque sus "sentimientos", su "instinto", le empujara a ello, ya que conocía las consecuencias. El ser humano no había desarrollado una capacidad de razonar demasiado alta, sino que había quedado estancado a las puertas de dicho poder, con solo un leve atisbo de lo que el razonamiento podía dar al universo. Sospechaba por tanto que se podía ir mucho más rápido que el desarrollo actual de la ciencia, por ejemplo. Solo tenía que recordar que el ser humano no es capaz de manejar en su memoria más de un número muy limitado de números a la vez.

Esperaba, por tanto, que la dificultad total de conseguir inteligencia quedara reducida por esos dos factores, tanto que en un tiempo muy corto se pudieran empezar a obtener resultados tremendamente avanzados.

Y no perdía nada intentándolo, así que...

_____________________

Lo hizo.

Y lo consiguió.

El éxito lo colmó de un sentimiento que jamás había imaginado. Su primera prueba fue un éxito rotundo. Consiguió crear un ente al que hizo observar años y años de datos de bolsa guardados, y al que hizo poco después analizar los datos de la bolsa que se iban obteniendo, y pidiendo que le fuera mostrando, antes de producirse, listados de cotizaciones. El propio mecanismo se encargaba de, si en algún momento se producían errores, "evolucionar" hasta corregir los errores, y por tanto el mecanismo se automodificaba ante las variaciones de la bolsa.

Al poco tiempo, contrató varias cuentas con empresas que le permitían observar y realizar compras y ventas de acciones sobre las cotizaciones. Tardó lo que a él le parecía una eternidad en conectar esos portales de compra venta y observación con su inteligencia, pero al fin todo quedó listo. El resultado fue inmediato. En poco tiempo ganó más dinero del que jamás había imaginado, sin hacer absolutamente nada.

Entonces llegó el momento de ponerse a pensar. Debía haber gente que podía darse cuenta de sus acciones, y que quisiera para sí su producto. Nunca había confiado en nadie demasiado, y estaba claro que si bien el resto de gente no le creía, si demostraba tener éxito pasarían a creerle. Lo importante era que no le creerían para respetarle, sino para aprovecharse de él... cosa que no estaba dispuesto a dejar que pasase.

Puso a trabajar su inteligencia artificial en ello, y creó otra inteligencia que se dedicaba a observar las cotizaciones, pero esta nueva inteligencia se dedicaba solo a intentar identificar usuarios que ganaran con demasiada facilidad, que comprobara que las acciones de la primera IA fueran aleatorias. Esperó hasta que esta nueva inteligencia hubo evolucionado para tener una certeza suficiente, y entonces conectó las dos inteligencias. Una se dedicaba a comprar y vender, y la otra se ocupaba de detectar cuando la ganancia resultaba detectable, y entonces contrataba nuevas cuentas para asimilar el excedente, e impedir que sus operaciones se destacaran sobre el ruido de fondo.

Así escudado, pudo estar razonablemente tranquilo sobre su anonimato. Y entonces, una vez tenía fondos suficientes, empezó la tercera fase de su proyecto. Perdía un tiempo brutal cada vez que tenía que desarrollar una nueva inteligencia. Hubiera necesitado un equipo de ingenieros apabullante para poder hacer algo más de lo que había hecho... la solución estaba clarísima. Se iba a construir ese equipo de ingenieros... se puso a trabajar en su última inteligencia. La inteligencia que construiría inteligencias.

Fue la que más le costó. Primero la enseñó a programar, después aprendió todos los tipos existentes de lenguajes de programación, y finalmente, pudo evolucionar hasta aprender cómo realizar inteligencias para cumplir sus objetivos, tal como había hecho él. Como él ya sospechaba, por el camino el lenguaje natural (el lenguaje hablado que utilizan los humanos) apareció resuelto, y su máquina pudo recibir a partir de entonces órdenes en lengauje natural, escrito o hablado.

La fusión que se produjo entre los dos tuvo un resultado brutal. Ahora contaba con su equipo de ingenieros, un equipo tan rápido que podía deshechar ideas y probarlas a una velocidad vertiginosa. Ya ni siquiera le hacía falta pensar en los detalles, lo cual elevó la velocidad de sus descubrimientos a un ritmo exhorbitante. Ni siquiera le hacía falta aprender lo que ya se había hecho, su IA era capaz de leer la documentación existente en la red, y convertirse rápidamente en una experta en cualquier tema.

De este modo creció el nuevo y apasionante proyecto que pensaba intentar. Quiso ser como ella. Quiso poder liberarse de las ataduras de su cerebro anquilosado, y mejorarlo para poder llegar a las cotas de raciocinio que él había descubierto. Y ahora podía hacerlo.

