Lo dicho, hasta mediados de agosto los camioneros no me han soltado.
Vengo en tal estado que si me izáis seremos más japoneses que los de ojos rasgados, comento.
Volviendo al tema del que trata este hilo, vengo a hacerme con la cabeza de Kiel Mûngul, que se convertirá sin duda en el primer pilar de mi enorme castillo.
Aquí podemos observar el futuro castillo de Jordison, con fiel corcel incluido.
Y para lograr vencer esta feroz batalla, tomaré como mi espada y escudo
LA PLAYA.
Porque joder, hay que ser muy trutxa para elegir la montaña. Es más, me juego mi culo a que Kiel va a elegirla. Moñas, que eres un moñas.
- ¿Nos vamos a la montaña Kielecito mío?
- Claro cariñito, para estar lo más cerca posible del cielo... contigo.
En fin, sin comentarios.
En la playa también tienen cabida los gays, por supuesto, es un sitio multiculturar y multisexual (en el agua se pueden hacer múltiples cosas, en la arena mejor no que luego pincha). Se pueden hacer multitud de cosas, como por ejemplo:
- Hacer o ver (para los churrumetienses) deportes.
El popular Voley-Playa
El californiano Surf
La siempre interesante hípica
- Ver bonitos paisajes.
- Mira, qué montaña tan cutre. Con lo bien que se está aquí en esta playa cuadrada, jijiji.
Observen el bonito paisaje rocoso. Si se esfuerzan podrán ver una palmera.*
*: Todas estas fotos han sido tomadas al azar, no es un ningún intento de comprar al árbitro con bonitos y esculturales cuerpos imposibles de ver en la montaña, ni mucho menos.
Centrándonos ahora en el tema de mi rival, la montaña te puede ofrecer cosas tan interesantes como tener que irte a cagar "en mitá der monteh", valga la redundancia. Por no recordaos aquella experiencia de cuando de pequeños os fuísteis de camping y os limpiaron el culo con ortigas.
Vale, Churrumetes, que tú lo sigas haciendo no cuenta.
Ah, oh, noticia de última hora. Ha llegado un teletipo desde la montaña.
- Ennn la montaññña se ehtá biennn, lo único que por laz ortigah tengo que andar asín.
En fin, termino mi primera intervención, con la que de sobrás me bastará para obtener la primera piedra de mi castillo.
Espero haberles aclarado sus dudas al respecto del destino de sus próximas vacaciones, y no hagan el vago favor a su vida de meterse en la montaña.
Se despide desde una hamaca al fresquito de la brisa marismeña caipirinha en mano,
Jordison.