¿Alguien sabe si esto es un bulo?
Publicado: 28 Jul 2004 15:24
Esta es una columna de Alfonso Ussía supuestamente publicada en La Razón. Circula por internet desde hace algunos días. Yo desde luego no he encontrado ningún enlace que la confirme. ¿Alguien sabe si es real?
El contubernio
Se había reunido la señora ministra de Cultura ¬la experta en el IVA¬, con un grupo de influyentes profesionales del cine. La mayoría, amigos y aspirantes a disfrutar de los nuevos pesebres oficiales. Estaban, entre otros, Manuel Gutiérrez Aragón, Fernando Trueba, Gerardo Herrero, Pedro Pérez, José Luis García Sánchez y Elías Querejeta, al que todos, incluida la ministra, trataban con especial deferencia. La conversación, abierta y distendida, muy en confianza. La señora ministra se recreaba de continuo en «el enano fascista del bigote», refiriéndose a José María Aznar. Y casi todos los presentes reían la agudeza de Cabra de la eximia gobernante. Fue entonces cuando Elías Querejeta y Fernando Trueba hablaron de cómo se podría acabar con los intoxicadores. Según los intrépidos y valientes cineastas, los intoxicadores más peligrosos eran tres. Jon Juaristi, Ignacio Ruiz-Quintano y Alfonso Ussía, es decir, este menda. La señora ministra tranquilizó a los dos líderes de la depuración. «No te preocupes, Fernando, dejádmelos a mí». (Reconozco que me siento algo inquieto sabiéndome dejado en su poder). Después de prometerles toda suerte de ayudas y subvenciones ¬«Os vamos a ayudar en todo lo que podamos porque el Gobierno está en deuda con vosotros»¬, se dirigió a José Luis García Sánchez para confirmarle el apoyo a su nuevo proyecto. Una película sobre la vida de María Zambrano, cuyo papel principal interpretará Pilar Bardem. Las piezas encajan. Y entonces, García Sánchez, no contento con la promesa de recibir dinero público para su nuevo tostón, dijo textualmente: «El fascista de Alfonso Ussía es un peligro, ministra. Tienes que lograr echarlo de LA RAZÓN, igual que hicisteis cuando lo largasteis del ABC».
Querejeta se ofreció para hablar con Pradera y Cebrián. (Ignoro si Querejeta sabe que Pradera y Cebrián no tienen influencia alguna ni en LA RAZÓN ni en ABC). Y finalmente se barajaron diferentes nombres para la Dirección General de Cine, quedando en los primeros lugares el señor Prado ¬compañero sentimental de una actriz muy vinculada al retroprogresismo¬, y el señor Rosado, un amigo andaluz de la señora ministra.
Yo creía que me había marchado voluntariamente de ABC pero, según parece, me echó la ministra de Cultura antes de serlo. Y ahora, Querejeta, Trueba y García Sánchez me quieren eliminar de LA RAZÓN. Esta gente elimina una barbaridad. Para echarme de LA RAZÓN, Querejeta se dispone a hablar con Cebrián y Pradera (Javier o Máximo, intuyo). No me parece bien informado este depurador, que sí conoció el fascismo de cerca, entre otras razones porque su virtuoso papá fue Gobernador Civil de Murcia en la época más rígida del franquismo. Pues nada. Ni Pradera ni Cebrián me van a echar de LA RAZÓN. Ni la ministra me echó de ABC. Ni me pienso callar. Ni tengo intención de no seguir de cerca el movimiento del dinero público hacia los bolsillos de los apesebrados. La única manera de eliminarme, ya saben cual es.
Autor: Alfonso Ussía
El contubernio
Se había reunido la señora ministra de Cultura ¬la experta en el IVA¬, con un grupo de influyentes profesionales del cine. La mayoría, amigos y aspirantes a disfrutar de los nuevos pesebres oficiales. Estaban, entre otros, Manuel Gutiérrez Aragón, Fernando Trueba, Gerardo Herrero, Pedro Pérez, José Luis García Sánchez y Elías Querejeta, al que todos, incluida la ministra, trataban con especial deferencia. La conversación, abierta y distendida, muy en confianza. La señora ministra se recreaba de continuo en «el enano fascista del bigote», refiriéndose a José María Aznar. Y casi todos los presentes reían la agudeza de Cabra de la eximia gobernante. Fue entonces cuando Elías Querejeta y Fernando Trueba hablaron de cómo se podría acabar con los intoxicadores. Según los intrépidos y valientes cineastas, los intoxicadores más peligrosos eran tres. Jon Juaristi, Ignacio Ruiz-Quintano y Alfonso Ussía, es decir, este menda. La señora ministra tranquilizó a los dos líderes de la depuración. «No te preocupes, Fernando, dejádmelos a mí». (Reconozco que me siento algo inquieto sabiéndome dejado en su poder). Después de prometerles toda suerte de ayudas y subvenciones ¬«Os vamos a ayudar en todo lo que podamos porque el Gobierno está en deuda con vosotros»¬, se dirigió a José Luis García Sánchez para confirmarle el apoyo a su nuevo proyecto. Una película sobre la vida de María Zambrano, cuyo papel principal interpretará Pilar Bardem. Las piezas encajan. Y entonces, García Sánchez, no contento con la promesa de recibir dinero público para su nuevo tostón, dijo textualmente: «El fascista de Alfonso Ussía es un peligro, ministra. Tienes que lograr echarlo de LA RAZÓN, igual que hicisteis cuando lo largasteis del ABC».
Querejeta se ofreció para hablar con Pradera y Cebrián. (Ignoro si Querejeta sabe que Pradera y Cebrián no tienen influencia alguna ni en LA RAZÓN ni en ABC). Y finalmente se barajaron diferentes nombres para la Dirección General de Cine, quedando en los primeros lugares el señor Prado ¬compañero sentimental de una actriz muy vinculada al retroprogresismo¬, y el señor Rosado, un amigo andaluz de la señora ministra.
Yo creía que me había marchado voluntariamente de ABC pero, según parece, me echó la ministra de Cultura antes de serlo. Y ahora, Querejeta, Trueba y García Sánchez me quieren eliminar de LA RAZÓN. Esta gente elimina una barbaridad. Para echarme de LA RAZÓN, Querejeta se dispone a hablar con Cebrián y Pradera (Javier o Máximo, intuyo). No me parece bien informado este depurador, que sí conoció el fascismo de cerca, entre otras razones porque su virtuoso papá fue Gobernador Civil de Murcia en la época más rígida del franquismo. Pues nada. Ni Pradera ni Cebrián me van a echar de LA RAZÓN. Ni la ministra me echó de ABC. Ni me pienso callar. Ni tengo intención de no seguir de cerca el movimiento del dinero público hacia los bolsillos de los apesebrados. La única manera de eliminarme, ya saben cual es.
Autor: Alfonso Ussía