tonetti escribió:en la actualidad cada vez es más cierto que las mujeres en la Universidad, sacan las mejores notas, hacen más cursos de formación, crean más empresas, el 92% de las directivas españolas tienen un título universitario -que muchas complementan con estudios de postgrado u otras carreras-.
Sobre los de las notas universitarias —y también no universitarias, que no toda la formación se basa en la universidad—, no tengo datos estadísticos sobre ello ni los voy a buscar, pero mi experiencia personal me dice que, mientras las notas femeninas tienden a agruparse en torno a la media, las notas masculinas prersentan mayor dispersión hacia los extremos —ambos extremos—. O dicho más claramente, que aun siendo el promedio de ambos sexos similar, entre los hombres hay más «máquinas» y también más zotes, mientras que las mujeres son más uniformes. Esta es una impresión que tengo desde hace muchos años, al ver que tanto los más listos como los menos aventajados de la clase —en todos los niveles académicos— eran casi todos hombres.
Esto ni es bueno ni es malo, y por supuesto que no es sino una mera impresión personal mía que no sé si compartís. Pero es más, a mí que las mujeres tengan mejores notas o las tengan los hombres no me importa para lo que estamos discutiendo, ya que opino que el expediente académico no debería ser relevante como cualidad para un ministro. Sí, es razonable que sea medianamente culto, pero no veo exigible en absoluto que sea una eminencia, pues a un ministro no se le elige para que sepa mucho del tema de su competencia —para eso se supone que tiene a su disposición a los técnicos del ministerio correspondiente—, sino para que tome decisiones. Quizá la única excepción podría ser la del ministerio de economía, en donde sí podría ser útil un dominio vasto de la materia.
Y sobre lo de que las mujeres crean más empresas, pues mira, seguramente sí sea cierto, debido más que nada a que desde las instituciones públicas —todas: nacionales, regionales y locales— se discrimina a los hombres a la hora de conseguir subvenciones por parte de jóvenes empresarios, o más concretamente, existen ayudas a las que los hombres no pueden optar por el simple hecho de serlo.