El caballero es un actor sueco, ¿no? es que en esa foto se parece un montón a Spencer Tracy.
Cuando a partir de un buen libro se realiza una película, siempre tienes la sensación de no haber hecho bien en ver primero ésta última, en vez de, una vez habiendo disfrutado de la historia original, sumergirte en la curiosidad de comprobar cómo se han portado con la versión en pantalla.
Pues eso mismo me ha pasado con “El Método”, pero en lo referente, no a un libro, si no a una obra de teatro: “El método de Gronhölm”, de Jordi Galcerán; quien se quiso desentender de la película porque, según dijo, no tiene nada que ver con el original, que es una comedia, y la calidad del resultado de aquella se supone que tampoco le hizo mucha gracia.
Ocho aspirantes a un alto cargo dentro de una multinacional, se presentan a la última de las pruebas de selección, que dirimirá quién es el afortunado contratado. Un drama en el que los aspirantes se tienen que destrozar mutuamente, metafóricamente hablando, en unas pruebas realizadas según el método Gronhölm, misteriosa técnica que nadie conoce y que a medida que avanza la película descubrimos en qué consiste.
Toda la peli se centra en la metáfora de la ideología en la que las grandes empresas se convierten en monstruos satánicos, amantes del dinero, capaces de destrozar sentimientos y personas, en contraste con los jóvenes idealistas que luchan contra la globalización. Un único escenario y el duelo interpretativo hubiera sido un placer compararlos con películas como “La Huella”, por ejemplo, pero es que en ésta no veías duelo por ninguna parte, con actores como Nawja Nimri, (al que el papel le quedaba grande, muy grande), o Eduardo Noriega, (peor, mucho peor que la Nimri, y cuya actuación está a la altura del tío que anuncia un detergente) frente a actores de la talla de Adriana Ozores, Eduard Fernández o Carmelo Gómez, eso sí, buen elenco. Así que no podías hacer otra cosa que contemplar una adaptación de “Gran Hermano” a los Recursos Humanos de una empresa.
Para mí, el mejor personaje, el de la Verbeke, muy lista, pero haciendo de tonta.
En conjunto estuvo entretenida y bien dirigida, y sólo por eso le doy un 7 pelao; pero estoy segura que para ver esto, mejor gastarse los cuartos en la obra de teatro original, aunque cueste un poco más… y si te gusta el teatro, claro.
Edito porque no veo el cartel de la peli, no se si se verá, pero ahí está.