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Dolordebarriga
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Mensaje por Dolordebarriga »

“Lugares” está abierto a todos, tal como lo estuvo “yo soy” y pretende, a diferencia de aquel, no el ficcionar relaciones de violencia reales que ocurren aquí y ahora desde el punto de vista del verdugo, si no el compartir espacios privados, físicos principalmente, pero también ficticios e incluso estados del alma de cada uno de nosotros que pueden ser de provecho tangible o intangible a los demás.

Un “lugar” siempre es un refugio, un cobijo donde guarecerte, sólo o en compañía, y dejarte llevar. En un “lugar” el tiempo no transcurre a la velocidad normal, los segundos, los minutos, las horas, los días o incluso los meses y años se adaptan a ti y no tú a ellos como sucede habitualmente.

En un lugar estás y eres plenamente.

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Dolordebarriga
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Mensaje por Dolordebarriga »

CASA DE CARLOS

En el Parque Nacional de Sal Anaconda, en el Tena, Ecuador.

Llegar es menos complicado de lo que en principio parece. Desde Quito la capital, puedes tomar un chiken bus (autobús escolar americano transformado en medio de transporte privado en Latinoamérica donde siempre hay espacio para nuevos pasajeros, aunque parezca imposible que quepa nadie más) hasta Riobamba y desde allí otro para Baños. Desde Baños ya hay transporte directo para el Tena y aunque tu coxis acabe solicitando la jubilación anticipada después de un montón de horas por caminos de cabras el paisaje y el premio final merecen, a mi entender la pena.

En el Tena, bonita y tranquila villa amazónica en la ribera del rio Napo, descansa y reponte de las fatigas del viaje. Una vez recuperado, vuelve a la terminal de autobuses y pregunta a algún taxista a ver si conoce y te puede acompañar a la casa Carlos en el Tena, si Carlos, el que tiene unas cabañas en el parque de Sal Anaconda . Si no hay suerte puedes dirigirte a Gabriel, que tiene una Agencia de Turismo que se llama Gabriel´s Groutes o algo así. Él te cobrará más por hacerte de intermediario, pero el lugar y las personas merecen la pena.

Sea como sea el único medio de desplazarte hasta allí es mediante un taxi, a no ser que tengas suerte y alguien te haga un jalón. Al final de la carretera,(lo de carretera es porque es un camino para carretas) Carlos o uno de sus hijos te esperará si no te han acompañado en el taxi. Desde allí tan sólo debes caminar unos diez minutos para encontrar “el lugar”. Está dentro de un parque nacional en la selva pre-amazónica ecuatoriana. Es el último lugar habitado en muchos kilómetros a la redonda, ya que a Carlos y sus hermanos son a las únicas familias, por ser esa su tierra originaria, a las que el gobierno deja permanecer dentro del parque.

Carlos tiene tres o cuatro cabañas de madera y hojas de palmera para rentar, además de otra que hace de comedor y cocina. No hay luz, así que llévate linterna o acostúmbrate a la lumbre de las velas. Hay una letrina común y una ducha con agua que proviene del rio, aunque el mejor sitio para lavarse y nadar es una poza a diez minutos por el sendero que se interna en la selva.

El “lugar” es excepcional, no sólo por los impresionantes paisajes, el bravo rio, la frondosa selva que sólo te cede paso a machetazos, las innumerables cataratas y saltos de agua, la cantidad de mariposas e insectos maravillosos que puedes ver, (y entre ellos tarántulas correteando tranquilamente por el techo de tu cabaña), si no también por las personas que lo regentan.

Carlos, indígena ecuatoriano, es una de las mejores personas que conozco; esta rodeado por un aura de bondad y sabiduría infinita. Salir de excursión a través de la selva con él es algo maravilloso e irrepetible y cuando llegas a casa su mujer te hace unas comidas, casi siempre vegetarianas, la carne es cara, de morirse de gusto. De verás que se come de fábula y además en cantidades astronómicas.

Casi siempre hay muy pocos viajeros allí, por lo que vas a poder disfrutar del “lugar” en exclusiva. Durante las vacaciones escolares Carlos se sube del Tena a sus hijos y a sus sobrinos para los que serás la principal atracción del lugar. Son todos majísimos pero si te dan demasiado la vara se lo dices y te dejarán tranquilo.

Llueve bastante, pero la lluvia es fina y además ayuda a combatir el calor. Las cabañas tienen mosquitera pero como siempre que vas al trópico no está de más que lleves algo de esparadrapo para tapar los posibles rotos de la mosquitera.

