La Casa de las Dagas Voladoras
Publicado: 16 Ago 2005 20:20
Bien, acepto que tras mucho tiempo de no poder ver cine más allá de Rambos, Terminators, Seagals y Van Dammes, hacerse con una película diferente me puede llevar, per se, al éxtasis absoluto, y por tanto mi opinión seguramente estará condicionada.
Tras esto vamos al tajo:
La película me ha encantado
Aviso: a partir de ahora todo es Spoiler, así que quien no la haya visto y tenga intención de hacerlo debería dejar de leer.
Yo tengo debilidad por los orientales y su forma de hacer cine, pero es que en esté caso Zhang Yimou lo ha bordado.
La historia va sobre un triángulo amoroso, todo lo demás importa un carajo. Tal como Almodóvar hubiera completado el argumento poniendo muchas putas y travestis y filmando interiores de casas supermodernas, un sueco plomizo se hubiera dedicado a llenar la película de silencios, vestidos de época, e interiores de casas de madera oscura, o Allen de diálogos ingeniosos e interiores de apartamentos de Manhattan con pianos de cola, Yimou llena la historia con paisajes preciosos y chinitos pegándose leches.
Para los que tenemos debilidad por el circo, (aunque no os lo creáis los jovencitos de ahora, Ángel Cristo tenía un circo cojonudo allá por los 80, cuando los canadienses no se habían puesto a (re)inventar), ver esos números de acrobacias tan bien orquestados es un verdadero placer.
Pero es que además, por primera vez que yo recuerde (Tigre y Dragón de Ang Lee podría ser otra excepción, pero para mí no de manera tan clara como esta), toda la coreografía está al servicio de la historia (y además historia de amor) y no al revés. Es decir, las películas de espada orientales, tienen siempre como finalidad mostrar peleas en el marco de una historia épica. En este caso, lo que quiere el director es contarnos una historia de amor, y nada más que eso. Prueba de ello es que ni se molesta en mostrarnos a los líderes de la contienda (la líder de la Casa de las Dagas Voladoras aparece de refilón y sin mostrar el rostro, El General ni aparece) y además con una escena preciosa, los soldados del General avanzando entre el bosque bambú, cierra la parte épica haciéndonos saber, por si a alguien todavía no le había quedado claro, que le importa un huevo lo que ocurre con esa contienda.
La historia en si va de lo siguiente: Hay dos tipos que son muy amigos, y además trabajan juntos, uno es el típico pollo buen tío, discreto, que hace bien su trabajo y no se mete en líos y el otro es un guaperas follador que se pasa la vida metiéndola allí donde puede. También es buen tío, y también hace bien su trabajo, que una cosa no quita la otra.
El discreto tiene una novia a la que ama con pasión pero a la que no ve (o mejor, con la que no comparte), por determinadas circunstancias aceptadas por ambos, desde hace tres años. El follador no sabe ni que el discretito tiene novia.
Estando así las cosas el follador se encuentra con la chica del discreto y en sólo tres días, de relación intensa eso si (tipo casa Gran Hermano), se enamora (él que nunca se había enamorado de nadie) de ella y lo que es más jodido es que ella (que sabe que él es el mejor amigo de su novio) se enamora de él. El follador, por eso, no tiene ni puta idea de que ella es la novia del otro.
Cuando el discreto se entera se cabrea un huevo, le entran todos esos rollos de ser bueno con las tías no sirve para nada, y se monta la de San Quintín. El final, con ella resucitando hasta tres veces (ojo!!!y sólo por ese detalle, el resto es precioso), es lo único un poco flojo de la película.
Zhang Yimou en ningún momento plantea dudas existenciales sobre la culpabilidad de uno u otro en ese percal. Lo deja, más bien, en un “las cosas son así ( que el follador para una vez que se enamora lo haga de la chica del otro, que la chica sin quererlo pero sin poder hacer nada para impedirlo se enamore del follador y que al discreto se le hinchen los cojones y no acepte irse para casa a hacerse pajas pensando en su exnovia) y que le vamos a hacer”
Hay una escena, de lo más bonito que he visto en el cine ( y he visto mucho cine), de aquellas que si Tarantino se le hubiera ocurrido escribírsela para la Thurman, en el bodrio de Kill Bill, los críticos babearían durante dos años y se llevaría el Oscar de calle, en la que el discreto se encuentra a su novia después de tres años y todavía no sabe que ella ya ama al follador (según mis pajas mentales, yo creo que ella nunca lo ha amado a él, pero eso pueden ser impresiones mías). Esa escena, ( Nico, antes de cagarte en mis muertos, mira, por favor, esa escena, que en cine (y en el plano sexual, pero eso es otra cosa) es en lo único en lo que todavía babeo cuando te leo), en la que se abrazan, se besan y casi acaban follando, es absolutamente soberbia.
La luz, sobretodo, ilumina la cara de ella, oscureciéndolo un poco la de él. Sin casi decir ni una palabra, ella con sus expresiones, (está perfecta) te explica toda la historia. Hay un momento en el que ves que, por un instante, Zhang Ziyi, que es el nombre de la actriz (una estrella del cine mundial de aquí a cuatro días), está a punto de dejarse llevar (vamos que está mojada hasta las rodillas) por la pasión y el deseo que siente por el discreto pero, en el último momento, se sobrepone porque es plenamente consciente que aunque siempre ha querido al discreto no lo ama ni lo podrá nunca llegar a amar. Todo aquel que haya amado y no lo hayan amado (y lo mismo, por supuesto, a sensu contrario) encontrará que hay muy pocas escenas en la historia del cine (alguna otra hay, seguramente Criadillas o Palanhiuk me las recordarán), que reflejen tan bien ese sentimiento.
