El presidente ruso condenó la indigencia, las torturas en Guantánamo y la violencia ejercida contra manifestantes globalifóbicos en Alemania. Sus declaraciones aparecieron publicadas en medios de los países integrantes del G8, dos días antes del inicio del encuentro en Heiligendamm. Además, se reivindicó como "el único verdadero demócrata del mundo".
Hamigos, no tengo palabras para describir la emoción que me embarga en estos momentos. Otras voces se han alzado contra la injusticia y la violencia, pero nunca antes una persona de tan altos principios, de una conducta tan intachable, de una hombría de bien tan inmaculada se había puesto al servicio de la causa de los débiles y los oprimidos, los que sufren la violencia del fuerte, los obligados a callar y los estafados por el verdulero. Era hora de que alguien de cuyos motivos no se pudiera dudar, alguien que ha luchado infatigablemente por llevar la igualdad y la armonía a todos los rincones del planeta, echara luz sobre estos temas, para que se supiera que son asuntos fundamentales y de principios, y no mero oportunismo político.
El presidente ruso Vladimir Putin criticó severamente la violencia en EE.UU y Europa y se reivindicó como "el único verdadero demócrata del mundo".
"¿Soy yo un verdadero demócrata?", se preguntó ante un grupo de periodistas. "Por supuesto, soy un verdadero y absoluto demócrata", se respondió. La entrevista fue publicada en ocho medios de los países integrantes del G8, antes de la cumbre que se llevará a cabo en Alemania del miércoles al viernes.
"La tragedia es que soy el único verdadero demócrata del mundo", enfatizó y puso como ejemplo la situación en Estados Unidos: "es horroroso, hay torturas, indigentes, Guantánamo, la detención sin proceso y sin investigación", comentó.
"Vean lo que ocurre en Europa: violencias contra los manifestantes, la utilización de balas de goma, gas lacrimógeno en una capital, la muerte de un manifestante en otra", prosiguió aludiendo a las protestas del G8 en Alemania y a la muerte de un ruso durante las protestas en Talín contra el traslado de un monumento soviético.
También lanzó dardos contra Ucrania: "las esperanzas que teníamos allí pero se desacreditaron completamente y se orientan hacia la tiranía", continuó irónicamente el jefe del Kremlin que no había visto con buenos ojos la Revolución Naranja en 2004 en Kiev.
El mandatario concluyó con ironía: "desde que murió Mahatma Gandhi, no tengo a nadie con quien hablar".
Las lágrimas inundan mis Hojos, así se los digo.