Técnicas De Masturbación Entre Batman Y Robin
Publicado: 13 Sep 2004 03:54
Retazos internáuticos de la salaz y descacharrante obra de Efraim Medina Reyes, alias 'yo soy el canon palpable de las medidas estéticas de Colombia: la demacración de Botero y la exuberancia de Betty la Fea'.
Epitafio Reptil
Nadie que me haya conocido
Puede decir que no le decepcioné.
1.
MECANICA POPULAR
Anotaciones sobre la sexualidad y el amor
47
Me llamo Sergio y vivo en el piso 19 de un edificio de apartamentos en el Centro de una pequeña, bella y hedionda ciudad. Me levanto de la cama a medianoche porque me duele la espalda, me asomo en la ventana y veo en la distancia la luz de numerosas ventanas donde otros hombres estarán asomados. ¿Qué razones tendrán? A mí me duele la espalda, otros tendrán insomnio, pero creo que la razón más importante para que haya hombres asomados en las ventanas a esta hora es el sexo: Una vez eyaculas los besos son fríos y las palabras inútiles. La cama se convierte en un sitio peligroso. Lo que en verdad quisieras es estar a muchas millas de allí pero sólo tienes esa ventana. Estás satisfecho y un poco asustado. Me pregunto si hay espacio suficiente en una ventana para alguien que no quiere saltar.
34
Ella quiere caricias, mil caricias por minuto. El quiere acabar pronto porque empiezan los deportes en la tele. Ella no siente la tensión, está a sus anchas con su hombre encima. El la odia y quisiera destruirla con su pene y ella le exige más, ella quiere ser destruida por su pene. El gira para poder ver un gol, y ella gime y se monta sobre él. Ella siente que el domingo es eterno, que podría estar allí durante horas. El aparta las enormes tetas para ver la cara de Rivaldo. Ella le muerde la oreja y le dice que lo ama y él piensa en cuanto desea que muera esa mujer.
119
Ana y Juan vivieron juntos 6 años, hicieron el amor 1.467 veces. Ella soltó 4.344 quejidos, un numero considerable de jadeos y alrededor de 2.500 pedos pero jamás tuvo un orgasmo. Juan se quejaba a menudo de Ana pero estaba orgulloso de su perfecta relación sexual. Cuando finalmente ella lo abandonó pensó en muchas cosas menos en eso. Juan logró eyacular 1.466 veces: 1.238 dentro de Ana. 176 veces antes de entrar en Ana. 52 veces le disparó (por gusto) el semen en la cara. Una vez se fue en blanco (por culpa de Ana).
22
Amor y sexo tienen en común el ser causas individuales, cualquier intento de compartir esas sensaciones con algún otro está condenado al fracaso y sólo despertará en nosotros ira y desazón.
23
A las mujeres les enfurece que sus amantes eyaculen demasiado pronto. ¿Qué es pronto? Según una encuesta hecha a 1.247 mujeres entre los 25 y 35 años pronto es antes que ellas tengan una oportunidad de venirse...
...Un sujeto arroja una flecha para matar un ciervo, cuando la flecha cruza el aire un hombre aparece y es atravesado por ésta. El ciervo huye y el hombre muere. ¿Cuánta culpa le cabe al sujeto?
El amante está dentro de ella, se mueve confiado. Ella le guía. El pene se pone tenso como el arco donde la flecha está a punto de salir. Ella le pide tiempo, él acepta. Ella hace un inesperado giro y el semen se precipita, él trata de frenarlo pero ya es tarde: Plos, plos, plos. Phissssssss. El pene se escurre y ella llora. El amante ofrece disculpas y ella lo manda al demonio. ¿Cuánta culpa le cabe al amante?
04
Hundir, acelerar, frenar, mantener, girar, etc. Palabras de uso común en escuelas de conducción y habitaciones de motel.
191
Aviso en la pared de un bar: La mujer nace puta y la sociedad la corrompe.
263
Categorías de Mujer: A.Las que todavía son jóvenes. B.Las que ya no lo son.
Categorías de Hombre: 1. Los que miente a la mujer A. 2. Los que mienten a la mujer B. El primer hombre miente por sexo y el segundo por dinero. Los hombres no mienten para engañar a las mujeres sino para hacerlas quedar bien. Engañar a una mujer es imposible porque ellas siempre saben lo que el hombre quiere. La mujer A necesita esas falsas promesas. Su coartada es patética pero eficaz: Me entregué por amor. La B no puede aceptar que cambió dinero por sexo. Dirá a su analista: Pensé que me amaba.
Las putas y las santas (que son criaturas de la misma índole) pueden aceptar (en estricto orden) dinero por sexo y muerte por amor. A las otras el sexo como objetivo mismo, como mecánica exenta de condiciones, les activa el dilema moral. Sentirse engañadas no sólo funciona como paliativo de la puta que llevan dentro sino que: hombre tras hombre, engaño tras engaño, ellas buscarán el martirio que las eleve a santas (¿O sabes de algún hijo que piense que su madre es una puta?).
