1/12/2004

[Merodeador]

El silencio cuando se dilata se espesa, raro material de insólito comportamiento.

El paseo por el parque en este día que se acaba ha sido agradable, viento lluvia y frío no eran sino estímulos para mis sentidos.

Millones de hojas se precipitaban de los árboles y sembraban el suelo con todos los tonos de ocre y marrón.

Era raro cruzarse con alguien, los caminos y recovecos estaban desiertos, bancos con una capa de agua esperaran momentos mejores para recoger los cansancios de los paseantes.

Mujeres y niños habituales en la zona de juego y arenal estaban ausentes, sequé un banco y me senté, en ese momento pude agudizar mi vago oído y fueron apareciendo ruidos y murmullos.

Una hora bajo el paraguas en un banco con la mente en blanco con frió y era feliz.




Con Dios.

[BarBara]

Hoy estaba todo seco, ya no era lo mismo.

[Dolordebarriga]

Entro en el parque, me gusta pasearme por él cuando llueve y hace frio; entonces el parque es mio y de nadie más.

Me adentro por los senderos dejando que el agua resbale por entre los pliegues de mi chubasquero. Mis gafas están enteladas y las perneras del pantalón chorrean ya completamente empapadas.

Entonces lo veo. Hay un tipo sentado en un banco con su paraguas abierto. No le veo la cara, pero tengo el extraño presentimiento de que le conozco de algo.

Me paro en el sendero y me quedo observándole medio resguardado bajo las ramas de una encina.

¿Quíen será? ¿Qué hará allí?.

Vuestro, continuara...;

Dolordebarriga

[Merodeador]

Dejo de llover y el viento amainó.


El dolor se apodero de mis anquilosadas articulaciones al levantarme, se me escapo una interjección.

Antiguas cicatrices me recordaban su existencia y queriendo protagonismo, con dolor, se hacían presentes de nuevo.

Daba pataditas ridículas al aire y al suelo intentando entrar en calor, el dolor remitía y la sangre se decidió a circular a regañadientes.

Esa sombra entre las encinas se volvió a mover, me asuste, me pudo la curiosidad y me fui aproximando.

Respiraba con energía para que el oxigeno pudiera restar fuerzas a mi temor, mientras apretaba con fuerza el mango de mi paraguas.

Era un hombre, torpemente simulaba el botánico aficionado que no era, tocando una ramita aquí y cogiendo una hojita allá.

Le saludé y me devolvió azorado el saludo con rubor de adolescente, se cruzaron nuestras miradas y en ese instante…






con Dios.

[Dolordebarriga]

Ya ha dejado de llover, el tipo del paraguas se levanta y viene hacia mí.

A veces me encanta merodear en la vida de los demás, pero cuando estos descubren el juego me siento azorado e incómodo.

Debería darme la vuelta e irme, pero eso sería demasiado evidente, además no soportaría que el tipo comenzara a perseguirme. Así que disimulo y comienzo a hacer ver que me intereso por la encina.

Me saluda y automáticamente se me suben los colores. Devuelvo el saludo con una torpe naturalidad y le miro a la cara.

No no le conozco, pero sigo teniendo la impresión de que entre ambos existe algún nexo de unión.


- Existe poca gente a la que le guste permanecer bajo la lluvia y el frio, por eso te miraba. Pero no quería nada más, de hecho ya me voy, tengo, tengo, tengo algo que hacer...


Tú, ahora te tocaa ti;

Dolordebarriga

[Merodeador]

Palabras susurradas, inconexas y entrecortadas salían de su boca.

Era igual lo que dijera, sus ojos y los míos sin un pestañeo hablaban.

Cuantos recuerdos cuantos encuentros en sitios solitarios, cines, estaciones o plazas de toros, siempre los mismos mensajes, el encuentro la mirada la aproximación y el roce.

Me acerque sin pronunciar palabra, sus manos cayeron lacias sobre sus caderas y bajó la vista con una caída de parpados a cámara lenta que acelero mi ya recuperado torrente sanguíneo.

Rompí la distancia de seguridad, tenia su rostro a cinco centímetros del mío, me humedecí los labios y lo besé, lo besé con pasión y con rabia.

Aflojó las piernas y se agarro con las dos manos a mi cintura, yo también lo abrace y quedamos en el frío mojados y fundidos en soledad.

Rompió un trueno el silencio y la lluvia se unió celosa a nuestro abrazo.







Con Dios.

