pH, más que hamor, frensi.

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Notable Don Tristón, del relato erótico al compromiso deontológico. Ya intuía el final efecticista a mitad de relato, el súbito colofón a tan tibia descripción de pasión.

Todo muy correcto, como todo siempre en usted, aunque debiera hacer medrar la metáfora promiscua y delirante. Adolece de adustos ademanes cuando bien le recomendaría la dedicación devota a dementes desmanes.

Hombre, tampoco quería que la descripción sonase excesivamente apasionada. Por tratarse de la dentista habitual del protagonista, pensé más en que se reflejara un sentimiento de simpatía y hasta de cierta atracción, pero no de enamoramiento.

De todas formas se agradece el consejo.