Por las noches, tras cenar, Carlos te explica maravillosas historias o te enseña a hacer útiles y herramientas aprovechando las plantas del lugar.

Si la noche está despejada, alza la mirada hacia el cielo. En un lugar con nula contaminación lumínica el espectáculo que procura la bóveda celeste es absolutamente inenarrable.

Como todo “lugar” es de carácter privativo y que lo sea mío no significa que deba serlo de los demás.

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Dolordebarriga
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Mensaje por Dolordebarriga »

EL OTOÑO EN LA CERDANYA

Carretera que va desde Alp a la Molina desde mediados de octubre hasta la llegada de las primeras nieves. En los Pirineos cerca de la frontera con Francia.

La Cerdanya es preciosa durante todas las épocas del año, si, es preciosa a pesar de la cantidad de segundas residencias que se han construido en ella en los últimos 20 años. Los pueblos han perdido su encanto, pero la montaña, la que han respetado las urbanizaciones, conserva la inmensa belleza del lugar.

La mejor época, al menos para mí la más bonita, cuando la Cerdanya se convierte en un “lugar” es en otoño cuando el frío golpea los árboles y les obliga a teñir de miles de colores a sus hojas. Si vas en coche desde Alp a la Molina detente en el margen derecho, sobre el río y observa los árboles. Los verdes oscuros, los rojos chillones, los amarillos plácidos y los marrones gastados conforman un mosaico tan alucinante que se diría imposible.

Déjate llenar por todos esos colores, olvida el tiempo, olvídalo todo y entra en el “lugar”.

Como todo “lugar” es de carácter privativo y que lo sea mío no significa que deba serlo de los demás.

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Dolordebarriga
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Mensaje por Dolordebarriga »

EN EL REGAZO DE MI MADRE

Es un “lugar” que frecuentaba de niño, y que con la edad, supongo que por esas gilipolleces de hombría que te imponen las normas sociales he ido abandonando. Es uno de los mejores “lugares” que he tenido y en el que me encontraba más seguro.

Me encantaba apoyar mi cabeza contra sus caderas y cerrar los ojos, sabiéndome a salvo de todo mal. El tiempo dejaba de fluir y mientras ella me acariciaba mi cabeza yo me adormecía tranquilo y soñaba mis más lindos proyectos de futuro. Sería astronauta, o capitán pirata o salvaría al mundo de horribles monstruos intergalácticos. Ahora recuerdo con cariño todas mis fantasías infantiles y aunque mi presente es mucho más modesto de lo que preveía mi febril imaginación infantil sigo luchando por cumplir todos mis sueños.

Nada malo te podía pasar mientras estabas allí, ni los profesores engreídos, ni los matones de la clase, ni ningún pequeño problema de los que poblaban mi infancia podían traspasar la frontera invisible que creaba mi madre a mi alrededor.

Tengo que volver a ese “lugar” no hay refugio más dulce que ese.

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Dolordebarriga
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Mensaje por Dolordebarriga »

EL CAYO DE DOUGLAS O DOUGLAS' CAYE

A unas millas mar adentro de Plasencia, al sur de Belize.

Belize ocupa la costa caribeña que debiera pertenecer a Guatemala, de hecho en los mapas de Guatemala, Belize aparece como un Departamento más de Guatemala. Es algo así como un Gibraltar español!!!!. Para llegar a Plasencia puedes desplazarte desde el norte Belopan, la nueva capital o Belize City la antigua en un chiken bus. Desde el sur puedes entrar desde Guatemala por barco a Punta Gorda y desde allí hasta los alrededores de Plasencia en bus y barco. Si vienes desde el sur a Plasencia se llega en barca, desde el norte en autobús.

Es un pueblito precioso de casas de madera pintadas en vivos colores, junto a las blancas playas del Caribe. Está habitado por garífunas que hablan inglés y por algunos viejos yankis que se han retirado allí. Tanto si llegas en barca como si lo haces en bus te dejaran en el mismo sitio. Siguiendo la línea de la costa, hacia el lado menos poblado del pueblo encontrarás un bar enteramente construido en madera. Pregunta allí a la dueña, una gran mamma negra, (si sigue siendo la misma), por la casa de Douglas, el que te puede llevar hasta su cayito. Esperemos que Douglas no lo haya vendido a algún yanki rico, porque si no os tocará indagar y buscaros otro cayito diferente.