La naturaleza cómica y estúpida del hombre lo hace pavonearse cada vez que engaña a una mujer. Se siente rudo y avispado, digno de respeto entre su especie. Un deporte popular entre los hombres es reunirse a contar sus hazañas contra el género femenino. Ejercen su papel de verdugos con la misma eficacia que una abeja zángano sirve a su reina.
101
La mujer vive de su cuerpo y en él. El cuerpo es su refugio, su materia prima, su bebé de oro puro. Si una mujer se enoja con su amante por cualquier motivo su respuesta invariable es negarle el acceso a su cuerpo. El cuerpo es la idea que tiene de sí misma, la forma de su pensamiento, el valor que se da: El cuerpo es su amo. Un hombre no vive con una mujer sino con su cuerpo, no anhela y recuerda a una mujer sino a un cuerpo. Un hombre no abandona a una mujer sino a un cuerpo que ha perdido su fragancia. La misma suerte corre un viejo automóvil.
113
¿Qué cosa es un agua que no te moja, un sol que no te ilumina y calienta, un amor que no te destruye?
29
¿Cómo sería un mundo absolutamente femenino? No un mundo masculino interpretado por mujeres. Un mundo femenino desde el fondo, un mundo negado al concepto del hombre. ¿Cómo serían las catedrales submarinas de ese mundo?
185
Para herir a su amante la mujer no encuentra mejor arma que traicionarlo con otro. El hombre no necesita traicionar a la mujer para herirla, le basta con ser hombre, esa es su agresión: Ella lo siente como una fuerza contraria, siente que la rebasa sin esfuerzo. El mundo es masculino y ella es una intrusa, un rasgo más de ese mundo.
Para ser deseada por un hombre a ella le basta con ser la mujer que éste desea. De nada le sirve ir a la luna o conquistar Roma si no tiene el trasero que ese hombre sueña. Es inútil que cruce nadando el océano si ese hombre piensa que sus tetas y culo son un desastre.
Las hazañas de un hombre pueden ganar el amor de una mujer aunque éste sea un guiñapo. También puedes seducirla haciéndola sentir alguien. Ella necesita ser aceptada, entrar al mundo y si encima eres capaz de fijarle el esqueleto, andará detrás tuyo como un perrito faldero.
145
Cuando Juan se mueve sobre Gaby ella gime cada 3 minutos. Sus gemidos son exactos en duración e intensidad. Juan siente que la vuelve loca y se mueve cada vez a mayor velocidad y golpea con todas sus fuerzas su pelvis contra la de ella. Gaby, entretanto, piensa en una receta de cocina, recuerda una deuda y trata de evitar que Juan dañé su peinado. Juan le pregunta si le gusta lo que hace y ella gime y piensa que la barriga de Juan es más grande cada día. Juan le pregunta qué siente y ella gime y no acaba de entender cómo pudo Ana vivir 6 años con Juan. Ella no siente nada especial, sólo el movimiento y el monótono ir y venir de la pelvis de Juan contra la suya. Eso le gusta, la relaja, le sirve para quemar tiempo mientras acaba el noticiero y empieza la telenovela. Juan le pregunta si la excita ver el noticiero mientras hacen el amor y ella lo aprieta contra sí, lo sacude y lo hace eyacular. El noticiero acaba y Gaby va a lavarse a toda prisa.
318
El mundo se divide de muchas formas: Blancos y negros, altos y bajos, listos y tontos, etc. Hay una división más arbitraria pero no menos real y eficaz... BELLOS Y FEOS. Es una ley sangrienta que no conoce piedad o límites. Uno no ve una mujer, ve piernas, tetas, cabellos. Obvio que la belleza es más que una condición física (peso, altura, proporciones, movimiento, color, armonía, etc) pero sobre todo es una condición física. Las virtudes morales, el intelecto, los dones del espíritu pueden llevarnos lejos... Sólo se requiere una férrea disciplina, altas dosis de talento y mucha suerte. La belleza se basta a sí misma para entrar o salir, es la cómplice ideal de cualquier aventura. Ser feo es haberse traicionado. Una mujer debe ser bella, es su única oportunidad legitima, lo demás es esfuerzo (en el reino animal el bello es el macho). El hombre busca en la mujer eso que salta a la vista, ella.
Ser bello es aceptarse (para Dios y el resto). El feo la tiene jodida en el mundo Marlboro. Lo bello es bueno, está bajo reflectores. Lo feo acecha en la sombra (en el reino animal la belleza no es decisiva). Llevar a una tipa a la cama con sonetos de Shakespeare o fragmentos de Kant no es fácil: El mejor truco son dientes blancos y dorados músculos (y sino paga el pato). El ingenio divierte y hasta deslumbra pero no excita. La belleza es moneda fuerte en cualquier rincón del mundo (en el reino animal no hay virtudes morales). Es bastante probable que todos (bellos y feos) seremos enterrados un día pero para algunos habría sido mejor nacer muertos.
