Posesión.

[Shin]

La negación era el único pensamiento que tenía, la cosa se había ido complicando durante la noche. Le acariciaban todo el cuerpo, desde el cuello hasta los tobillos, deteniendo el avance de los dedos a cada protuberancia, a cada rincón, para recrearse en cada punto sensible.Los susurros iban y venían entre las sabanas blancas, como el vaivén de las olas en el mar. Sus dos siluetas se difuminaban entre la poca luz que entraba por la persiana. Tenía claro hasta donde quería llegar, había calculado cada segundo de esa situación. Sus manos acariciaban el bello de su pecho, haciendo remolinos con los dedos, mientras el sudor tibio se iba entre mezclando con él. Su cuerpo se arqueaba, como lo hacen los gatos cuando están disgustados, pero no era un disgusto lo que le provocaba. Las manos de el empezaron a situarse y ella intentaba evitar lo inevitable. Continuaban los susurros. Los jadeos se cruzaban con las palabras, y las palabras se cruzaban con los deseos. Su cuerpo ardía como una fogata, finalmente los susurros quebrantaron la voluntad de ella, que cedió a la lengua de él. Su cuerpo se retorcía de placer como las raíces de un árbol. Se hundía cada vez más en el colchón, para elevarse de nuevo al cielo. El sudor empezó a resbalar por su pecho, evitando de una manera casi mecánica sus senos. Los susurros de él continuaban resonando en sus oídos cuando le noto dentro. Había entrado. Era incapaz de negarse. Había sido poseída.

Shin.

(Este va con dedicatoria)