Douglas tiene poco interés en moverse de Plasencia, así que es probable que le tengas que convencer, y hasta suplicar para que te lleve. Hace tres años no cobraba demasiado, unos 9 euros por persona y noche (dos días/una noche), aunque ahora dicen que Belize está mucho más caro que antes.

Si acepta llevarte, normalmente si consigue que uno de sus colegas de botella le acompañe te citará a la madrugada del día siguiente en el embarcadero y te pedirá que te compres algo de comida y bebida para la estancia.

El viaje hasta el cayo, una islita desierta en pleno arrecife coralino caribeño dura algo más de una hora y casi seguro que podrás ver delfines a lo largo del trayecto.

El cayo es realmente pequeño, debe tener unos veinte pasos de ancho por cien de largo. Hay un embarcadero y tres cabañas de madera. Una es comedor y cocina y las otras dos sirven de dormitorio. Una para ti y para quien te acompañe y otra para él y para quien le acompañe. Douglas se las apaña de puta madre y tiene un pequeño generador de gasolina, hay luz!!!! y un deposito que recoge agua de lluvia para las duchas.

Una vez allí, en uno de los lugares más maravillosos del mundo el tiempo deja de correr. Douglas tiene equipos de snorkel, van incluidos en el precio y bucear alrededor del cayo entre el arrecife coralino es una de las cosas más acojonantes que he hecho. Millones de peces tropicales de todos los colores, rayas, barracudas, morenas... de vicio. Y allí estás tu sólo o tú con la compañía que elijas porque Douglas se larga con la barca a pescar y vuelve para cocinar lo que haya pescado. Así un dia desayunas barracuda, comes yellow fish y cenas caracola gigante que comes cruda exprimiéndole un limón por encima.

Te sientes el puto amo del mundo, o, al menos del cayo, mientras estás allí. Te pasas el día buceando o leyendo sobre el embarcadero de madera o tumbado en la hamaca de cuerda que cuelga entre dos palmeras.

Por la noche el ruido del mar y el infinito de estrellas te mecen en tu paraíso privado y si además tienes la suerte de contar con la compañía adecuada el “lugar” permanecerá para siempre en tu recuerdo no sólo por sus paisajes diurnos sino también por tus vivencias nocturnas.

Llévate repelente para mosquitos, a ellos también les encantan los paraísos.

Como todo “lugar” es de carácter privativo y que lo sea mío no significa que deba serlo de los demás.

x
Perro infiel amiricano
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Registrado: 11 Nov 2003 12:33

Mensaje por x »

Vi este tópico hace unos días y pensé en escribir algo en él, pero lo fui dejando. Ayer tuve que hacer un viaje para asistir a una reunión. Cuando la semana pasada me llamó el que la convocaba para preguntarme qué tal me venía que la programara para el miércoles –yo le contesté «igual que cualquier otro día», frase totalmente sincera en la que sólo faltaban dos palabras, de mal- aprovechó para decirme que la reunión se hacía «en realidad, para nada». Gran verdad. El 95% de las veces las reuniones de trabajo se hacen para nada; se hacen porque algún genio decidió que reunirse era bueno en sí mismo, y numerosos borregos balaron afirmativamente, y desde ese infausto momento se convocan a mansalva. En definitiva, me levanté a las seis y media de la mañana y estuve viajando durante casi seis horas, entre ir y volver, para asistir a una reunión vacía de contenido que duró exactamente dos horas y cuarenta minutos, seguida –cómo no- de comida confraternizadora.

Esta grata experiencia, no por frecuente menos divertida, justifica este mensaje. Yo pensaba escribir unas paridillas sobre uno cualquiera de los lugares por los que he pasado de forma ocasional. Podría haber sido ser el bello paisaje del nacimiento del Mundo, el ambiente de un café callejero de Luxor durante la simpática guerra de Irak a finales del pasado mes de marzo, las hogueras de Santa Lucía en las calles de Molinicos o los cráteres activos del Etna. Pero ayer, durante mi repelente y desganado viaje por obligación, tuve mucho tiempo para pensar y recordé cuál es el lugar donde he pasado los mejores momentos, el lugar en que me siento realmente libre, el único lugar del mundo al que siempre quiero volver: mi casa. Aunque he llamado casa a muchos sitios distintos, he tenido la suerte de que todos ellos me ofrecieran un auténtico refugio, un lugar verdaderamente privado, desde la casa de mis padres hasta un apartamento de menos de cuarenta metros donde viví una vez (precisamente, uno de los lugares donde he sido más feliz). Reconozco que me importan las comodidades materiales, me importan mucho, pero no siempre las he tenido, ni ahora las tengo todas. Lo verdaderamente importante de entrar en mi casa es la sensación que experimento cuando cierro a mi espalda la puerta y la pongo entre el mundo y yo. Y si además puedo estar junto a alguien a quien quiero, mi casa es sin duda para mí el mejor lugar del mundo. No hay playa exótica, ni hotel de lujo, ni servicio après ski que puedan proporcionarme un placer comparable.