1.1
MECANICA DE SEDUCCION
Un breve y práctico manual que enseña como embaucar y sacar
chispas a cualquier mujer en nueve sencillas lecciones.
IMPORTANTE: PARA OBTENER MEJORES RESULTADOS EN LA APLICACIÓN DE ESTE MANUAL DEBEN TENERSE EN CUENTA LAS SIGUIENTES CONSIDERACIONES Y ADVERTENCIAS.
A. No hacemos milagros. Nuestro lema bien lo dice: CADA OVEJA CON SU PAREJA. Queda claro que el manual no sirve para que un chofer de autobús ligue a una reina nacional de belleza. Sin embargo puede serle útil con la agraciada cajera de un almacén de cadena.
Nota: Si el chofer es exacto a Marlon Brando en el filme Un tranvía llamado deseo no tendrá inconvenientes para sacar chispas a la reina o algún otro tipo de zorra brillante. Así mismo es poco probable que necesite de éste o cualquier otro manual...
... Los fines de semana que volvía tu marido, que eran casi todos, yo me le hacía el loco a mi hermano y a beber con los amigos. Creían que me aparté de todo por el trabajito ése y me decían que los invitara al caserón, que haríamos una buena fiesta y llevaríamos hembritas de las de programa. A veces me daban ganas de hacerlo de la pura rabia pero después estábamos tan borrachos que se les olvidaba la cosa. Puede que lo hagamos ahora si es que no empiezan la construcción. Una vez el trago me dio por esperar a que tu marido saliera por la mañana y decirle todo. Ahí me quedé, recostado en la pared, y cuando al fin salió con las maletas en las manos y el pelo un poco canoso untado de gomina, todo él tan pulcro, no tuve fuerzas para alcanzarlo. Por esos días te dije que me invitaras a tu casa y me dijiste que no. Yo a veces creía que no te acostabas conmigo porque te daba asco de la mugre del caserón viejo y empezaba a cansarme de aquello de los teatros. Intenté darte ron pero tomaste muy poquito y no sirvió. Pero me gustaba tocarte, no puedo negarlo, por eso aguanté. Paseaba desnudo por los corredores en ruinas pensando en vos y me sentía orgulloso de la sombra de mi erección en las paredes. Ponía a Nino, cantaba Mis noches sin ti a todo volumen y me masturbaba imaginándote desnuda conmigo adentro. Después dormía bien y al despertar pensaba que nada en este mundo puede ser así no más, que a vos te debía afectar, que algo debiste sentir en esas noches. Eran las veces que estaba más tranquilo entre las butacas escondidas. Había aprendido a mover las manos sin desorganizarte la ropa. Pero otras veces peleábamos y en lugar de cuidarte, abrías más las piernas y yo te penetraba con los dedos sin temor a que alguien pudiera imaginar qué pasaba. Cuando mejor me sentía era cuando me mordías el hombro al llegar al placer. En esos momentos creía que la ropa ya no podía contenerme, que no podía esperar más. A la salida cantaba Tú cambiarás y vos te callabas. Después, me imagino que como respuesta, empezabas con lo de que "Es el viento que te habla, que acaricia tu corazón, es el viento que te besa, es el viento que soy yo".
Una tarde no había película para ver y nos fuimos a un parque lejos de donde vivíamos, a chupar helado. Había niños jugando, un par de muchachos que intentaba elevar una cometa y otros que se dedicaban a molestar a las muchachas que pasaban. Varios viejos jugaban dominó a la sombra de un árbol que a vos te pareció muy bonito. Casi sin darnos cuenta caminamos cogidos de la mano y después nos tendimos en el pasto y nos pusimos a mirar el cielo, a buscarle formas a las nubes: allí hay un pez. Ésa es la cabeza de un payaso, no, de una bruja; se convirtió. Allá va un caballo trotando, un dos, un dos. El pez se movió con el viento, ahora parece un barco. Detrás hay una muñeca de trapo. No, una vaca, es como una vaca. ¿Si? Sí. Bueno, y ¿ésa de la derecha? ¿Ésa? Sí, ésa. No sé; a nada; ¿a qué? A una nube.
