Cantad, números
Publicado: 30 Jun 2007 13:52
En dos años, 3.340 mariconios: 4,5 por día. Si fuera cierto que -como reinvidican- los gays son un 10 por ciento de la población española, tendríamos que de 2.250.000 parejas gays potenciales, sólo un 0,1484 periódico por ciento ha querido hacer valer sus derechos. Sobre los dos millones está también la cifra de asistencia a la marcha del Orgullo.
Más allá de la lucha de clases, de sexos y de identidades, la demagogia ha logrado que la proporción de hipocresía se mantenga constante en España.
Tengamos en cuenta ahora que unos 200.000 españoles vienen casándose al año, con anterioridad e independientemente de la reforma del Código Civil. Relacionemos ambos datos:
(3.500 / 200.000) * 100 = 1,75 %
Multiplíquese el resultado por diez para corregir la desproporción de diez contra uno que, según los gays, existe entre heterosexuales y homosexuales:
1,75 * 10 = 17,5 %.
Tendríamos que el matrimonio homosexual, auténtica primicia revolucionaria ampliamente apoyada en España, logra aproximadamente cinco veces menos aceptación que la formalización de parejas "tradicionales". Y ésta es una manera muy favorable de verlo, porque para nada puede compararse la situación del grupo social que siempre ha podido ejercer un derecho con la del grupo oprimido al que se le negaba. El primero tuvo toda la historia y todo el mapa terráqueo para dosificar el ejercicio de la prerrogativa, mientras que el segundo vio sus anhelos confinados al breve lapso de dos años, tiempo en el que incluso fue consciente de la posibilidad de que dicha medida fuera abolida en la próxima legislatura. Se entiende que los integrantes del colectivo gay deberían haberse dado mucha más prisa en consolidar su estatus que los amantes amparados por la sociedad patriarcal. O al menos era de esperar que se tomaran alguna molestia en aparentar que la reforma de la ley era necesaria y urgente. Pero ni siquiera.
http://fvoluntaria.blogspot.com/
Más allá de la lucha de clases, de sexos y de identidades, la demagogia ha logrado que la proporción de hipocresía se mantenga constante en España.
Tengamos en cuenta ahora que unos 200.000 españoles vienen casándose al año, con anterioridad e independientemente de la reforma del Código Civil. Relacionemos ambos datos:
(3.500 / 200.000) * 100 = 1,75 %
Multiplíquese el resultado por diez para corregir la desproporción de diez contra uno que, según los gays, existe entre heterosexuales y homosexuales:
1,75 * 10 = 17,5 %.
Tendríamos que el matrimonio homosexual, auténtica primicia revolucionaria ampliamente apoyada en España, logra aproximadamente cinco veces menos aceptación que la formalización de parejas "tradicionales". Y ésta es una manera muy favorable de verlo, porque para nada puede compararse la situación del grupo social que siempre ha podido ejercer un derecho con la del grupo oprimido al que se le negaba. El primero tuvo toda la historia y todo el mapa terráqueo para dosificar el ejercicio de la prerrogativa, mientras que el segundo vio sus anhelos confinados al breve lapso de dos años, tiempo en el que incluso fue consciente de la posibilidad de que dicha medida fuera abolida en la próxima legislatura. Se entiende que los integrantes del colectivo gay deberían haberse dado mucha más prisa en consolidar su estatus que los amantes amparados por la sociedad patriarcal. O al menos era de esperar que se tomaran alguna molestia en aparentar que la reforma de la ley era necesaria y urgente. Pero ni siquiera.
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