A la carrera.

[Shin]

José caminaba distraido en dirección a su casa. Paseaba mirando todo lo que le rodeaba como hacía habitualmente. Rebuscaba entre sus pensamientos mientras daba largas caladas de su cigarrillo. El olor de las hierbas que rodeaban el camino se impregnaba en su nariz, y el la disfrutaba como hace un niño con un caramelo.Le encantaba la brisa de la mañana, esa brisa que corre todos los días antes de que el sol se convierta en un perfecto circulo. José aceleraba el paso mientras su expresión se iba deformando, sus ojos parecían enrojecer. La brisa se transformo en una tortura capaz de hacer reaccionar sus lacrimales, haciendo que estos soltasen lágrimas. José empezó entonces una carrera contra el tiempo, sus largas piernas le facilitaban el camino, haciendo que su andar pasara del paso más tranquilo de un paseo, al galope de un caballo desbocado.

José cruzo la esquina de su barriada, esquina que le dejaba a unas dos manzanas de su casa. Sus ojos pudieron percibir en la distancia una persona. Era David, un compañero del trabajo que vivía en el mismo bloque que él. José aminoró de forma que David no sospechase nada de su repentina carrera. Cuando llego a su altura cruzo el saludo habitual.

-Buenos días David.-Dijo.
-Ostia, buenos días José, a ti quería verte yo.-Contesto.
-¿A si?
-Si, tengo una pregunta que hacerte referente al curro.
-¿Que pasa?
-Mira, el otro día Javier me comento algo de una ampliación de plantilla. ¿Tu sabes algo?
-Pues la verdad no tengo la menor idea.
-Es que tengo intención de presentar el currículum para entrar por plantilla. Ya sabes que esto de trabajar por ETT es una mierda, siempre dependiendo de la producción.
-Si ya se, perdona...
-¿Tu como lo hiciste?
-Yo presente currículum y me cogieron, nada más.-José apretó las piernas.
-¿Ya pero, no hablaste con nadie?
-No, oye tengo prisa, a la noche nos vemos.
-Vale, vale, hasta luego.

José aceleró de nuevo el paso. Mientras caminaba saco las llaves de su bolsillo. Abrió la puerta del portal, subió las escaleras de dos en dos, con largas zancadas de sus interminables piernas. Cuando pasó el rellano del primer piso acelero aún más el paso, se agarraba con fuerza a la barandilla impulsando su cuerpo hacia arriba. Segunda planta. Sus ojos dejaban ir unas lágrimas. Subió el tercero y el cuarto. Cuando cruzaba la segunda puerta del cuarto abrió su chaqueta, corrió hasta la quinta planta, estaba sudando. Introdujo la llave en su perta y la abrió, saltando hacia su interior mientras se quitaba la chaqueta, la cual voló como un avión de papel en dirección al sofá. Rápidamente se bajo la bragueta a la vez que levantaba la tapa del retrete. Soltó un chorro a la vez que emitía un gemido de placer, y es que no hay nada más placentero que echar una buena meada tras aguantar más de diez minutos.

Shin.