No me apetecia nada ponerme a escribir en ese momento, y en este momento la verdad es que tampoco asi que si quieres te hago un copy-paste al gusto y todos contentos.
Tu vela coño, y luego me dices si te ha gustado.
Luego Santan, para esta zarrapastrosa reseñita está el hilo de la Última Penícula. Quizá si me hablaras de pelis guachis y actuales como Desayuno en Plutón, Babel y Plan Oculto te canjeaba mi atención por un buen trailer de cada una.
Es que aunque parezca mentira uso el phoogle y no encontre ningun hilo, ni ninguna reseña sobre la pelicula, pues que mejor manera de que le dediqueis un poco de atencion que creando un hilo propio. Mejor eso a que se pierda en el de la ultima pelicula que he visto, que se mezcla el grano con la paja, y a mi esta pelicula no me parecio paja en absoluto.
Un tal Mateo Sancho Cardiel escribio esto:
Con el sabor de ese cine sudamericano hambriento de realidad, con las me-jores reminiscencias de “Amores perros” y sin la falta de valor de la que se re-sentía “Traffic” en su epílogo, el aclamado director de “Estación Central de Bra-sil”, Walter Salles, se ha reservado el papel de coproductor para dejar paso a un director, Fernando Meirelles, con grandes historias que contar, un gran talento narrativo y un excelente estilo visual. Su película “Cidade de Deus” es una rabiosa y compleja cronología del nacimiento y brutal expansión del narcotráfico y todo el sórdido mundo que lo rodea en las favelas de Río de Janeiro.
“Cidade de Deus” es, para sorpresa de muchos que habíamos creído siempre que la cinematogra-fía brasileña es poco próspera, una superproduc-ción en toda regla, un arriesgado proyecto colma-do de agria épica, con una ambiciosa duración y un técnica que explora la suciedad del estilo do-cumental a la vez que emplea diferentes texturas para avanzar en el eje temporal. Cuando uno ve esta película, además de dejarse arrastrar por una historia apasionante, aprecia un gran trabajo de fondo, una insólita apuesta del cine sudame-ricano por su música, por su endiablado montaje, por su vigorosa estructura, por su espléndida fotografía, por la valía de unos intérpretes no profesionales en un extenso reparto coral, por un desarrollo de los personajes ejemplar.
“Cidade de Deus” es, con toda probabilidad, la película más laboriosa de cuantas han desfilado por este festival, y enriquece todo ese loable esfuerzo con una historia de una potencia arrolladora: la genealogía de la gran mafia que asola Río de Janeiro, el tráfico de drogas. Una historia de rencores y envidias, de frustración y deseo, de cobardes y verdugos, de vejación y desgarro, de en-frentamiento y violencia, de dolor y muerte, de desgraciada realidad. A lo largo de este relato que abarca tres décadas, la película nos presenta un mosaico de tribus urbanas, de distintos comportamientos que acabarán cayendo en la co-rrupción, que tienen como común denominador las drogas como eje fundamen-tal de su vida, ya sea como medio de supervivencia o como costumbre adictiva, pero, en definitiva, siempre como pasaporte a la destrucción. Pero el problema que refleja con pesimismo y desesperación “Cidade de Deus” no es el de los peligros personales de los estupefacientes, sino la vorágine en su totalidad, el mundo jerárquico e intocable que crean, los intereses económicos que mueven, la manga ancha de las autoridades ante ellos.
En la película asistimos a una impunidad cri-minal desoladora, a un país que se cruza de bra-zos ante un imperio delictivo, ante una situación legal que favorece esa podredumbre moral, esa miseria humana. La honradez encuentra hostili-dad en las favelas de Río de Janeiro, es un incon-veniente para la vida diaria, porque se impone la virulencia, las buenas intenciones acaban desvir-tuándose por un nulo apoyo de la policía. La opo-sición que surge al narcotráfico acaba siendo consciente de su ineficacia, si no por ser igual de sanguinaria, por una idéntica metodología, y lo peor de todo es que la película nos muestra que no existe otra vía a corto plazo. Porque es un mundo en el que los héroes infantiles son terribles asesinos, maestros de la delincuencia, en el que el currículo se escribe con letras de sangre, con el cali-bre de la bala.
Y todo este mundo opresivo, este callejón sin salida, esta guarida infernal, es plasmado con rigor, narrado con grandiosa fuerza, cortante ritmo e inigualable pasión en esta película que vamos a tener que empezar a tener en cuenta des-de este mismo momento, que aspira a convertirse en un título clave del realismo del tercer mundo, una película de visión indispensable, un gri-to de protesta ahogado por el envilecimiento global de la población, la complicidad de todas las clases sociales y el sufrimiento como rutina.
No se que prefieres una sinopsis aburrida de estas o que alguien te diga que la peli esta bien y que la eches un vistazo que no pierdes mas que dos horas de tu tiempo, dos horas de cualquier semana en las que puedes estar aburrido como nadie, si no te gusta... pues puedes pasarte por aqui a cagarte en mi padre.
El hecho de hacer una valoracion expositiva lo mas cargada de palabras redundantes y rebuscadas no hace que sea mejor que otra que no esta rebuscada y que sale de lo que en ese momento se quiere decir con menos flores, pues si para mi ha estado de puta madre ha estado de puta madre, no necesito tres renglones para expresarlo.
Venga un saludo, adorables