“Hoy me toca conducir a mí”. Era la frase con la que terminaba siempre un documental seriado de finales de los años 70, principios de los 80, que pasaron una vez por la 2 de madrugada a mediados de los años 90. Después de esta frase siempre se sucedían las mismas imágenes, una serie de estampas que pretendían recoger momentos mágicos del viaje que filmaban los documentalistas por los Estados Unidos a bordo de su vieja furgoneta, que yo diría era una clásica WW. De fondo, un instrumental cuyas primeras notas eran absolutamente iguales que el comienzo de “El sitio de mi recreo” de Antonio Vega y que a mí me sumían en un estado de éxtasis del que no conseguía despertar hasta después de pasados varios minutos de haber finalizado mi catártica serie.
Nada en televisión, salvo la imagen de Oimara Sánchez ahogándose poquito a poco en el río de lodo que la llevaba presa y el ciudadano Pequinés que maletín en mano detenía una columna de tanques, me ha conmovido tanto. La fuerza de estas dos últimas imágenes es tan evidente que en nada extraña que mis vísceras se contrajeran y grabaran a fuego, cada cual con el humor que le correspondía, todas las tonalidades cromáticas, sonoras e incluso olfativas y táctiles que vomitaba la caja catódica. Es extraño, pero para mí, Oimara y el tipo del maletín no solo son colores y sonidos, sino también texturas, olores y sabores. Huelo la tierra húmeda y el olor a combustible de los tanques, siento la suavidad de la piel del rostro de Oimara bañado por la lluvia y las lágrimas y el vello erizado de los brazos del hombre del maletín y saboreo tanto la tranquilidad de ambos protagonistas como el miedo del resto de los que conformaban los cuadros pictóricos.
Pero lo del documental es diferente. Ahora, por fin comprendo que mi subconsciente conocía de antemano mis por entonces escondidos anhelos. Es por ello que la serie me fascinaba. El viaje en si era su leift motiv. No había un escape, ni una meta ni siquiera una razón, simplemente viajaban. Y mientras lo hacían conocían y compartían. Sobre eso escribió magníficamente Navajo en una de esas series río que yo mismo inicié en el Dazibao y que llevaba por título “lugares”.
Parece fácil, para los que ya me conocéis un poco, (al final es muy difícil, digan lo que digan Straika o Nicotín permanecer tiempo en un lugar sin significarte ni acabar interesándote por los demás, y esto es algo que con ambos puedo rebatir) intuir que mi subconsciente deseo era el de viajar, pero; en realidad no era eso lo que me atraía de la serie, no era el viaje en si, sino, como ya aventuró Navajo, el recorrer el camino. El caminar, el aprender(te/me), el conocer(te/me) como única y verdadera meta. No hay un fin ni una pretensión específica en mis actos. Camino porque me encanta hacerlo sin buscar un destino final, al menos, no un destino tangible físicamente.
Yo viajo por el placer de viajar. Viajo por lugares, pero sobretodo viajo por personas. Soy un vampiro, un verdadero y atávico ser inmortal. Me nutro de los conocimientos y de los sentimientos, pero siempre, a diferencia del vampiro de papel, expongo abiertas mis venas a todo aquel que quiera libarme.
Y perduro en tu recuerdo tal como tú perduras en el mío.
Y todo este maremagnum de sentimientos y conocimientos van conformando ideas y modos de ver las cosas que me acompañan y me hacen entender mejor mi camino.
Hace muy poco he estado viajando por Erick From, no a través de él, sino de sus escritos. Yo nada he podido transmitirle a él pero si que he recibido mucho.
Sino fuera tan memo hace tiempo que sabría que mis pensamientos e ideas están recogidas mucho más ordenada y sabiamente de lo que yo podría jamás hacer en una corriente de pensamiento que recibe el nombre de humanismo (hablo de las ideas del humanismo social, no opino por ahora las ideas que propugna el humanismo económico). Existe un famoso credo, que puede encontrarse en “El humanismo como utopía real”, de From que expone los puntos básicos de lo que el entiende como humanismo. Coincido absolutamente con las ideas de dicho credo y me alegra enormemente saber que son muchos más y además mucho mejores los que empujan en la misma dirección. Tal vez un día bucee en internete (si no la hace antes prez por mi)con el fin de compartir con vosotros.
