Un arrebato de esos malos
Publicado: 08 Nov 2003 03:46
Te miro con los ojos que imaginaron ver una escena que la mente tras ellos creía que jamás verían, pero tú me correspondes con una mirada sincera y profunda que es la que anhelaba ver.
Te acaricio como sólo en sueños había hecho y tus manos me devuelven lo que necesitaba sentir.
Te susurro al oído las palabras que hasta entonces sólo me había atrevido a gritar en un desesperante silencio contra la almohada y me das la respuesta firme, aunque tímida, que quería.
Me besas cálidamente y sé qué es lo que debería hacer a continuación, pero en lugar de ello te abrazo con una suave firmeza, huelo tu cabello y me conformo con darme cuenta de que todo es real. Que no es una imaginación ni un sueño ni un grito en el silencio. Lo que me da miedo no es que todo esté sucediendo verdaderamente, si no el no saber corresponderte. Y es que me da pánico echarme a volar contigo por el batacazo que me pueda dar, y no correspondo al beso y sólo puedo mirar al horizonte con una estúpida sonrisa perfilada en mis gruesos labios. Y sé que me estás esperando y anhelas que yo también dé una señal, un paso adelante, lo que tú esperas de mí, del mismo modo que tú me has dado todo lo que esperaba de ti, pero no puedo porque no quiero volar por miedo a la futurible caída. Y compartimos un silencio tan emotivo como irritante que no sabemos romper ninguno de los dos, pero contra mi pecho noto el latido de tu corazón y de repente mis palabras sobran, porque sé que sientes lo mismo que yo. Y lamento tener los sentimientos oxidados y un corazón con parches y un cerebro desquiciado, porque tú no tienes la culpa de ello y sin embargo eres quien lo está pagando.
Pero luego, cuando tú estás allá y yo estoy aquí, me doy cuenta de que la vida no es vida si no echamos a volar, y que no es peor el batacazo que el negarse a levantar el vuelo.
Y espero que mañana me perdones por haber sido tan reticente, tan cobarde, tan distante y tan egoísta.
Mientras tanto, sólo me queda el imaginar, el soñar y el gritar en silencio contra la almohada.
Hasta mañana.
Ruego tampoco me tengan este pedazo de mierda sentimentaloide en cuenta. Subidones de "hormona Disney" los tenemos todos. O no. Pero que ruego no me lo tengan en cuenta.
Te acaricio como sólo en sueños había hecho y tus manos me devuelven lo que necesitaba sentir.
Te susurro al oído las palabras que hasta entonces sólo me había atrevido a gritar en un desesperante silencio contra la almohada y me das la respuesta firme, aunque tímida, que quería.
Me besas cálidamente y sé qué es lo que debería hacer a continuación, pero en lugar de ello te abrazo con una suave firmeza, huelo tu cabello y me conformo con darme cuenta de que todo es real. Que no es una imaginación ni un sueño ni un grito en el silencio. Lo que me da miedo no es que todo esté sucediendo verdaderamente, si no el no saber corresponderte. Y es que me da pánico echarme a volar contigo por el batacazo que me pueda dar, y no correspondo al beso y sólo puedo mirar al horizonte con una estúpida sonrisa perfilada en mis gruesos labios. Y sé que me estás esperando y anhelas que yo también dé una señal, un paso adelante, lo que tú esperas de mí, del mismo modo que tú me has dado todo lo que esperaba de ti, pero no puedo porque no quiero volar por miedo a la futurible caída. Y compartimos un silencio tan emotivo como irritante que no sabemos romper ninguno de los dos, pero contra mi pecho noto el latido de tu corazón y de repente mis palabras sobran, porque sé que sientes lo mismo que yo. Y lamento tener los sentimientos oxidados y un corazón con parches y un cerebro desquiciado, porque tú no tienes la culpa de ello y sin embargo eres quien lo está pagando.
Pero luego, cuando tú estás allá y yo estoy aquí, me doy cuenta de que la vida no es vida si no echamos a volar, y que no es peor el batacazo que el negarse a levantar el vuelo.
Y espero que mañana me perdones por haber sido tan reticente, tan cobarde, tan distante y tan egoísta.
Mientras tanto, sólo me queda el imaginar, el soñar y el gritar en silencio contra la almohada.
Hasta mañana.
Ruego tampoco me tengan este pedazo de mierda sentimentaloide en cuenta. Subidones de "hormona Disney" los tenemos todos. O no. Pero que ruego no me lo tengan en cuenta.