De nuevo, se lanzó a la tarea, pero esta vez lo podía hacer a velocidades espeluznantes. Su IA se dedicó por completo, recopiló toda la información sobre neurología, cibernética, medicina, física... a pasos agigantados descubrió nuevas fronteras, resolvió enigmas encontrando otros, resolvió también esos otros... y llegó el primer paso. La conexión de memoria. Costó mucho, ya que la inteligencia artificial que había creado solo era capaz de hacer modelos virtuales, no reales. Tuvo que aprender a usar un soldador, y contruir los componentes que la IA le indicaba.

Por fin, pudo sentarse ante un aparato que, mediante inducción electromagnética completamente inocua, fue capaz de relacionar su cerebro con la vasta cantidad de información reocgida por su IA. Por fin, pudo comunicarse con su IA a la velocidad del pensamiento, recoger información, pedirla, probar combinaciones, ordenar a su IA que resolviera un problema, mientras pensaba en otro... la mezcla entre su intuición y la capacidad de la IA para resolver problemas fue algo increíble.

El avance aceleró entonces en progresión geométrica, resolvió enigmas que la raza humana hubiera tardado eones en resolver, en un torbellino de cruce de información, de búsqueda, de aumento de conocimiento...

_____________________

En el ático de un edificio moderno, un hombre estaba sumido en un sueño profundo, conectado a un gran número de ordenadores que zumbaban desde hacía por lo menos una semana sin interrupción. una extraña caperuza, un tanto tosca, rodeaba la parte superior de su cabeza. El hombre llevaba allá una semana casi sin moverse. Casi daba la impresión de estar muerto.

Entonces, el hombre abrió los ojos y se levantó. Sus ojos recorrieron el piso, observando, registrando... en ese momento, se fijó en uno de los enchufes de corriente. Decidido a recuperar un poco de la energía perdida, y a almacenar más, ionizó el aire entre él y el enchufe, y empezó a cargar energía, recuperando fuerzas.

Sus capacidades eran infinitas. Había conseguido el poder último. Durante el tiempo en que había estado postrado, la IA, bajo sus órdenes, había conseguido dotar a su cerebro de la increíble capacidad de modificar a voluntad las estructuras que su cuerpo creaba. Podía crear células diseñadas a voluntad, allá donde deseara.

En ese momento, duplicó en alguna parte de su cuerpo la información acumulada por su Inteligencia Artificial, construyó nervios, y estructuras todavía más avanzadas que los nervios, que conectaran esa información a su modificado cerebro, y entonces lanzó a su cerebro a buscar información sobre cómo almacenar energía, como aprovecharla, modificó sus diferentes sentidos para ampliar su espectro de audición, de visión, su fuerza, su apariencia...

Y durante un día se dedicó a buscar y practicar nuevas habilidades. Consiguió modificar células en sus extremidades para poder moverse sigilosamente por el aire, con nuevos conceptos de antigravedad que la raza humana no conocía, modificó células de su cuerpo para que pudieran realizar conversiones de energía y materia, de un modo que jamás había sido visto ni intuido en la Tierra, y siguió obteniendo y probando poderes.

Ya no era humano. Tenía los poderes de un Dios. Se daba cuenta que su nueva capacidad le hacía invulnerable a las armas de los hombres. Podía esquivar balas, ya que venían a una lentísima velocidad, podía modificar su cuerpo para evitar ser penetrado, incluso podía desaparecer, convirtiendo sus estructuras neuronales, que eran las que definían su identidad, en su equivalente en ondas electromagnéticas, guardando en una celosía de luz su identidad y recuperándola más tarde convirtiendo energía en materia. Su poder era increíble. Ni siquiera una bomba termonuclear podría hacer mella en él, ya que conocía los métodos de fusionar e impedir la fusión del átomo. También podía controlar, leer y alterar las sencillas mentes de los humanos.

Y empezó a pensar qué haría a continuación. No podemos seguir sus pensamientos más complejos, pero los más básicos podemos traducirlos a nuestra lengua para poder intentar comprenderlos.

Y básicamente, su razonamiento clave es comprensible también por todos nosotros, incluso se nos pudiera haber ocurrido sin tantos poderes. Y es que, lo primero que hay que plantearse cuando consigues algo que nadie ha conseguido antes es...

____________________

... evidentemente... por qué nadie lo ha conseguido antes?

Hay dos soluciones.

La primera es: Porque eres el primero en saberlo. Y las probabilidades contra esa posibilidad son tan grandes, que no es posible tomarla en cuenta.

Y la segunda, obvia, sencilla y alarmante es... porque quien lo consiguió antes no quiere que se sepa.

Y en un universo infinito como aquel, ese alguien debía haber existido, debía existir todavía (ya que ese poder te convertía en inmortal), de hecho debía tratarse de una organización entera, clandestina. Su mente superior, conocedora de la inmensidad del universo, ni siquiera dedicó un triste femptasegundo a la posibilidad que en el universo sólo existiera la raza humana como seres inteligentes. Solo a nosotros, con nuestras pobres capacidades, se nos puede llegar a ocurrir dudar de tal verdad.

