Me ha parecido cojonudísima.
Atiende qué cartelazo.
Sinopsis.
Basada en hechos reales.
Corea del Sur, mediados de los 80, años de dictadura... el cadáver de una niña salvajemente violada y asesinada aparece tirado en medio del campo, cerca de un pueblo tranquilo en el que pocas veces pasa nada.
Dos detectivos de métodos, cuanto menos, discutibles, policías de la vieja escuela, se ponen al mando de la investigación.
En un principio parece un suceso aislado, una anomalía esporádica y desafortunada. Pero en los sucesivos meses se repiten los hechos, y la suma de víctimas no hace más que crecer. Es entonces cuando viene un joven y moderno agente especial desde Seul a echar una mano.
Memories of Murder cuenta con una dirección provervial por parte de un tal Bong Jong-ho. Esta es su tercera película, y francamente, si su cine mantiene una línea de calidad parecida en todas; estamos ante uno de los más grandes provenientes del lejano oriente de lo que llevamo de década.
Lo mejor de la película es que no se queda en la típica cinta sobre serial killers metódicos, sádicos e implacables. Va un poco (bastante) más allá, y se introduce en lo caótico de la época, en la incompetencia de las autoridades en ese tipo de periodos históricos para un país, y aborda la crónica social de una población asustada por los hechos, pero indefensa y abnegada a partes iguales.
Pese a todo lo que más destaca de todo es la calidad e influencias que demuestra en torno a un género tan machacado y difícil de hacer bien como es el del cine negro.
Porque esta película es cine negro (oriental) en estado puro. Personajes definidos y duales, con un pie en la ternura de parte del espectador, y otro en el profundo rechazo (el protagonista es un cretino considerable, aunque tampoco puede ser clasificado de mal tipo).
Destaca también el acercamiento psicológico que realiza el director con sus personajes principales (los tres detectives) y sobre todo el cambio de psicología de ambos protagonistas; uno comenzando la película como un tipo agresivo e implacable, y el otro como un tipo civilizado, moderno y metódico. Polos opuestos que se van acercando, y al final se alejan el uno del otro en sentidos diferentes.
Nota aparte la IMPRESIONANTE fotografía y la continua y casi exasperante (es una broma, la verdad es que te quedas boquiabierto) habilidad del director para colocar la cámara en el sitio más adecuado, original y efectivo.
Cojonudo el coreano éste; simplemente cojonudo.
Y sobre todo toda ésta escena:
Espeluznante y puro cine negro al más puro estilo de principio a fin.
En definitiva; buena dirección, ambientes que se respiran y tocan, una trama subyugante y adictiva, duración considerable que sin embargo sabe a poco (y qué difícil es conseguir ésto sin aburrir soberanamente al espectador), Premio en el Festival de San Sebastian del año pasado, actores ajustados como un guante; cojonudos, fotografía inmensa, crónica política y social, cine negro extraordinario, y un guión que mezcla hechos espeluznantes con acertadísimas dosis de humor (la escena del karaoke es muy grande, al igual que la relación de respeto-rechazo de ambos protagonistas)...
En fin; que un peliculón que has de ver si eres de los que tiene un mínimo de cariño y afición al séptimo arte.
Un 9.
¿Os parece bien?
Ti, ti...
Pues claro.