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Marilyn Monroe
moromielda
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Registrado: 13 Ene 2004 23:52

Mensaje por Marilyn Monroe »

La calle ancha, luminosa. El calor asfixiante, atenazador. El olor a especias inundando cada rincón. Un largo camino por recorrer hasta llegar a nuestro destino, más ligeros los pies de lo que las circunstancias parecían hacer posible.

Mis recuerdos de Atenas casi se reducen a esas sensaciones, sobre todo la mezcla de luz y olores que me hacían parecer un sabueso en temporada de caza, siempre alerta para cazar al vuelo ese nuevo aroma a especia o esa flor que nunca había olido antes. Y también grandiosidad, sobre todo esa sensación de ser tan pequeña y torpe en medio de las ruinas colosales. Y tristeza; una sensación de dulce derrota ante lo que el tiempo nos ha arrancado, dejándonos apenas vislumbrar lo que fue.

Un buen sitio para soñar, para volver al pasado y disfrutarlo. Un buen lugar.

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SordoSinOrejasDrMoriarty
Comodoro
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Registrado: 26 Feb 2003 11:33

Lugar uno.

Mensaje por SordoSinOrejasDrMoriarty »

Uno de mis lugares no tiene nombre.
Tiene miles de nombres.
Está en cada ciudad.
Es cada calle. Cada trozo que recorro de acera o asfalto.
Pero tiene una condición.
Soledad.
Y eso sólo existe en ciertas horas.
En ciertos lugares.
En esa incertidumbre horaria, donde las cuatro, las cinco o las seis de la madrugada no se acaban de definir sobre el reloj.
Donde apenas hay movimiento, si acaso, el de las luces de los semáforos parpadeando y diciéndote lo que debes hacer. O lo que deberías hacer.
Mientras tu cara corta el viento frío o la brisa cálida o la calmada quietud del aire.
Noche.
Cualquier calle tranquila.
Cualquier ciudad.
Mi lugar.


Nos leemos.

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Knuckles
Mojahedín
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Registrado: 25 Feb 2003 22:08

Mensaje por Knuckles »

El autobús. Pero no el bus de linea que atraviesa la ciudad de punta a punta. Hablo de aquel que te lleva de una ciudad a otra, de un lugar a otro.
Desde la llegada a la estación, la compra del billete, el ritual que supone encontrar la dársena exacta que estás buscando. Siempre es la última. Los últimos cinco minutos. El último cigarrillo en horas.
La llamada. "llegaré sobre las 8 y pico, échale 9. Nos vemos"
Dejar tus bultos en la parte de abajo. Subir, encontrar tu asiento, ojalá esta vez no te toque compartir el de tu lado. la ventanilla es mía, y de nadie más, una del costado derecho, para ser mas exactos.
Mirar el reloj. Ya deberíamos de haber salido. Hace un minuto, por lo menos. Quiero salir ya.
Y el autobús arranca, esbozo una estúpida sonrisa, y se queda ahí durante un largo rato. Me pongo los cascos, enciendo el walkman, reclino el asiento, le pese a quien le pese. Por algo se pueden reclinar.
"Nilsson - Everybody is talking."

Y ya está. La emoción del viaje. Nada de pensar en si nos pondrán película, si será buena o mala, si el autobús tendrá calefacción, si me entrará hambre, si me entrarán ganas de mear en breve, nada de pensar en cuando pararemos, y dónde, si en una estación de servicio de mala muerte o en una gasolinera de mala muerte. Nada de preguntas de niño pijo por el momento, que ya son unos años viajando. Ya habrá tiempo; será por tiempo. Por el momento, mi walkman, mi asiento con ventanilla, mi música, mi cada vez mas estúpida sonrisa y la creciente emoción de haber comenzada el viaje, nos bastamos; y nos sobramos.


