...soy pavorosamente violento.
Cuando la sensación de injusticia me aturde con su bajeza y mi cabeza no es capaz de reaccionar de forma más o menos civilizada, soy violento.
Golpeo, sintiendo en mis nudillos el tacto de la piel rota, saliendo la sangre delicada y armoniosamente. La sangre, curiosamente, tiene un comportamiento similar e idéntico en todas las pieles, deslizándose por la epidermis como si no quisiera perder el contacto de forma definitiva con el cuerpo. También, cuando simplemente sale a borbotones o de forma explosiva [para eso hay que usar distintos instrumentos de muy variadas formas, es apasionante el juego que puede dar un simple punzón] sigue unas mismas reglas en distintos organismos.
El chasquido de un hueso o la ruptura de una articulación producen, al recibir el impulso nervioso del tímpano en el cerebro, un efecto estimulante. Deseas escucharlo una y otra vez. Pisotear una muñeca, notando como chascan y chocan entre si los distintos huesos hasta quedar hechos fosfatina, es lujurioso y lúbrico como pocas cosas no sexuales.
La piel. Tomando distintas tonalidades según la intensidad, herramienta o duración del golpe. Morada, roja, blanca, carnosa, seca, sudorosa, pálida, con sangre o fluidos pegados.
A veces soy violento.
Nos leemos.
-A veces...-
Doctor, le ha faltado poner visite el foro moro
Ya era hora de que volviera, le echaba de menos más que a Rosquilleto ¿Para cuando una cacería nocturna Usted y yo?
Ya era hora de que volviera, le echaba de menos más que a Rosquilleto ¿Para cuando una cacería nocturna Usted y yo?
A la vuelta pasé por al lado de la tuya casa, saqué la cabesa desde mi hauto y grité: CHURETICAS!
una bandada de gabiotar alzó el vuelo, el sol iba sumerjiendose entre las montañias y solo me contestó el eco de mi propia vos...
una bandada de gabiotar alzó el vuelo, el sol iba sumerjiendose entre las montañias y solo me contestó el eco de mi propia vos...