... de Orson Welles, 1962, basada en la novela de Kafka, y protagonizado nada menos que por Anthony Perkins, el asesino de Psicosis.
Como no podía ser menos, una perfecta adaptación de la novela. Escenarios y fotografía perfectamente escogidos, y siempre al servicio de la historia, no al revés.
La historia paranoica por excelencia: una mañana uno se despierta siendo culpable pero no sabe de qué. Kafka era así, no se andaba con tonterías, iba directamente al ajo, y en la primera linea ya los protagonistas se le levantaban convertidos en insectos.
El Señor K. (maldita la manía de llamarlo señor Key en el doblaje) va de aquí para allá, intentando saber de qué crimen se le acusa, a quién tiene que recurrir, quién lleva el caso, quién le defiende, y se va sumergiendo cada vez más en un sistema judicial corrupto, absurdo e infernal hasta acabar hundido hasta el cuello de mierda y hastío. En ocasiones, para el espectador la conducta de K acaba siendo tan incomprensible como el funcionamiento del sistema judicial.
Puertas de cobertizos que se abren directamente a juzgados, acusados que besan las manos de sus abogados, policías castigados a latigazos en despensas por sus incompetencias y mucho, mucho desasosiego.
Quien quiera entender el significado del término "kafkiano", debe leer esta novela/ver esta película.
Un detalle que me chocó fue que cuando la película acaba, justo antes de los títulos de crédito, Orson Welles dice algo así como "Esta película está basada en la novela de Kafka. Fue escrita y dirigida por mí. Soy Orson Welles y usted no lo es". Bueno sí, algo me he inventado. Pero vamos, que este señor siempre innovando.