Esa sensación, esas ganas de querer llegar allí y ver a tu gente después de tanto tiempo, o de visitar ese lugar al que siempre has querido ir. Da lo mismo si voy al Albaizín o a Andorra, a San Sebastián o incluso a Benidorm.
Ojalá durara todo el viaje, pero va desapareciedo pasado un rato, no sabría calcular el tiempo exacto, ni el aproximado siquiera.

Ah. Y ese peso que se te quita de los hombros al rato de viaje. No habías reparado en él hasta ahora, pero puedes sentír como se va.
Necesitaba salir de aquí.

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Dolordebarriga
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Mensaje por Dolordebarriga »

RECORRIENDO EL MAMORE DESDE TRINIDAD HASTA GUAYAMERIN

A bordo de un barco mercante, que cubra la ruta entre Trinidad y Guayamerin en Bolivia.

Hasta Trinidad puedes llegar desde la capital política de Bolivia, La Paz yendo hasta su capital económica Santa Cruz en autobús. Desde Santa Cruz te será fácil encontrar transporte terrestre hasta Trinidad. Una vez en Trinidad descansa, párate un par de días y haz lo de siempre, pregunta a los taxistas para que te lleven hasta donde amarran los barcos mercantes que recorren el Mamoré. Como el río cambia de trayectoria puede ser que te cueste un poco encontrar el puerto, ya que este también cambia de lugar. Pero no te rindas, porque la aventura vale la pena. Insístele al taxista y no le pagues hasta que no te haya llevado a donde tu quieres.

Una vez llegues pregunta por los capitanes de los barcos, los marineros pasarán bastante de ti. Busca un barco que zarpe pronto y negocia de antemano el precio. Yo pagué menos de 5000 pelas por 11 días de trayecto, con comida incluida, pero este precio es un chollo y se debe a que me hice colega del capitán. Os recomiendo, si está fondeado allí, viajar a bordo del Bolivia, el barco que transporta bombonas de butano (la mejor ocasión de tu vida para dejar de fumar) a lo largo del río. Tanto el capitán, Edgard, como la tripulación son muy buena gente.

No te olvides de llevar mosquitera y si no quieres dormir sobre la cubierta cómprate antes una hamaca.

El “lugar” es el barco, pero sobre todo es el trayecto. Navegar el Mamoré, un caudaloso río que fluye desde el corazón de Bolivia hasta la frontera con Brasil para acabar desembocando en el río Negro, el mayor afluente del Amazonas constituirá una experiencia alucinante. La selva amazónica se extiende por ambas riberas y a bordo de tu barco podrás deleitarte observando cientos de aves, los caimanes que retozan al sol en las orillas y los delfines rosas de río que juegan delante de la proa de tu barco.

Si el río está bajo la travesía durara bastante y el capitán ordenará anclar todas las noches para evitar que el barco encalle en algún banco de arena. Aún así es fácil encallar. Entonces, repuesto del susto te tocará ayudar a la tripulación. Si el río baja con mucho agua tardarás unos cuatro o cinco días en cubrir el trayecto.

Comerás pescados rarísimos y huevos de tortuga que bajarás a robar de sus nidos. Si, se que la tortuga es una especie protegida, pero entiendo que la explotación para el autoconsumo de la gente del barco es algo natural y no la causa de su puesta en peligro de extinción.

Llévate un buen libro, búscate un rinconcito tranquilo en el barco, normalmente los portalones de mercancías que viajan amarrados al barco, son uno de los lugares más calmados. Allí te podrás sentar con los pies sumergidos en el agua y dejar pasar las horas, a quien le importa el tiempo, contemplando la selva y el río. Aprovecha además el tiempo para intercambiar impresiones con la tripulación, aprenderás muchas lecciones y te darás cuenta de la inmensa suerte que tienes por haber nacido en un país del primer mundo.


Y un consejo, nunca, nunca, nunca aceptes el reto del capitán a ver quien puede beber más cerveza una vez que estéis en tierra. Tras catorce cervezas de ¾ de litro, en Bolivia la cerveza no se bebe en ridículos botellines de 1/5, tuve que claudicar al darme cuenta en mi último momento de tino que mientras yo caminaba haciendo unas eses del quince él se mantenía firme como una roca. La resaca del día siguiente fue de órdago.

Como todo “lugar” es de carácter privativo y que lo sea mío no significa que deba serlo de los demás.

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