Hoy, en cambio, los más directamente implicados -la madre de Carlos, Isabel II; los hijos de Carlos y Diana, William y Harry; el primer ministro, Tony Blair, y el jefe de la Iglesia anglicana, reverendo Rowan Williams- se felicitan con aparente convicción de un enlace que tapa un agujero protocolario-espiritual.
Y ahora, si me disculpais, me retiro a unos ejercicios de meditación protocolario-espiritual.