La ambición de volar [ Leonardo da Vinci]

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La caída de Ícaro
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La ambición de volar [ Leonardo da Vinci]

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El antiguo sueño de Ícaro revivió en Leonardo, un artista fascinado por el vuelo de los pájaros, espelcialmente de aquellos que pasan mucho tiempo planeando en el aire. ¿ No podría el hombre hacer algo parecido? Durante largos años, generalmente en secreto, Leonardo trató de inventar una máquina capaz de llevarle por el aire.

La leyeyenda griega cuenta que Minos (...)

A su manera, en la realidad y no en el mundo de los sueños, Leonardo da Vinci quiso repetir a la vez la mítica hazaña de Dédalo, el inventor, y la de Ícaro, el aeronauta.
Leonardo realizó minuciosos estudios sobre el vuelo de las aves. En este campo, ningún detalle escapó a su atenta mirada. Analizó el movimiento de cada pluma, la interacción del aire y las alas, las distintas maneras de volar y los problemas de aerodinámica, con tanta paciencia y rigor que puede decirse que él mismo inició y casi agotó esta rama de la ciencia. Y de la teoría pasó a la práctica. En un cobertizo de su estudio florentino, ayudado por su discípulo Zoroastro, fabricó las primeras alas, tratando de imitar a la naturaleza. ¿ Servirían para algo? Aquí debemos tener en cuenta que, para la materialización de su proyecto, sólo dispuso de seda, madera y hierro, y no debemosolvidar, desde luego, la debilidad de los brazos y las piernas en relación con el peso total del cuerpo humano...
Al margen de estas consideraciones, Zoroastro deseaba estrenar sus alas en las afueras de Florencia, pero su maestro, más cauto, no se lo permitió. Leonardo sabía que toda Florencia estaba pendiente de sus movimientos y que sus enemigos utilizarían el fracaso de su "locura" para dejarle la fama por los suelos. Fué muy prudente.

Sin embargo, no estaba dispuesto a rendirse. Deseaba volar y en su taller semultiplicaron, ampliaron y modificaron diversos modelos de alas. De vez en cuando, si le invadían el taller o le recordaban su fracaso, a rrojaba hermosas alas al fuego, a pesar de las protestas de sus discípulos. Él seguía estudiando, concentrándose cada vez más en los murciélagos, cuyas alas, tienen, unidas por una membrana, cinco nervaduras ( correspondientes a los cinco dedos de la mano). Parecían fáciles de imitar, pero el resultado de su trabajo no dio el fruto apetecido. Consecuentemente, Leonardo conbibió modelos de dos, tres y hasta cuatro alas, llegando a diseñar un timón que, unido a la cabeza del aeronauta, dejaría libres los brazos y las piernas, para invertir toda su fuerza en el aleteo.
Los últimos ensayos basados en el batimiento de las alas los realizó- al parecer- en la isla de Fiésole, ayudado por Melzi, mientras los franceses ejercían su poder en Milán. Después, hacia 1509 ( creo), durante su segunda estancia en esta ciudad, sus investigaciones cambiaron de rumbo. Ya era evidente quela fuerza muscular del hombre no le bastaba para elevarse con simples alas. Ahora se trataba de diseñar una máquina volante, en la que el tripulante pudiera ir de pie, sin depender exclusivamente de sus músculos. Leonardo diseñó esa máquina prodigiosa, dotándola de dos grandes alas y un motor de resortes. La expansión de los resortes se convertiría, gracias a un mecanismo de transmisión, en un movimiento alternante, haciendo batir las alas. ( Ese motor de resortes figura, indiscutiblemente, entre los grandes inventos de Leonardo, que lo tuvo en cuenta al diseñar un carro automotor, lo más parecido al automóvil que se inventó con anterioridad de los motores modernos.)

" Mañana por la mañana- escribío Leonardo-, día dos de Enero, 1496, haré el intento." Pero la máquina volante falló. Se desconocen otros intentos, y sólo se guarda memoria del experimento realizado en 1505, cerca de Florencia y concretamente en elbello monte de Ceceri. Escribió Leonardo: " El gran pájaro emprenderá su primer vuelo sobre ellomo del gran Cisne ( Ceceri), para llenar al mundo de asombro, dejar memoria de sí y dar gloria eterna al nido donde nació." Un científico de aquel tiempo, Gerolamo Cardano, famoso por sus hallazgos matemáticos, nos ha dejado un seco testimonio de lo ocurrido en el monte: " El resultadofué desastrosoparalos dos que recientemente hicieron laprueba. Leonardo da Vinci también intento volar, pero no tuvo éxito." A sus cincuenta y tres años, con su barba pratiarcal, había hecho el último esfuerzo, sin echarse atrás ante el barranco, dispuesto a romperse la crisma y " a soportar las burlas de sus conciudadanos."
Aparentemente, fue un fracaso total, los detractores de Leonardo, con Miguel Ángel a la cabeza y Vasari como portavoz, no olvidaron nunca el fracaso de su máquina voladora y, tomando la parte por el todo, llegaron a decir, con pésima intención, que este artista " empezó muchas cosas, pero no acabó ninguna". Sin embargo, la historia no acabó al pie del monte Ceceri. En 1890, Ader, un investigador de navegación aérea, construyó un prototipo inspirado en los diseños de Leonardo, agregando por su cuenta un motor de vapor de treskilos de peso. El aparato, bautizado con el nombre de Eolo, fue capaz de dar un salto de cincuenta metros... Ader quiso construir después algo más poderoso, pero se arruinó antes de tiempo. El resultado de sus heroicos esfuerzos puede contemplarse todavía en el Conservatorio de París. Naturalmente, Aderno fue el primero ni el último entre los imitadores de Leonardo, quien, a pesar de su fracaso, figura con derecho propio entre los pioneros de la aeronáutica.

La caduta di Ícaro.

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