Reíste como no lo habías hecho nunca, como yo creía que no sabías hacerlo. Cuando volvíamos te pedí que fuéramos al caserón, que me contentaba con verte desnuda pero vos dijiste que no era necesario. La emputada que me pegué fue bárbara: me eché a la calle el resto de la semana y mi madre empezó a llorar otra vez y a rogarle a la Virgen del Perpetuo Socorro, y mi padre y mi hermano el vendido volvieron con la mala cara y la cantaleta. Los amigos sí estaban felices porque yo andaba gastando a lo loco y finalmente nos reconciliamos la mañana que esperé a que vos salieras a barrer; te vi tan triste que hasta me arrepentí del ataque de dignidad. Pero de todos modos tenía la esperanza de que sirviera de algo, que las cosas cambiaran, y cuando vi que no, se me ocurrió presionarte con el jueguito aquel de imaginar en voz alta como podía ser una noche de amor entre vos y yo. Me escuchaste muchas veces el mismo cuento, cómo te abrazaba y te besaba, cómo, por fin, sobre vos, lograba hacerte mía. Al principio ambientaba la cosa en sitios exóticos: en playas, en hoteles lujosos con sábanas de seda. Después pensé en el caserón viejo y lo adornaba, le devolvía el esplendor que tuvo hace muchos años; te pintaba la bañera caliente llena de espuma y las baldosas cubiertas de rosas rojas, todo muy hermoso, como en un palacio. Por último, mi dio por imaginar cómo podría ser en tu cama, en la cama de esa casa de postigos verdes que nunca conocí, que nunca llegué a ver. Esa cama. Ahora la veo; es grande y alta, sólida, de madera pintada de café oscuro. Sin embargo te ves bien, a pesar del reproche pintado en las caras de las doñas, a pesar de que tu esposo no sabe por qué lo hiciste, a pesar de que ahora estás tan distante y azul como tus ojos.
***
Aditamento ulterior, propio y copypasteado, con nula capacidad pedagógica:
ETIMOLOGÍA - LÉXICO
EXUBERANTE
Exuberante se escribe sin h, porque uber, úberis (que evoluciona a ubre), no la lleva. De la forma adjetiva úberes (el sustantivo es neutro, úbera) procede nuestro término ubre, ubres por simple caída de la débil postónica. En latín este lexema tiene un amplio desarrollo: uber (n., pref. en pl. úbera) ubre, pecho, seno, teta, mama; uber (adj.) abundante, copioso, lleno, bien nutrido, grande (tiene además el comparativo uberior y el superlativo ubérrimus); uberatus, a, um, dotado de ubres, capaz de abundancia y plenitud; úbere, copiosamente, en abundancia; ubertas abundancia, fertilidad, fecundidad, riqueza, ubertim, abundantemente, copiosamente; ubertare, fertilizar, fecundar, hacer fecundo; ubertus, a, um, abundante, copioso, fértil, productivo. Uberare, fertilizar, fecundar, producir, ser fecundo.
La forma de participio presente -ante procede de este último verbo que expresa la actividad propia de las ubres, que es producir leche, y más que producir, manar. El prefijo ex acentúa aún más esta idea de abundancia: expresa el movimiento de dentro a fuera, de salida. Exuberante es en principio una ubre que está derramando la leche que ya no le cabe dentro, porque no para de manar; una ubre que rebosa. Y por analogía, cualquier superabundancia.
En el desarrollo completo del lexema se aprecia inequívocamente la relación entre las ubres (aplicado a nuestra especie, pechos) y la abundancia de origen vital, y por extensión de cualquier otra abundancia. Los lexicólogos creen que este lexema deriva del griego ouqar (úzar), que significa también ubre, racimo del que se exprime el mosto, la parte más fértil de un campo. Las ubres, los pechos son el paradigma de la abundancia, de la riqueza; más que el vientre. No perdamos de vista que si en el arte del paleolítico las "Venus", es decir el ideal de la belleza femenina, exhibían por igual su poder en el vientre y en los pechos, en el desarrollo sucesivo el vientre cedió su protagonismo a los pechos, que siempre fueron y siguen siendo tratados con especial amor por los artistas; reflejo evidente de la universalidad de estas inclinaciones.
Nada tendría de extraño que el erotismo que irradia de los pechos no sea ajeno a un instinto de selección de pareja que prima la capacidad amamantadora como la virtud excelsa que permitirá sacar adelante con esplendor los frutos del vientre; porque no hubo cosa más triste, antes de la lactancia artificial, que ver cómo languidecían los hijos por la escasez o por la falta de vigor de la leche materna; ni mayor felicidad que verlos crecer tan hermosos durante la lactancia gracias al vigor de las ubres. Por eso se consideró la exuberancia como el no va más de la abundancia: se creó esa palabra para expresar una abundancia tal de las ubres, que van perdiendo la leche sobrante después de hartarse la criatura. Esa idea se mitificó y se dotó de leyenda en todas las culturas. En la mitología cristiana, nada menos que con la leche que rebosaba de los pechos de la Madre de Dios (este epíteto es una de las claves del mito) cuando huía de Egipto con su hijo en brazos para escapar de las manos de Herodes, con el reguero que fue dejando esa leche, se formó la Vía Láctea, el Camino de la Leche. El mayor de los prodigios de la exuberancia.
