Burbon

[Shin]

El latido de su corazón se aceleraba a cada paso que daba, sonaba prácticamente igual que los cascos de un caballo al repicar contra el suelo. Sujetándose el costado con una mano, intentaba evitar que la hemorragia evolucionase lo suficiente como para perder la consciencia. Sabía que le quedaba poco tiempo de vida, y el dolor se iba intensificando a cada paso que daba en dirección al matasanos de la calle doce, esperando que el pudiese darle unos calmantes y unos cuantos puntos de sutura, lo suficiente como para no palmar-la y no fuese necesario ir al hospital.

Seguramente en ese momento, mientras se arrastraba por la pared, con una puñalada que le había perforado el costado y aguantándose las tripas, se dio cuenta de que en el siglo 21 no hay héroes, intentar hacer una coreografía del Jackie Chan mientras un tipo le amenazaba con quitarle la cartera con una navaja, es algo que solo pasa en las películas. Lo peor de todo es que además el tipo se había conseguido llevar la cartera.

La visión era algo peculiar, todas las sombras le parecían mucho mas grandes de lo habitual. Su vista estaba nublada, lo suficiente como para no ver uno de los tres cubos de basura que tenía delante, tropezar con el y rodar por el suelo, terminando tendido cara al cielo. Aún se sujetaba la herida con la mano, el otro brazo lo coloco tras su cabeza, y tendido reposó un instante. Sus ojos recobraron por un momento la visión, tumbado mirando la luna, como está era cubierta por las espesas nubes y como pequeñas gotas de agua se precipitaban desde lo más alto.

El agua fría de la noche le había hecho recuperar las ganas de continuar adelante,la esperanza se adueño de su pobre corazón, que había pasado de un latido intenso al casi imperceptible. Su organismo estaba débil, tanto que en lugar de erguirse y continuar su camino, se arrastro por la lluvia, por los charcos, la basura, el aceite y la grasa. La sangre iba dejando un rastro tras el, un rastro que cualquier presa de la noche podía seguir.Mientras perdía tanta sangre que empezaba a notar sus piernas dormir, por su mente pasaban cientos de pensamientos, uno de ellos era repetido a cada instante " Los héroes nunca mueren", se lo repetía una y otra vez mientras se despedía mentalmente de los pocos seres queridos que tenía, los pocos que merecían un saludo así, un saludo mientras te arrastras entre el barro para salvar tu vida.

Desde el centro de la calle podía ver la puerta rojiza de casa del Doctor, el doctor que una vez evito que su hermana de 13 años tuviese una criatura, el doctor que mientras rajaba a su hermana se iba metiendo tragos de Burbon. Se encontraba a menos de un metro del primer escalón, cuando noto que su brazo izquierdo no respondía a sus peticiones. Se puso a gritar, gritaba pero de su boca no surgía ningún sonido, su brazo derecho se estiraba en dirección al primer de los tres escalones, mientras su ojos dejaban ir unas gotas saladas, gotas que rápidamente se perdieron en la lluvia.

Shin.