[Dolordebarriga]

Ha sido siempre la otra sombra que acompañaba mis paseos por lugares solitarios. Toda una ciudad para ambos, y sin embargo siempre pensabamos en los mismos lugares cuando queriamos evadirnos. Ahora por fin, me doy cuenta de todo.

Todavía no se si esto me fascina o me molesta.

De improvisto me besa y yo, al principio no sólo me dejo hacer, sino que respondo al tacto de su lengua y la busco incluso con desespero.

Mi cabeza da vueltas; juntarme a la otra sombra significa dejar de disfrutar la soledad buscada, la soledad querida. No se que es lo que quiero, no se que es lo que prefiero... entonces mi parte subconsciente reacciona por mí.

-Ma.. maricón!!!, Suéltame jodido maricón.

Me separo bruscamente de él, que permanece perplejo pero tranquilo, levanto el puño amenazadoramente, y sin ni siquiera pensar en lo que hago me doy la vuelta y comienzo a correr bajo la lluvia hacia la salida del parque.

Creo que estoy llorando, o no se, quizás sean las gotas de lluvia las que resbalan por mis mejillas.


Tú, quid pro quo;

Dolordebarriga

[_KraD_]

A ver, tres o cuatro creo.

Van a ser cuatro.

Cuatro horas.

Y ni un mísero euro. Cuatro horas inmóvil y los pocos traseúntes que se dignan a cruzar el parque ni siquiera se han fijado en mí.

Claro van con prisas cobijándose del orbayo continuo.

Menuda mierda, cierto es que el día no ayuda. La gente tiende a detestar los días lluviosos, no se porque. A mi me gustan.
Obviamente no son los mejores para este trabajo, y al acabar el día tendre el uniforme hecho un desastre, pero a mi me gustan.
Tienen algo.

Esa pareja de caballeros que desde hace un rato danzan por el parque lo saben.

No se si me han visto, por si acaso no me movere ni dire palabra alguna. No sea que estropee mi pequeña actuación de testigo mudo y me quede sin recompensa monetaria.

Nadie le echa dinero a una estatua que se mueve. La gente prefiere las estatuas que no se mueven, y que están calladas, eso sobre todo. A la gente no les gusta que les hablen.

Les gusta hablar a ellos. Y que les escuchen. Pero no que les hablen.

Bueno yo a lo mio, concentración, que empiezo a sentir dolores por la espalda de tanto mantener la pose.

Vaya, me parece que están demasiado ocupados para hacerme caso.

De repente uno de ellos pasa corriendo a mi lado.

No me ha visto, soy buenísimo. Pero así no sacaré una mísera perra.

Tengo que buscarme otro parque.

Aquí solo hay gente rara



}:-D

[Merodeador]

Me he quedado solo, por un instante me ha abofeteado la cruda realidad.

- ¡Hijo de puta!-

Me atropelló un coche con el semáforo en verde, que difícil es aplicar la razón cuando la pasamos por el tamiz de los prejuicios.

Otro recogerá el fruto del descubrimiento, me queda el gozo de haber sido el detonante, la llave que le hizo ver, que digo ver, sentir, sentir lo que seguramente miles de veces se negó a reconocer.

Estas cosas daban vueltas por mi cabeza cuando se encendió una luz de alarma.
Vaya mierda de parque solitario, otra persona había sido testigo de lo acontecido.

Me puse en movimiento encaminándome hacia la salida, me apetecía un café con leche bien caliente en la cafetería cercana.

Bonito cafetín con altas columnas de hierro forjado, mesas de mármol, percheros con espejo y camareros autistas, en el que tantos días me enfrasco en la lectura y corrijo originales.

Hoy no estoy para nada.





Con Dios.

[Dolordebarriga]

¿Por qué lo ha hecho?, ¿por qué lo ha hecho?. No puedo dejar de preguntarme esto mientras a dos manzanas del parqué intento recuperar el aliento.

Mi cabeza da vueltas una y otra vez sobre la misma pregunta. Tengo que pensar en otra cosa, me estoy poniendo enfermo, pensar en otra cosa, en lo que sea.

Venga, piensa, piensa, encuentra otra cosa en la que pensar...

Un momento...

Al salir de l parque, me ha parecido ver a un hombre estatua, ¿Qué haría un hombre estatua allí solo bajo la lluvia?

No es posible, me debo de haber equivocado, no podía haber un hombre estatua... sin embargo me ha parecido...

Joder no me puedo quedar así, tengo que volver a comprobarlo.

Doy la vuelta y me adentro en e lparque. Desentrañar este nuevo misterio hace que me olvide de lo de mi sombra.


Tú, ahora jugamos tres;

Dolordebarriga