Sí, empacho de letras, achaquenlo al cupo mínimo de producción de los moreadores.
Epitafio Reptil
Nadie que me haya conocido
Puede decir que no le decepcioné.
1.
MECANICA POPULAR
Anotaciones sobre la sexualidad y el amor
47
Me llamo Sergio y vivo en el piso 19 de un edificio de apartamentos en el Centro de una pequeña, bella y hedionda ciudad. Me levanto de la cama a medianoche porque me duele la espalda, me asomo en la ventana y veo en la distancia la luz de numerosas ventanas donde otros hombres estarán asomados. ¿Qué razones tendrán? A mí me duele la espalda, otros tendrán insomnio, pero creo que la razón más importante para que haya hombres asomados en las ventanas a esta hora es el sexo: Una vez eyaculas los besos son fríos y las palabras inútiles. La cama se convierte en un sitio peligroso. Lo que en verdad quisieras es estar a muchas millas de allí pero sólo tienes esa ventana. Estás satisfecho y un poco asustado. Me pregunto si hay espacio suficiente en una ventana para alguien que no quiere saltar.
34
Ella quiere caricias, mil caricias por minuto. El quiere acabar pronto porque empiezan los deportes en la tele. Ella no siente la tensión, está a sus anchas con su hombre encima. El la odia y quisiera destruirla con su pene y ella le exige más, ella quiere ser destruida por su pene. El gira para poder ver un gol, y ella gime y se monta sobre él. Ella siente que el domingo es eterno, que podría estar allí durante horas. El aparta las enormes tetas para ver la cara de Rivaldo. Ella le muerde la oreja y le dice que lo ama y él piensa en cuanto desea que muera esa mujer.
119
Ana y Juan vivieron juntos 6 años, hicieron el amor 1.467 veces. Ella soltó 4.344 quejidos, un numero considerable de jadeos y alrededor de 2.500 pedos pero jamás tuvo un orgasmo. Juan se quejaba a menudo de Ana pero estaba orgulloso de su perfecta relación sexual. Cuando finalmente ella lo abandonó pensó en muchas cosas menos en eso. Juan logró eyacular 1.466 veces: 1.238 dentro de Ana. 176 veces antes de entrar en Ana. 52 veces le disparó (por gusto) el semen en la cara. Una vez se fue en blanco (por culpa de Ana).
22
Amor y sexo tienen en común el ser causas individuales, cualquier intento de compartir esas sensaciones con algún otro está condenado al fracaso y sólo despertará en nosotros ira y desazón.
23
A las mujeres les enfurece que sus amantes eyaculen demasiado pronto. ¿Qué es pronto? Según una encuesta hecha a 1.247 mujeres entre los 25 y 35 años pronto es antes que ellas tengan una oportunidad de venirse...
...Un sujeto arroja una flecha para matar un ciervo, cuando la flecha cruza el aire un hombre aparece y es atravesado por ésta. El ciervo huye y el hombre muere. ¿Cuánta culpa le cabe al sujeto?
El amante está dentro de ella, se mueve confiado. Ella le guía. El pene se pone tenso como el arco donde la flecha está a punto de salir. Ella le pide tiempo, él acepta. Ella hace un inesperado giro y el semen se precipita, él trata de frenarlo pero ya es tarde: Plos, plos, plos. Phissssssss. El pene se escurre y ella llora. El amante ofrece disculpas y ella lo manda al demonio. ¿Cuánta culpa le cabe al amante?
04
Hundir, acelerar, frenar, mantener, girar, etc. Palabras de uso común en escuelas de conducción y habitaciones de motel.
191
Aviso en la pared de un bar: La mujer nace puta y la sociedad la corrompe.
263
Categorías de Mujer: A.Las que todavía son jóvenes. B.Las que ya no lo son.
Categorías de Hombre: 1. Los que miente a la mujer A. 2. Los que mienten a la mujer B. El primer hombre miente por sexo y el segundo por dinero. Los hombres no mienten para engañar a las mujeres sino para hacerlas quedar bien. Engañar a una mujer es imposible porque ellas siempre saben lo que el hombre quiere. La mujer A necesita esas falsas promesas. Su coartada es patética pero eficaz: Me entregué por amor. La B no puede aceptar que cambió dinero por sexo. Dirá a su analista: Pensé que me amaba.
Las putas y las santas (que son criaturas de la misma índole) pueden aceptar (en estricto orden) dinero por sexo y muerte por amor. A las otras el sexo como objetivo mismo, como mecánica exenta de condiciones, les activa el dilema moral. Sentirse engañadas no sólo funciona como paliativo de la puta que llevan dentro sino que: hombre tras hombre, engaño tras engaño, ellas buscarán el martirio que las eleve a santas (¿O sabes de algún hijo que piense que su madre es una puta?).
