Os dije que os hablaría de Cobi en este post. Vamos a ello.
No creáis lo que dice Prez. Lo único que hay de cierto es que durante cuatro años Cobi las pasó realmente putas en la casa donde conviven las mascotas olímpicas, aunque luego en el 96 todos se olvidaron de él y pasaron a joder a la
mascota de Atlanta. De haber sido Curro el que hubiera entrado en lugar de Cobi, eso sí, aún hoy le estarían metiendo la cresta de colorines por su propio culo.
Rememoro que el primero en haberle hecho eso a Curro fue precisamente Cobi. Y eso que el perrito es pacífico, pero Curro lo hizo cabrear. Lo recuerdo como si fuera ayer. Os explicaré la historia:
Cobi es un amante del teatro. Quizá no lo sepáis, pero le encanta ver teatro y le encanta actuar. Dicen los entendidos que es verdaderamente bueno y su buen hacer le ha abierto las puertas de grupos selectos, grupos a los que Curro jamás podría aspirar, por ineptitud. Pero lo de inepto quedará mejor explicado más adelante, en cuanto ponga una cosa así: (+), ¿vale? Sé de las dificultades que algunos tenéis para seguirme, así que procuraré ponéroslo fácil.
Cobi estaba en plena gira mundial, actuaba en una prestigiosa obra que había ganado multitud de premios y tenía una enorme cantidad de público. Él y sus amigos se lo pasaban la mar de bien actuando, era más afición que trabajo, además hacían una obra muy cachonda y divertida. Curro no era -ni es- cachondo ni divertido, más bien ha sido un tipo serio, soporíficamente serio, así que nadie sabe muy bien por qué terminó acudiendo a una de las representaciones, y menos cuando en el cartel que anunciaba la obra aparecían tías en pelotas. De hecho, Curro nunca ha sabido qué es una obra de teatro. Pero los caminos de Curro, como los de su diseñador y los del diseñador de su diseñador, son inescrutables.
Curro se sentó en primera fila y allí estaba, intentando ligar con una de las Supernenas, la intelectual, esa que se las da de filóloga. Seguro que sabéis a quien me refiero.
Empezó la función. Luego, el espectáculo, las risas del público, Cobi y sus amigos disfrutando actuando. Curro no entendía que todo era una actuación (+), y le parecía alarmante que el público se descojonara cuando Cobi le pegaba una paliza al osito Teddy, o que gozaran viendo a una Nancy y una Barbie repartiéndose hostias untadas en barro. Le parecía todo tan dantesco que no pudo soportarlo. Se puso a llorar, como la maricona que era y es, balbuceando: pobre osito Teddy, encima que su novia le pone los cuernos... snif y más snif.
Al terminar la función, Curro fue decidido hacia Cobi, que firmaba autógrafos y charlaba alegremente con la afición. Curro lo cogió desprevenido por los pelos y lo arañó un poco. Cobi, que sí que es simpático pero eso no significa que sea sunnormal, se dio media vuelta, lo tumbó de un puñetazo y, sí señores, le introdujo a Curro la cresta de colorines por el culo.
La cara de curro se contrajo en un gesto de dolor y gritó: "AAAAAAAAGHHHHHHHH!!!!", pero en seguida el grito pasó a ser entrecortado para luego subir de tono de nuevo: "Aaah! ah! oh! uy! oooooh! OOOOOH!" y sus facciones pasaron a mostrar una expresión de placer sin límites, la boca abierta en una viciosa sonrisa y espumosas babas brotando de ella, los ojos a punto de salir de las órbitas, las venas marcándose en las sienes, el sudor empapando su cuerpo, un escuálido y repelente pene intentando emerger de entre las plumas. Fue un lamentable espectáculo.
Pero bueno, Cobi no sólo ha participado en obras de teatro. Hicieron una serie de dibujos animados sobre él, en la que el alegre perrito iba de ciudad en ciudad, y fue gracias a él que muchos supimos que en Londres está el Big Ben o el Taj Majal en India, incluso que Reykjavik es la capital de Islandia. Recuerdo que precisamente Reykjavik salía en la canción que abría cada capítulo. Fue constructivo, como Barrio Sésamo. Aunque tú, Prez, para cuando Barrio Sésamo quizá hubieras hecho ya la mili.
Que luego irás acusando de acritud, pero yo no colgué una foto del sobrino de la Sayuri dentro de un ataúd o algo así de escabroso. Endevé, endevé.
Venga, venga.