Quinqui Muvis Ochenteras feedback

[Gonzalo]

Iba a escribir algo titulado HISTORIAS DE COLEGAS PELICULEROS pero se me ha hecho tan espeso el bosque de tantos personajes y aventuras como surgen que voy a reducir el caudal a dos canalillos que , a pesar del autocontrol, podrían desbordarse en cualquier momento.

Se me olvidaba (no vayan a decir algo los de la pocilga): respondo a pepsicolo: la canción "Me levanté esta mañana" la compuso Antonio para la película. Por aquellos tiempos los Flores, y especialmente Antonio, estaban intentando abrirse camino en el mundo de la música. Rosario cantaba, bailaba y era salerosa. Antonio era un genio y, de haber vivido, nos habría regalado con las más bellas canciones.

Pero, en contra de lo que crea la gente, en aquellos tiempos el apellido Flores no era una gran ventaja. Me atrevo a afirmar que todo lo contrario. Injustamente connotado de franquismo todo cuanto hacía y tocaba Lola Flores, los hijos fueron las primeras victimas.

"Colegas" se montó porque el productor José Antonio Pérez Giner creyó que los hermanos Flores, íntimos amigos míos, eran comerciales y hacer una peli con ellos podría ser un éxito. Se equivocaba, como acabo de explicar torpemente.

Yo me encargué de los asuntos "musicales" para entendernos. Antonio había firmado un contrato con la CBS. Tuve que negociar con un alto ejecutivo que en su juventud había sido cantautor progre (MANOLO DIEZ). Desde el primer momento me hizo saber que como Antoñito no se quería adaptar a la imagen de cantante melódico latino que la empresa consideraba la adecuada, CBS no estaba por la labor. Por eso no se hizo el disco, pepsicolo. ¡Y mira que es sentida la canción!

Con el tiempo la ecuación Flores=franquismo se superó. No, todavía cuando "Colegas". A los críticos habituales vinieron a sumarse quienes no se explicaban que nosotros, tan de izquierdas, hubiéramos hecho un filme con los hijos de uno de los grandes iconos del franquismo.

En fin, que fue todo de un mal rollo. Por cierto: en aquellos tiempos no se drogaba nadie, salvo cuatro canutos, ni había fiestas en casa alguna ni con sexo ni sin sexo, ni blando ni duro. El rodaje fue muy divertido pero inocente. Ya lo contaré en su momento.

Todo esto venía a cuento de que iba a escribir algo con un titulo que cito en la primera línea de esta entrega. Pero tampoco era ese el título. Era: CATY, BETTY Y LALY .

Caty, argentina, uno de los físicos más exhuberantes que he conocido, divertida como nadie, fue el auténtico, por no decir el único amor de Antonio Flores. ¡Qué distinto habría sido todo sin el puto caballo! Su cadáver esperó largos días en el anatómico forense a que alguien lo reclamara.

Algunos detalles -nada, cuatro gestos privados- los recogía el personaje de Betty en "El Pico2".

Laly Spinet interpretó el personaje de Betty en esta película.

Disculpadme: no sé cómo seguir.

[jubilao]

Disculpadme: no sé cómo seguir.

Discúlpame tú a mi, que no sé ni como me atrevo a leerte. Seguro que si lo hubieras sacado todo en un libro no me lo hubiera leído jamás, en cambio ahora cada una de tus entregas me llenan 20.000 veces más que cualquiera de las mierdas que pillo cada dos meses del Círculo de Lectores.

[pepsicolo]

gracias como siempre gonzalo. joder ya te digo que si es sentida, a mi me parece una gran canción.antonio tenía un gran talento al margen y muy diferente de el de su madre. sino hubiera sido un flores estariamos hablando de un genio nacional (sus letras que hablan de madrid son grandísimas)

[Gonzalo]

"De los enemigos, los menos"

"UNA ANÉCDOTA COMO CATEGORÍA"

Creo que fue Don Carlos Marx el que dijo que una anécdota ne se puede elevar a categoría. Pero como todo dogma o principio éste también tiene su excepción. Hay anécdotas, como la que me dispongo a contar, que son categorías absolutas, ¿o estoy equivocado? Con ello respondo, o lo intento, a quienes, sobre todo los primeros días, me preguntaban por qué no había escrito más guiones, por qué no había vuelto al periodismo, por qué ya no hacía nada. Las mismas preguntas que yo me hacía hasta la depresión.

Hará de esto unos ocho años. Me enteré de que Fernando Méndez Leite, director de la Escuala de la Imagen, pagaba una pasta por ir una mañana y dar una charla a los alumnos. Todavía no se habían cambiado a un centro de lujo, dentro de lo que se llama ahora "ciudad de la imagen".