La naturaleza cómica y estúpida del hombre lo hace pavonearse cada vez que engaña a una mujer. Se siente rudo y avispado, digno de respeto entre su especie. Un deporte popular entre los hombres es reunirse a contar sus hazañas contra el género femenino. Ejercen su papel de verdugos con la misma eficacia que una abeja zángano sirve a su reina.
101
La mujer vive de su cuerpo y en él. El cuerpo es su refugio, su materia prima, su bebé de oro puro. Si una mujer se enoja con su amante por cualquier motivo su respuesta invariable es negarle el acceso a su cuerpo. El cuerpo es la idea que tiene de sí misma, la forma de su pensamiento, el valor que se da: El cuerpo es su amo. Un hombre no vive con una mujer sino con su cuerpo, no anhela y recuerda a una mujer sino a un cuerpo. Un hombre no abandona a una mujer sino a un cuerpo que ha perdido su fragancia. La misma suerte corre un viejo automóvil.
113
¿Qué cosa es un agua que no te moja, un sol que no te ilumina y calienta, un amor que no te destruye?
29
¿Cómo sería un mundo absolutamente femenino? No un mundo masculino interpretado por mujeres. Un mundo femenino desde el fondo, un mundo negado al concepto del hombre. ¿Cómo serían las catedrales submarinas de ese mundo?
185
Para herir a su amante la mujer no encuentra mejor arma que traicionarlo con otro. El hombre no necesita traicionar a la mujer para herirla, le basta con ser hombre, esa es su agresión: Ella lo siente como una fuerza contraria, siente que la rebasa sin esfuerzo. El mundo es masculino y ella es una intrusa, un rasgo más de ese mundo.
Para ser deseada por un hombre a ella le basta con ser la mujer que éste desea. De nada le sirve ir a la luna o conquistar Roma si no tiene el trasero que ese hombre sueña. Es inútil que cruce nadando el océano si ese hombre piensa que sus tetas y culo son un desastre.
Las hazañas de un hombre pueden ganar el amor de una mujer aunque éste sea un guiñapo. También puedes seducirla haciéndola sentir alguien. Ella necesita ser aceptada, entrar al mundo y si encima eres capaz de fijarle el esqueleto, andará detrás tuyo como un perrito faldero.
145
Cuando Juan se mueve sobre Gaby ella gime cada 3 minutos. Sus gemidos son exactos en duración e intensidad. Juan siente que la vuelve loca y se mueve cada vez a mayor velocidad y golpea con todas sus fuerzas su pelvis contra la de ella. Gaby, entretanto, piensa en una receta de cocina, recuerda una deuda y trata de evitar que Juan dañé su peinado. Juan le pregunta si le gusta lo que hace y ella gime y piensa que la barriga de Juan es más grande cada día. Juan le pregunta qué siente y ella gime y no acaba de entender cómo pudo Ana vivir 6 años con Juan. Ella no siente nada especial, sólo el movimiento y el monótono ir y venir de la pelvis de Juan contra la suya. Eso le gusta, la relaja, le sirve para quemar tiempo mientras acaba el noticiero y empieza la telenovela. Juan le pregunta si la excita ver el noticiero mientras hacen el amor y ella lo aprieta contra sí, lo sacude y lo hace eyacular. El noticiero acaba y Gaby va a lavarse a toda prisa.
318
El mundo se divide de muchas formas: Blancos y negros, altos y bajos, listos y tontos, etc. Hay una división más arbitraria pero no menos real y eficaz... BELLOS Y FEOS. Es una ley sangrienta que no conoce piedad o límites. Uno no ve una mujer, ve piernas, tetas, cabellos. Obvio que la belleza es más que una condición física (peso, altura, proporciones, movimiento, color, armonía, etc) pero sobre todo es una condición física. Las virtudes morales, el intelecto, los dones del espíritu pueden llevarnos lejos... Sólo se requiere una férrea disciplina, altas dosis de talento y mucha suerte. La belleza se basta a sí misma para entrar o salir, es la cómplice ideal de cualquier aventura. Ser feo es haberse traicionado. Una mujer debe ser bella, es su única oportunidad legitima, lo demás es esfuerzo (en el reino animal el bello es el macho). El hombre busca en la mujer eso que salta a la vista, ella.
Ser bello es aceptarse (para Dios y el resto). El feo la tiene jodida en el mundo Marlboro. Lo bello es bueno, está bajo reflectores. Lo feo acecha en la sombra (en el reino animal la belleza no es decisiva). Llevar a una tipa a la cama con sonetos de Shakespeare o fragmentos de Kant no es fácil: El mejor truco son dientes blancos y dorados músculos (y sino paga el pato). El ingenio divierte y hasta deslumbra pero no excita. La belleza es moneda fuerte en cualquier rincón del mundo (en el reino animal no hay virtudes morales). Es bastante probable que todos (bellos y feos) seremos enterrados un día pero para algunos habría sido mejor nacer muertos.