Vuestro, despertando siempre;
Dolordebarriga
Descubriendome
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Re: Descubriendome
Dolordebarriga escribió:(...)su vieja furgoneta, que yo diría era una clásica WW (...)
Dolordebarriga escribió:(...) mi catártica serie (...)
Posessed by kahriñote???
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Yo cuando viajo experimento una sensación que no siento en ninguna otra situación. No sé, una especie de paz y una tranquilidad, como si inconscientemente todos mis sentidos quisieran captar al máximo imágenes, olores, conversaciones en idiomas para mi incomprensibles, gestos, sonidos varios, sabores, etc.
Al menos en los próximos 10 años pienso vivir no más de 2 en el mismo lugar.
Con tus posts logras ablandarme. Espero que esto no lo lean los de mi tribu.
Kwaheri.
Dolores, quizás esta respuesta y tu escrito debíeran ir en el Dazibao, pero de perdidos al rio.
A medida que iba leyendo me he ido acordando de lo que ahora pego. Mira que el jodio de Kavafis lo condensó bien en tan poquito espacio.
El moro.
A medida que iba leyendo me he ido acordando de lo que ahora pego. Mira que el jodio de Kavafis lo condensó bien en tan poquito espacio.
Kavafis, iconito gay donde los haya, escribió:Cuando emprendas tu viaje a Ítaca
pide que el camino sea largo,
lleno de aventuras, lleno de experiencias.
No temas a los lestrigones ni a los cíclopes
ni al colérico Posidón,
seres tales jamás hallarás en tu camino,
si tu pensar es elevado, si selecta
es la emoción que toca tu espíritu y tu cuerpo.
Ni a los lestrigones ni a los cíclopes
ni al salvaje Posidón encontrarás,
si no los llevas dentro de tu alma,
si no los yergue tu alma ante ti.
Pide que el camino sea largo.
Que sean muchas las mañanas de verano
en que llegues -¡con qué placer y alegría!-
a puertos antes nunca vistos.
Deténte en los emporios de Fenicia
y hazte con hermosas mercancías,
nácar y coral, ámbar y ébano
y toda suerte de perfumes sensuales,
cuantos más abundantes perfumes sensuales puedas.
Ve a muchas ciudades egipcias
a aprender, a aprender de sus sabios.
Ten siempre a Ítaca en tu mente.
Llegar allí es tu destino.
Mas no apresures nunca el viaje.
Mejor que dure muchos años
y atracar, viejo ya, en la isla,
enriquecido de cuanto ganaste en el camino
sin aguardar a que Ítaca te enriquezca.
Ítaca te brindó tan hermoso viaje.
Sin ella no habrías emprendido el camino.
Pero no tiene ya nada que darte.
Aunque la halles pobre, Ítaca no te ha engañado.
Así, sabio como te has vuelto, con tanta experiencia,
entenderás ya qué significan las Ítacas.
El moro.
El perrico, definiendo la HAMBROSIA a ma112nu escribió:Un curasán aceitoso y calentico chorreando en el plato, la sonrisa de un niño, las ttks, un perolo de gazpacho manchego con medio kilo de pan para mojar, las ttks, las pelis de chinos dándose hostias, los ninjas, Mr. T, Mr.T luchando contra los ninjas, cualquier animal comestible, las ttks, correr desnudo por la playa alrededor de la gente mientras silbo el opening de battlestar galactica, la shandy cruzcampo de abadía belga, los torreznos, cualquier cosa rebozada, cagar en espiral, cosas asín, manu, cosas asín.
- LunaOskura
- Best Mongo Ever
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- Registrado: 06 Nov 2002 18:51
- Ubicación: Desde Dresden con desdén
Así de memoria...
Cuando tenga que partir
pal rumbo que ya escogió,
con paciencia sígalo,
siempre con fe y voluntad,
que el que no sabe a dónde va,
no sabe por qué partió.
José Hernandez, Martin Fierro.
pal rumbo que ya escogió,
con paciencia sígalo,
siempre con fe y voluntad,
que el que no sabe a dónde va,
no sabe por qué partió.
José Hernandez, Martin Fierro.
Sinceramente, querida, me importa un bledo.