pH, más que hamor, frensi.

Socorro era dulce, deliciosa y con ese punto de warrilla que nos gusta a los octogenarios. Ponía las cuñas como ninguna y si por casualidades de la vida ese día la pirulilla se amorcillaba, se reía y nos contaba picardías.
Un día me enseño un pezón.






Con Dios.

La conocía.

Decían de Socorro que era una arrastrada. Vestía más carne que ropa y miraba como miran las muñecas.
Desentonaba con todas, pues era tan deseada como criticada.
Yo la miraba desde lejos, era más asco que miedo. De vez en cuando me devolvía la mirada y yo podía escupirle con los ojos.

Un día enseñó un pezón.

Socorro era una cajera preciosa, la conocí mientras robaba un banco.
No podía evitarlo, rara era la semana que no la atracaba solo por verla.
Después de unos meses la policía empezó a sospechar, que listos.
No tuve más remedio que pedirle que saliéramos.

Un día me enseñó un pezón.





Con Dios.

Socorro nunca defraudaba, en la cocina era única.
No había plato que se le negara ni postre imposible.
Cuando nos enteramos que la habían detenido por descuartizar a sus dos hijas nos explicamos esa carne tan rica del día anterior.

Creo que me comí un pezón.




Con Dios.

Socorro nunca fue popular, era triste y feúcha
Su delgadez hacia su presencia casi imperceptible.
No me costo tener relaciones con ella a escondidas.
Cuando al tiempo se convirtió en modelo me llamo y quedamos.
Ella no era ruin.

Os preguntareis donde están en este relato los pezones ¿no?

Jijiji.

Gulp glup..



Con Dios.

Socorro solía decir cada vez que me quedaba a solas con él.
Él era una especie de terremoto intenso, dulce y feroz.
Podía llevarme donde quisiera haciéndome un simple gesto.
Estaba atrapada, a su lado no conocía la libertad, la independencia, la tolerancia..
A su lado no era más que un objeto, y lo más terrible de todo era que me encantaba serlo.

Un día le mordí el pezón y se asustó.

Socorro no esperaba carta.
En la residencia dormitaba lo que le quedaba de existencia.
– Socorro, Socorro, tienes carta –
Cual grande fue su sorpresa.
Se acerco arrastrando los pies y la cogió con desconfianza.
En un rincón y después de unos momentos para serenarse empezó a abrirla.
Señorita ha sido agraciada, entre un millón cuatrocientas mil personas, y elegida ante notario para disfrutar de un coche, un apartamento en Torrevieja, un televisor y un equipo de sonido...Su débil corazón se rompió con la emoción y le aparto de entre los vivos impidiéndole seguir leyendo …para participar en el sorteo solo tiene que…

Murió con una sonrisa.



Con Dios.
PD.- Estoy hasta los pezones de tanta propaganda basura.

Auxilio.