1.1
MECANICA DE SEDUCCION
Un breve y práctico manual que enseña como embaucar y sacar
chispas a cualquier mujer en nueve sencillas lecciones.
IMPORTANTE: PARA OBTENER MEJORES RESULTADOS EN LA APLICACIÓN DE ESTE MANUAL DEBEN TENERSE EN CUENTA LAS SIGUIENTES CONSIDERACIONES Y ADVERTENCIAS.
A. No hacemos milagros. Nuestro lema bien lo dice: CADA OVEJA CON SU PAREJA. Queda claro que el manual no sirve para que un chofer de autobús ligue a una reina nacional de belleza. Sin embargo puede serle útil con la agraciada cajera de un almacén de cadena.
Nota: Si el chofer es exacto a Marlon Brando en el filme Un tranvía llamado deseo no tendrá inconvenientes para sacar chispas a la reina o algún otro tipo de zorra brillante. Así mismo es poco probable que necesite de éste o cualquier otro manual...
... Los fines de semana que volvía tu marido, que eran casi todos, yo me le hacía el loco a mi hermano y a beber con los amigos. Creían que me aparté de todo por el trabajito ése y me decían que los invitara al caserón, que haríamos una buena fiesta y llevaríamos hembritas de las de programa. A veces me daban ganas de hacerlo de la pura rabia pero después estábamos tan borrachos que se les olvidaba la cosa. Puede que lo hagamos ahora si es que no empiezan la construcción. Una vez el trago me dio por esperar a que tu marido saliera por la mañana y decirle todo. Ahí me quedé, recostado en la pared, y cuando al fin salió con las maletas en las manos y el pelo un poco canoso untado de gomina, todo él tan pulcro, no tuve fuerzas para alcanzarlo. Por esos días te dije que me invitaras a tu casa y me dijiste que no. Yo a veces creía que no te acostabas conmigo porque te daba asco de la mugre del caserón viejo y empezaba a cansarme de aquello de los teatros. Intenté darte ron pero tomaste muy poquito y no sirvió. Pero me gustaba tocarte, no puedo negarlo, por eso aguanté. Paseaba desnudo por los corredores en ruinas pensando en vos y me sentía orgulloso de la sombra de mi erección en las paredes. Ponía a Nino, cantaba Mis noches sin ti a todo volumen y me masturbaba imaginándote desnuda conmigo adentro. Después dormía bien y al despertar pensaba que nada en este mundo puede ser así no más, que a vos te debía afectar, que algo debiste sentir en esas noches. Eran las veces que estaba más tranquilo entre las butacas escondidas. Había aprendido a mover las manos sin desorganizarte la ropa. Pero otras veces peleábamos y en lugar de cuidarte, abrías más las piernas y yo te penetraba con los dedos sin temor a que alguien pudiera imaginar qué pasaba. Cuando mejor me sentía era cuando me mordías el hombro al llegar al placer. En esos momentos creía que la ropa ya no podía contenerme, que no podía esperar más. A la salida cantaba Tú cambiarás y vos te callabas. Después, me imagino que como respuesta, empezabas con lo de que "Es el viento que te habla, que acaricia tu corazón, es el viento que te besa, es el viento que soy yo".
Una tarde no había película para ver y nos fuimos a un parque lejos de donde vivíamos, a chupar helado. Había niños jugando, un par de muchachos que intentaba elevar una cometa y otros que se dedicaban a molestar a las muchachas que pasaban. Varios viejos jugaban dominó a la sombra de un árbol que a vos te pareció muy bonito. Casi sin darnos cuenta caminamos cogidos de la mano y después nos tendimos en el pasto y nos pusimos a mirar el cielo, a buscarle formas a las nubes: allí hay un pez. Ésa es la cabeza de un payaso, no, de una bruja; se convirtió. Allá va un caballo trotando, un dos, un dos. El pez se movió con el viento, ahora parece un barco. Detrás hay una muñeca de trapo. No, una vaca, es como una vaca. ¿Si? Sí. Bueno, y ¿ésa de la derecha? ¿Ésa? Sí, ésa. No sé; a nada; ¿a qué? A una nube.