Bueno, lo dejo antes de ponerme a llorar.
Vuestro, necesito una ración de cine en vena pero ya!!!;
Dolordebarriga
Tras esto vamos al tajo:
La película me ha encantado
Aviso: a partir de ahora todo es Spoiler, así que quien no la haya visto y tenga intención de hacerlo debería dejar de leer.
Yo tengo debilidad por los orientales y su forma de hacer cine, pero es que en esté caso Zhang Yimou lo ha bordado.
La historia va sobre un triángulo amoroso, todo lo demás importa un carajo. Tal como Almodóvar hubiera completado el argumento poniendo muchas putas y travestis y filmando interiores de casas supermodernas, un sueco plomizo se hubiera dedicado a llenar la película de silencios, vestidos de época, e interiores de casas de madera oscura, o Allen de diálogos ingeniosos e interiores de apartamentos de Manhattan con pianos de cola, Yimou llena la historia con paisajes preciosos y chinitos pegándose leches.
Para los que tenemos debilidad por el circo, (aunque no os lo creáis los jovencitos de ahora, Ángel Cristo tenía un circo cojonudo allá por los 80, cuando los canadienses no se habían puesto a (re)inventar), ver esos números de acrobacias tan bien orquestados es un verdadero placer.
Pero es que además, por primera vez que yo recuerde (Tigre y Dragón de Ang Lee podría ser otra excepción, pero para mí no de manera tan clara como esta), toda la coreografía está al servicio de la historia (y además historia de amor) y no al revés. Es decir, las películas de espada orientales, tienen siempre como finalidad mostrar peleas en el marco de una historia épica. En este caso, lo que quiere el director es contarnos una historia de amor, y nada más que eso. Prueba de ello es que ni se molesta en mostrarnos a los líderes de la contienda (la líder de la Casa de las Dagas Voladoras aparece de refilón y sin mostrar el rostro, El General ni aparece) y además con una escena preciosa, los soldados del General avanzando entre el bosque bambú, cierra la parte épica haciéndonos saber, por si a alguien todavía no le había quedado claro, que le importa un huevo lo que ocurre con esa contienda.
La historia en si va de lo siguiente: Hay dos tipos que son muy amigos, y además trabajan juntos, uno es el típico pollo buen tío, discreto, que hace bien su trabajo y no se mete en líos y el otro es un guaperas follador que se pasa la vida metiéndola allí donde puede. También es buen tío, y también hace bien su trabajo, que una cosa no quita la otra.
El discreto tiene una novia a la que ama con pasión pero a la que no ve (o mejor, con la que no comparte), por determinadas circunstancias aceptadas por ambos, desde hace tres años. El follador no sabe ni que el discretito tiene novia.
Estando así las cosas el follador se encuentra con la chica del discreto y en sólo tres días, de relación intensa eso si (tipo casa Gran Hermano), se enamora (él que nunca se había enamorado de nadie) de ella y lo que es más jodido es que ella (que sabe que él es el mejor amigo de su novio) se enamora de él. El follador, por eso, no tiene ni puta idea de que ella es la novia del otro.
Cuando el discreto se entera se cabrea un huevo, le entran todos esos rollos de ser bueno con las tías no sirve para nada, y se monta la de San Quintín. El final, con ella resucitando hasta tres veces (ojo!!!y sólo por ese detalle, el resto es precioso), es lo único un poco flojo de la película.
Zhang Yimou en ningún momento plantea dudas existenciales sobre la culpabilidad de uno u otro en ese percal. Lo deja, más bien, en un “las cosas son así ( que el follador para una vez que se enamora lo haga de la chica del otro, que la chica sin quererlo pero sin poder hacer nada para impedirlo se enamore del follador y que al discreto se le hinchen los cojones y no acepte irse para casa a hacerse pajas pensando en su exnovia) y que le vamos a hacer”
Hay una escena, de lo más bonito que he visto en el cine ( y he visto mucho cine), de aquellas que si Tarantino se le hubiera ocurrido escribírsela para la Thurman, en el bodrio de Kill Bill, los críticos babearían durante dos años y se llevaría el Oscar de calle, en la que el discreto se encuentra a su novia después de tres años y todavía no sabe que ella ya ama al follador (según mis pajas mentales, yo creo que ella nunca lo ha amado a él, pero eso pueden ser impresiones mías). Esa escena, ( Nico, antes de cagarte en mis muertos, mira, por favor, esa escena, que en cine (y en el plano sexual, pero eso es otra cosa) es en lo único en lo que todavía babeo cuando te leo), en la que se abrazan, se besan y casi acaban follando, es absolutamente soberbia.
La luz, sobretodo, ilumina la cara de ella, oscureciéndolo un poco la de él. Sin casi decir ni una palabra, ella con sus expresiones, (está perfecta) te explica toda la historia. Hay un momento en el que ves que, por un instante, Zhang Ziyi, que es el nombre de la actriz (una estrella del cine mundial de aquí a cuatro días), está a punto de dejarse llevar (vamos que está mojada hasta las rodillas) por la pasión y el deseo que siente por el discreto pero, en el último momento, se sobrepone porque es plenamente consciente que aunque siempre ha querido al discreto no lo ama ni lo podrá nunca llegar a amar. Todo aquel que haya amado y no lo hayan amado (y lo mismo, por supuesto, a sensu contrario) encontrará que hay muy pocas escenas en la historia del cine (alguna otra hay, seguramente Criadillas o Palanhiuk me las recordarán), que reflejen tan bien ese sentimiento.
Bueno, lo dejo antes de ponerme a llorar.
Vuestro, necesito una ración de cine en vena pero ya!!!;
Dolordebarriga