El consumismo como evolución fenotípica... [10-09-02]
Publicado: 25 Jun 2004 17:45
El consumismo como evolución fenotípica del medio humano:
Haré el intento de explicar brevemente esta ponencia con mis escasas dotes como diletante teórico. Los jóvenes antiglobalizadores, amalgama de anarcos, rojos, verdes y un reducido grupo de garrulos ultraviolentos, como la mayoría de la mentalidad progresista encabezada por personas menores de 30 años, están de acuerdo en la defensa a ultranza de la libertad personal sin que ello no raye en el egoísmo, sino que propagan el altruismo tanto hacía las personas como para el medio ambiente. Hablamos de la izquierda utópica, la cándida izquierda .
Estos tras los catastróficos ejemplos de la Rusia comunista, con un brutal atraso tecnológico en pro de una tasa de paro 0, no parecen darse cuenta que la vía, la única vía, es el consumismo capitalista. ¿Para qué vamos a invertir en un tractor si tenemos a 5.000 campesinos con las manos desnudas para cultivar una hectárea de terreno? Todo trabajan si, todos comen sus paupérrimas cartillas de racionamiento, ¿pero a qué precio? estancarse en el tiempo en que se produjo la revolución y producirse una involución en cuanto a todo lo que conlleve una mínima fracción de arte. Es decir el utilitarismo, el menor costo, el gusto estandarizado, el minimalismo mal entendido desfigurado en horrendo colosalismo. ¿Creen que el Kremlin se hubiera construido con sus multicolores cúpulas bulbosas si de la mano mezquina de Stalin hubiera dependido?
Predican unos hombres con ojos en la cara que el arte de hoy está ligado al concepto de venta, el mejor artista es el mayor vendedor. Van Gogh vendió un solo cuadro en vida. Cuando grandes corporaciones que controlan televisiones, periódicos, radios y revistas bombardean recalcitrantemente con la cantinela de lo que sea, esta acaba incrustándose en nuestras conciencias, así se modelan las opiniones públicas y las masas para que pasen como borreguitos enfilados por la caja registradora más cercana.
Lejos de escandalizarse, hay que aceptarlo de facto, ¿cuantas chorradas os compráis que acaban en cajones solo usándose para la emoción del tonto estreno?. Vivimos en un mundo accesorio, gadgetariano, de bagatelas fetichistas compradas a ritmo de Visa. Contra más se tenga, más será la obsesión de acapararlo todo, lo último, lo más cool, lo novedoso que nadie tenga aún. Para forzar la delicada ingeniería de la máquina consumista, industrias de todo tipo lanzan colecciones y nuevas gamas de modelos no ya a ritmo anual, ni semestral, ni siquiera con la clásica separación estacional sino mensual, con variantes minúsculas como un color mas chillón o entrar en el sorteo de un viaje a una playa blanquiazul. En el caso de las tiendas de ropa el fetiche como indumentaria se lleva la palma, jovencitas que roban ingeniosamente o que hurtan pequeñas cantidades de dinero a sus padres durante la semana para comprarse la jersey tan molón que vio en el catálogo y que traerá el camión con nuevo género el Lunes.
La industria publicitaria es la encargada de crearnos nuevas ansiedades con novedosos productos que nos solucionarán todos nuestros problemas cotidianos, esta obsesión no es buena, ¡es fantástica!. Para vender más y poder llevar su frenético ritmo de expansión comercial las empresas están obligadas a mejorar continuamente sus productos. El caso de los ordenadores creo que a todos nos será mas cercano; quien se compró hace 6 meses un 1.200 Mhz ahora se tira de los pelos cuando ve al mismo precio uno con el doble de todo y a 2.200 Mhz, este caso no es aritmético diría que exponencial.
La evolución darwiniana es selectivo-azarosa y se aplica únicamente a los seres biológicos, mientras que la lamarckiana consiste en la mejora progresiva de los individuos / máquinas dejando obsoletas las anteriores, es una evolución casi teleológica. En definitiva que el consumismo es el camino evolutivo mediante los fenotipos que dotamos a las máquinas más perfectas y dejamos de lado a las anticuadas por no satisfacer eficientemente nuestras necesidades.