Reíste como no lo habías hecho nunca, como yo creía que no sabías hacerlo. Cuando volvíamos te pedí que fuéramos al caserón, que me contentaba con verte desnuda pero vos dijiste que no era necesario. La emputada que me pegué fue bárbara: me eché a la calle el resto de la semana y mi madre empezó a llorar otra vez y a rogarle a la Virgen del Perpetuo Socorro, y mi padre y mi hermano el vendido volvieron con la mala cara y la cantaleta. Los amigos sí estaban felices porque yo andaba gastando a lo loco y finalmente nos reconciliamos la mañana que esperé a que vos salieras a barrer; te vi tan triste que hasta me arrepentí del ataque de dignidad. Pero de todos modos tenía la esperanza de que sirviera de algo, que las cosas cambiaran, y cuando vi que no, se me ocurrió presionarte con el jueguito aquel de imaginar en voz alta como podía ser una noche de amor entre vos y yo. Me escuchaste muchas veces el mismo cuento, cómo te abrazaba y te besaba, cómo, por fin, sobre vos, lograba hacerte mía. Al principio ambientaba la cosa en sitios exóticos: en playas, en hoteles lujosos con sábanas de seda. Después pensé en el caserón viejo y lo adornaba, le devolvía el esplendor que tuvo hace muchos años; te pintaba la bañera caliente llena de espuma y las baldosas cubiertas de rosas rojas, todo muy hermoso, como en un palacio. Por último, mi dio por imaginar cómo podría ser en tu cama, en la cama de esa casa de postigos verdes que nunca conocí, que nunca llegué a ver. Esa cama. Ahora la veo; es grande y alta, sólida, de madera pintada de café oscuro. Sin embargo te ves bien, a pesar del reproche pintado en las caras de las doñas, a pesar de que tu esposo no sabe por qué lo hiciste, a pesar de que ahora estás tan distante y azul como tus ojos.
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Aditamento ulterior, propio y copypasteado, con nula capacidad pedagógica:
ETIMOLOGÍA - LÉXICO
EXUBERANTE
Exuberante se escribe sin h, porque uber, úberis (que evoluciona a ubre), no la lleva. De la forma adjetiva úberes (el sustantivo es neutro, úbera) procede nuestro término ubre, ubres por simple caída de la débil postónica. En latín este lexema tiene un amplio desarrollo: uber (n., pref. en pl. úbera) ubre, pecho, seno, teta, mama; uber (adj.) abundante, copioso, lleno, bien nutrido, grande (tiene además el comparativo uberior y el superlativo ubérrimus); uberatus, a, um, dotado de ubres, capaz de abundancia y plenitud; úbere, copiosamente, en abundancia; ubertas abundancia, fertilidad, fecundidad, riqueza, ubertim, abundantemente, copiosamente; ubertare, fertilizar, fecundar, hacer fecundo; ubertus, a, um, abundante, copioso, fértil, productivo. Uberare, fertilizar, fecundar, producir, ser fecundo.
La forma de participio presente -ante procede de este último verbo que expresa la actividad propia de las ubres, que es producir leche, y más que producir, manar. El prefijo ex acentúa aún más esta idea de abundancia: expresa el movimiento de dentro a fuera, de salida. Exuberante es en principio una ubre que está derramando la leche que ya no le cabe dentro, porque no para de manar; una ubre que rebosa. Y por analogía, cualquier superabundancia.
En el desarrollo completo del lexema se aprecia inequívocamente la relación entre las ubres (aplicado a nuestra especie, pechos) y la abundancia de origen vital, y por extensión de cualquier otra abundancia. Los lexicólogos creen que este lexema deriva del griego ouqar (úzar), que significa también ubre, racimo del que se exprime el mosto, la parte más fértil de un campo. Las ubres, los pechos son el paradigma de la abundancia, de la riqueza; más que el vientre. No perdamos de vista que si en el arte del paleolítico las "Venus", es decir el ideal de la belleza femenina, exhibían por igual su poder en el vientre y en los pechos, en el desarrollo sucesivo el vientre cedió su protagonismo a los pechos, que siempre fueron y siguen siendo tratados con especial amor por los artistas; reflejo evidente de la universalidad de estas inclinaciones.
Nada tendría de extraño que el erotismo que irradia de los pechos no sea ajeno a un instinto de selección de pareja que prima la capacidad amamantadora como la virtud excelsa que permitirá sacar adelante con esplendor los frutos del vientre; porque no hubo cosa más triste, antes de la lactancia artificial, que ver cómo languidecían los hijos por la escasez o por la falta de vigor de la leche materna; ni mayor felicidad que verlos crecer tan hermosos durante la lactancia gracias al vigor de las ubres. Por eso se consideró la exuberancia como el no va más de la abundancia: se creó esa palabra para expresar una abundancia tal de las ubres, que van perdiendo la leche sobrante después de hartarse la criatura. Esa idea se mitificó y se dotó de leyenda en todas las culturas. En la mitología cristiana, nada menos que con la leche que rebosaba de los pechos de la Madre de Dios (este epíteto es una de las claves del mito) cuando huía de Egipto con su hijo en brazos para escapar de las manos de Herodes, con el reguero que fue dejando esa leche, se formó la Vía Láctea, el Camino de la Leche. El mayor de los prodigios de la exuberancia.
Sí, empacho de letras, achaquenlo al cupo mínimo de producción de los moreadores.