pH, más que hamor, frensi.

Que me corroe las entrañas y me hace errar una y otra vez.

I´m a clown.

Que me quita el sueño y el poder de soñar.

Je ne veux pas dormir.

Que me quita la alegria y las ganas de perdonar.

Minha querida,minha torcida.

Impacientar...

Moliendo condena.

¡Bravo Navajo, BRAVO!

¡Qué genio de vanguardias! Un héroe valedor del caos sintáctico. El demiurgo del renglón infuso. ¡Abrumadoramente fantástico!

Navajerah cohone, toma pa' tí un ¡OLE!

Cue aluego me disen cosas cumo estra:

+ + + + =

Si tienes estilo propio, radicalízalo. Mira a H.P. Lovecraft y sus teratológicas divinidades politentaculadas y enajenantes para el juicio humano; de mongo freak mojacamas a literato en el culmen del fetiche, un clásico cándido en su truculencia.

Un consejo no pedido. Agarra un mamotreto con más de mil páginas, ya sea el tomo 13 de la Espasa-Calpe, una Biblia anabaptista, Guerra y Paz en edición pro multiópticas, un Corominas de tres codos de lomo, o la enciclopedia ilustrada del fervoroso apareamiento de las cafeteras. Cierra los ojos, abre el libro con un guante de boxeo y estira el índice, bueno ahora te quitas el guante de pugilato y vuelves a estirar el índice, apunta la palabreja que señalas. Repítelo cuatro o cinco veces más. Luego, con esa pequeña lista trata de imaginar las posibles conexiones entre palabras tan diversas. Ya tienes la mitad de tu flamante obra.