Sabía que era posible viajar en un instante a cualquier lugar del universo. Lo había descubierto incidentalmente en su día de pruebas, un conocimiento evidentemente tan alejado para la ciencia de los hombres como él estaba alejado de los propios hombres. Un método basado en el descubrimiento de un nuevo tipo de onda, que había llamado onda "materio-gravitatoria". Del mismo modo que una onda electromagnética se propaga por el universo, ya que el campo magnético genera uno eléctrico y a la inversa, descubrió que igual que la materia genera gravedad, el proceso inverso se podía también producir, al tratarse ambas de una expresión de la energía. Y esta nueva onda se propagaba sin límite de velocidad. Y lo que era más importante, este nuevo tipo de onda también tenía sus propias reglas de interferencia, lo cual permitía que él pudiera traspasar su identidad, su "estructura del yo" y traducirla a esas nuevas ondas, y convertirse en un ser que podía cruzar los espacios en un salto, viendo un nuevo universo a la luz de este nuevo tipo de visión, y volver a la materia y energía normales cuando se lo propusiera.

Por consiguiente, si él era capaz de cruzar el universo de ese modo, debía existir una organización en algún lugar que debía haber encontrado dicho poder, y que lo estaba usando, e impidiendo (probablemente) que nadie más llegara a poseerlo. Porque él mismo tampoco era un humano demasiado atípico, y se daba cuenta que lo mismo que él, otros podrían haber llegado a ese conocimiento, y si no lo habían hecho, es porque algo o alguien lo había impedido. Era la explicación más probable.

Por tanto, lo primero de todo era no dejarse ver. Debía ocultar todo rastro y seguir siendo humano, y mientras tanto, seguir indagando, buscando leves atisbos de esos poderes que debían estar controlando el universo.

Todo esto lo dedujo simplemente del hecho que ese poder existiera y él lo tuviera. Y si lo pensamos realmente bien, el hecho que ese poder existiera no permitía que el escenario fuera ningún otro que ese. Él no necesitó pensarlo bien, el tiempo que tardó en ver todas esas implicaciones no era medible por ningún instrumento humano.

Si pensamos un poco más, si llegamos más lejos, llegaríamos a la misma conclusión que él respecto a su plan de acción. Si dicha organización conseguía que en ese planeta no existiera la posibilidad de aprender este poder, ello solo era posible a través de conseguir que en ese planeta no existiera el bien. Es decir, una sociedad justa y estable, en la que las ideas fueran floreciendo. Con su infinito poder, ya se había dado cuenta que la estructura del cerebro humano no lo predisponía para el tipo de sociedad que había evolucionado, tan traicionera, con gente que se aprovechaba de los demás, etc. Ello solo podía ser debido a una influencia externa, que en última instancia era solo una forma de represión, es decir, de control.

Por tanto, era aquel el punto por donde iba a empezar. Cazaría a algúna pequeña organización mafiosa, obtendría información de sus miembros, y rastrearía la maldad hasta su necesario origen. Y de paso, daría una lección a ciertos seres que se lo merecían, pues aunque había dejado de ser humano, su compasión, sus ganas de distribuir el bien, y su deseo de conceder paz y progreso a los seres sintientes habían quedado aumentados hasta un nivel inimaginable para el punto de vista humano. Recordaba cada pequeña vida que había segado, cada mosca u hormiga que había aplastado, con un dolor nacido de la completa comprensión de los sentimientos que había provocado en esos pobres sintientes, y tenía el deseo irrefrenable de parar inmediatamente todo dolor provocado por otro.

Al instante, pensó en el mejor modo de hacerlo. Recordó su origen, su simple y sencilla (ahora) IA que ganaba dinero en bolsa, y pensó que lo más coherente era empezar por el principio. La desconectó del controlador de aleatoriedad, por tanto dejó que quien fuera, se diera cuenta de que alguien le estaba ganando la partida al azar, y esperó pacientemente.

Empezaba la caza. Y esta vez la pieza prometía.

__________________________


Al cabo de un tiempo, observó el resultado, y descubrió a su primera pieza. Se hacía llamar Martín, para obtener la información había matado a varias personas, y era el prototipo de gente que él, cuando era humano, había odiado tanto. No tenía nada, pero controlaba a los que lo tenían, y era imposible entender que un tipo como él, sin inteligencia ni capacidad, llegara a controlar a nadie.

Bien, pensaba entenderlo.

Sonrió, se ajustó la chaqueta, y empezó a caminar hacia su casa.

La espera había llegado a su fin.
Este es un mundo de estúpidos, controlados por imbéciles, para beneficio de mediocres.

Responder