Me llegué al lugar y le dejé unas nota. No hubo respuesta. Otra nota. Tampoco, respuesta. En la tercera nota me atrevía a ir más lejos y vine a insinuar que si no me llamaba lo contaba todo. Es un viejo truco. Tú no tienes nada que contar; pero ellos, sí que ocultar. Y dio remedio. A los pocos días me llamó la secretaria y me pasó con el eximio. Lástima porque estábamos en mayo y el curso se acababa. Tal vez en octubre.

Llegó octubre y pasó noviembre. Volví a llamar. Se puso a la primera. El asunto era sencillo. Yo elegía una película. Los alumnos la veían y luego, una mañana, la dedicábamos a charlar sobre la película.

La sede de la escuela ya había cambiado y tuve qye llegarme gasta Pozuelo. Llegué y nadie me recibió. Felizmente una alumna, hija de una vieja amiga mía, andaba por allí, que era del mismo curso, vaya, y me echó una mano.

El aula estaba repleta de alumnos. Yo les expliqué que me parecía absurdo soltarles la charla y que, puesto que todos habían visto la película, lo mejor era que me hicieran preguntas y que yo respondería a mi buen y corto entender.

A las trece horas se suspendió la clase para un recreo de treinta minutos. A las 13.30 todos estábamos de vuelta en la clase. Una hora más tarde, todo terminó y los alumnos aplaudieron, más allá de la cortesía, acaso fuera que, falto de cariño como me encontraba, quise entender lo que me convenía.

Varios alumnos se me acercaron para saludarme o felicitarme, en fin, todo gustoso. Pero se impuso un individuo de lamentable presencia física, mirar inquietante, piel envejecida, como lo opueto a la lozanía. Dijo ser el Jefe de Estudios y me pidió que le acompañase.

Fuimos a la secretaría. La emplaada, muya amable, me pidió los datos y me preguntó:

.- ¿Va a volver usted?

No pude responder. El tipejo, cortante, se me adelantó:

.-¡¡¡No!!!

La empleada me dio un talón que me pareció una pasta gansa. Y yo, de momento, tan feliz.

Los tres o cuatro alumnos, tal y como me lo habían prometido, me llevaron a Madrid. En el camino me contaron dos cosas curiosas:

1) Era la primera vez que los alumnos habían aplaudido al finalizar la clase ( y la lista de famosos era importante, lo más granado del cine patrio, vaya).

2) Era la primera vez que todos los alumnos habían vuelto a clase, total, para una hora más de charla.

Todos estos detalles los fui pensando con el tiempo. Baste decir que nunca más me volvieron a llamar de la Escuela Oficial de la Imagen. Algunas veces que he contado la anéndota me suelen preguntar: ¿Y por qué? Yo también me lo pregunto. Pero no quiero parecer un "resentido" , un "frustrado profesional".

Pero creo que esta anécdota sí puede elevarse a categoría, ¿o no?

También creo que, por una vez, he logrado explicarme ¿o peco de vanidad?

[Nicotin]

¿Laly Espinet estaba igual de buena en persona que en pantalla?

[Gonzalo]

Mucho mejor. Vivía a su aire. Era como una muñequita de aires inocentemente viciosos. Muy catalana, en el buen sentido.

[Nicotin]

¿¿Mucho mejor??

La madre de Dios.

No puede ser.

[Gonzalo]

Era de mejillas sonrosadas -el maldito maquillaje disimulaba el rubor natural- discreta, callada, una de esas hembras que impregnan todo de erotismo místico. Pero prefiero evitar la cursilería... Otra maltratada....

[YOSHKE]

Era de mejillas sonrosadas -el maldito maquillaje disimulaba el rubor natural- discreta, callada, una de esas hembras que impregnan todo de erotismo místico. Pero prefiero evitar la cursilería... Otra maltratada....

Es curiosa la percepción que tenemos la clase de tropa, de que aparecer en una pantalla de cine o televisión garantiza un cierto prestigio o inmunidad contra el olvido. Pero con casos como el de Laly, y habiendo intentado yo con tenacidad obtener datos de su vida posterior a "El Pico 2", con suerte he encontrado una noticia marginal en un periódico, y la fecha de su defunción, y todo gracias a lo infrecuente de la combinación de su nombre, apellidos y rango de edad, incluso en Cataluña.
Realmente produce angustia comprobar hasta que punto puede llegar a ser olvidada una persona, incluso ahora, cuando en un solo "memory stick" del tamaño de un meñique podría caber la vida y milagros de miles de personas al detalle.
Por eso cada dato con cara y ojos (o mejillas sonrosadas) que nos facilitas, vale su peso en oro.

[Corvux corax]

Pues yo no he encontrado ninguna foto de ella en Internet. Se me ocurre que hagamos algunas capturas de pantalla de alguna película con su rostro porque ni rastro, tenéis razón.

Saludos