Haré el intento de explicar brevemente esta ponencia con mis escasas dotes como diletante teórico. Los jóvenes antiglobalizadores, amalgama de anarcos, rojos, verdes y un reducido grupo de garrulos ultraviolentos, como la mayoría de la mentalidad progresista encabezada por personas menores de 30 años, están de acuerdo en la defensa a ultranza de la libertad personal sin que ello no raye en el egoísmo, sino que propagan el altruismo tanto hacía las personas como para el medio ambiente. Hablamos de la izquierda utópica, la cándida izquierda .
Estos tras los catastróficos ejemplos de la Rusia comunista, con un brutal atraso tecnológico en pro de una tasa de paro 0, no parecen darse cuenta que la vía, la única vía, es el consumismo capitalista. ¿Para qué vamos a invertir en un tractor si tenemos a 5.000 campesinos con las manos desnudas para cultivar una hectárea de terreno? Todo trabajan si, todos comen sus paupérrimas cartillas de racionamiento, ¿pero a qué precio? estancarse en el tiempo en que se produjo la revolución y producirse una involución en cuanto a todo lo que conlleve una mínima fracción de arte. Es decir el utilitarismo, el menor costo, el gusto estandarizado, el minimalismo mal entendido desfigurado en horrendo colosalismo. ¿Creen que el Kremlin se hubiera construido con sus multicolores cúpulas bulbosas si de la mano mezquina de Stalin hubiera dependido?
Predican unos hombres con ojos en la cara que el arte de hoy está ligado al concepto de venta, el mejor artista es el mayor vendedor. Van Gogh vendió un solo cuadro en vida. Cuando grandes corporaciones que controlan televisiones, periódicos, radios y revistas bombardean recalcitrantemente con la cantinela de lo que sea, esta acaba incrustándose en nuestras conciencias, así se modelan las opiniones públicas y las masas para que pasen como borreguitos enfilados por la caja registradora más cercana.
Lejos de escandalizarse, hay que aceptarlo de facto, ¿cuantas chorradas os compráis que acaban en cajones solo usándose para la emoción del tonto estreno?. Vivimos en un mundo accesorio, gadgetariano, de bagatelas fetichistas compradas a ritmo de Visa. Contra más se tenga, más será la obsesión de acapararlo todo, lo último, lo más cool, lo novedoso que nadie tenga aún. Para forzar la delicada ingeniería de la máquina consumista, industrias de todo tipo lanzan colecciones y nuevas gamas de modelos no ya a ritmo anual, ni semestral, ni siquiera con la clásica separación estacional sino mensual, con variantes minúsculas como un color mas chillón o entrar en el sorteo de un viaje a una playa blanquiazul. En el caso de las tiendas de ropa el fetiche como indumentaria se lleva la palma, jovencitas que roban ingeniosamente o que hurtan pequeñas cantidades de dinero a sus padres durante la semana para comprarse la jersey tan molón que vio en el catálogo y que traerá el camión con nuevo género el Lunes.
La industria publicitaria es la encargada de crearnos nuevas ansiedades con novedosos productos que nos solucionarán todos nuestros problemas cotidianos, esta obsesión no es buena, ¡es fantástica!. Para vender más y poder llevar su frenético ritmo de expansión comercial las empresas están obligadas a mejorar continuamente sus productos. El caso de los ordenadores creo que a todos nos será mas cercano; quien se compró hace 6 meses un 1.200 Mhz ahora se tira de los pelos cuando ve al mismo precio uno con el doble de todo y a 2.200 Mhz, este caso no es aritmético diría que exponencial.
La evolución darwiniana es selectivo-azarosa y se aplica únicamente a los seres biológicos, mientras que la lamarckiana consiste en la mejora progresiva de los individuos / máquinas dejando obsoletas las anteriores, es una evolución casi teleológica. En definitiva que el consumismo es el camino evolutivo mediante los fenotipos que dotamos a las máquinas más perfectas y dejamos de lado a las anticuadas por no satisfacer eficientemente nuestras necesidades.