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Declinaba el día cuando por fin me conecté al foro. Quise pensar, me estrujé el cerebro, pero la cabeza medio desvanecida no me lo permitió.
Pasó una hora, se alzó la luna, el hambre y el temor alejaron el sueño.
Me puse a escribir estas líneas.
Cuando la grata y envolvente tiniebla hubo con el nuevo crepúsculo eléctrico restablecido el predominio de la verdad y de la exactitud en la cocina de la casa, cuando las cosas volvieron a proclamar su naturaleza simbólica de seres dejando aparte la inexactitud espacialmente declarada de sus formas, de sus ángulos y de sus dimensiones, vamos cuando di la luz de la cocina, me senté y en ese descaso me aplique a la cena con una voracidad que habría resultado indecente en público.
Llagada la noche se da una manta al detenido. Llegado el día se le retira exigiéndole sea doblada por sus pliegues. Estos acontecimientos y los más banales del rancho o de la orina dan forma de calendario a un tiempo que, por lo demás, se muestra uniformemente constituido de angustia y virtudes teologales. Eso sentía.
No aguantaba en casa, me duche y salí.
Por la noche, en esta ciudad, la vida refluye lentamente hacia el barrio de los cafés concierto. Pensaba pasar casi toda la noche en el Central, en un pequeño espacio se había encajado milagrosamente una orquesta, el público apretujado a más no poder, codo con codo. Vasos y botellas corrían hasta los cuatro rincones de la sala, llevados por el camarero de melena y barba blanca. Todos gritaban, Una especie de oficial de marina me eructaba, en el rostro, cumplidos cargados de alcohol. En mi mesa, un enano sin edad me contaba su vida. La orquesta tocaba sin tregua melodías de las que sólo se distinguía el ritmo, porque todos los pies llevaban el compás.
Se abrió la puerta y apareció ella.
La calle nos recibió tranquilizadoramente ofreciéndonos un hálito más fresco y la certidumbre de que efectivamente la noche permanecía allí con todas sus posibilidades aun ofrecidas a despecho de la humanidad insectaria y de la pintura neoexpresionista de los pueblos centroeuropeos ignorantes de qué cosa sea verdaderamente eso que llamamos vida. El golpe de aire frío en la cara nos devolvía a un tiempo la conciencia alerta de ser libres, la conciencia de ser omniscientes y la voluntad recobrada de ambos de seguir viviendo.
Merodeador (2004)
Collage
Término francés de uso internacional que designa una técnica que se origina en el papier collé, desarrollado por Picasso y Braque, quienes, a partir de fragmentos de papel de diferentes colores, realizaban cuadros abstractos.
El collage consiste en componer el objeto artístico pegando sobre una superficie fragmentos de materiales diversos (generalmente recortes de fotografías o periódicos, pero también trozos de tejidos, vidrio, etc.) para sugerir valores evocativos o simplemente calidades materiales inéditas.
Con Dios.