Biografias
Publicado: 11 Jul 2005 19:19
Sigo en mi perpetuo aburrimiento asi que pongo alguna biografia de gente no muy conocida, todos los datos han sido recopilados de internet.
www.todaviapordeterminar.com
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http://www.todaviapordeterminar.com/viewtopic.php?f=15&t=5088
Julio Cesar
Apoyándose en sus legiones y en los "populares", Julio César estableció un régimen dictatorial que acabó con la república "parlamentaria" del Senado. Llegó al poder en enero de 48 y murió asesinado el 15 de marzo de 44. Sus conquistas cambiaron la fisonomía del Estado romano, pero no consiguió llevar a término su obra política (cuatro años de dictadura es muy poca cosa en la historia de una nación). Sin embargo, el personaje no ha dejado nunca de fascinar a los historiadores, a los poetas y al público culto.
Cayo Julio César perteneció a una familia patricia, la gens Julia, que pretendía descender del hijo de Eneas. En realidad, era una familia oscura que prácticamente no había desempeñado ningún papel en la historia de Roma (un antepasado suyo fue pretor en 208 a. de J.C.; un tío de César, Sexto, cónsul en 91; y eso es todo). El personaje más ilustre entre los allegados al dictador fue un pariente político: Mario, el antiguo rival de Sila, esposo de Julia, tía de César, procuró siempre favorecer a su familia.
La fecha de nacimiento de César es incierta (¿102, 101 o 100?). Elegiremos por tanto la propuesta por J. Carcopino: el 13 de julio de 101 antes de Jesucristo.
Hijo de familia rica, a los dieciséis años quedó huérfano. Su tia Julia, que enviudó del gran Mario en 86, lanzó a César hacia el partido de éste, cuyo jefe era entonces Cinna. Por otra parte, César, en los comienzos de su carrera, prosperó en gran parte gracias al apoyo de la plebe, de los "populares".En lo físico (según Suetonio), César era delgado, bastante alto y sin duda atractivo (Suetonio nos dice que tenía los ojos negros y vivos, y el cutis blanco y fresco). Su elegancia despreocupada e insolente impresionó al viejo Sila, que, según parece dijo: "Desconfiad de este joven de la toga flotante; hay en él madera para varios Marios". En lo intelectual, tenía una mente clara y brillante. Fue discípulo del retórico Apolonio Molón de Rodas. Su prosa fría, metódica y reflexiva es, sin duda, el mejor reflejo que tenemos de su inteligencia. En lo moral, su retrato es más difícil de esbozar. Se sabe que era epiléptico, pero hace ya mucho que los psicólogos no definen un carácter sólo por sus componentes neurológicos. Era un "libertino" (¿quién no lo era en Roma?), podrido de deudas (Craso tuvo que prestarle 140 millones de pesetas actuales para que pudiera pagar a sus acreedores en 61 antes de Jesucristo). Tenía mucho más éxito con las mujeres que el romano medio. Sus ambiciones eróticas estaban a la par con sus ambiciones políticas (es bastante conocida su frase: "Soy el marido de todas las mujeres y la esposa de todos los hombres"). Por otra parte, su actividad amorosa se mezclaba con su actividad política. Poseyó a las mujeres de Craso y de Pompeyo, sus primeros aliados políticos, y son famosos sus amores con Cleopatra, quien, sin duda, le dio un hijo, llamado Cesarión. A veces, sus relaciones eran también escandalosas (por ejemplo las que tuvo con el jefe de sus ingenieros militares, Mamurra). Pero por encima de la anécdota está la ambición tenaz de este joven, que lloraba al leer la vida de Alejandro ("¡A mi edad -decía- ya había conquistado el mundo!") y que declaraba que prefería ser el primero en su pueblo que el segundo en Roma. Había en él una avidez y una necesidad de poder que contrastaban extrañamente con una dulzura exterior que cabe preguntarse si no era una comedia. Por ejemplo, trató a la Galia con moderación, pero la arruinó, después de haber asesinado a un millón de galos y de haber reducido a otros tantos a la esclavitud. Cuando en Alejandría le presentaron la cabeza de su rival Pompeyo, se echó a llorar; pero antes había perseguido y aplastado a sus ejércitos. Se vengaba tenazmente y escogía el momento para ello. Un ejemplo es el de Vercingetórix, que fue inmolado durante su "triunfo", seis años después de haberse entregado a César. Resumiendo: la grandeza moral de tal personaje es más que dudosa.
Pontífice en 73 a. de J.C. (tenía entonces veintiocho años), empezó su "cursus honorum" en 68 (cuestor en Hispania y depués en la Galia transpadana). Luego, y sucesivamente, fue edil curul en 65, gran pontífice en 63, pretor en 62, cónsul en 59 (en la época del triunvirato, con Craso y Pompeyo) y, durante diez años, procónsul en la Galia (provincia que él conquistó y pacificó). Entró en la lucha política (rivalidad con Pompeyo) y, después de haber vencido a Pompeyo en Farsalia, quedó como único dueño del mundo romano. Su carrera de dictador fue muy corta (48-44 a. de J.C.) y su presencia en Roma, más simbólica que efectiva (estuvo, en total, 13 meses en Roma y 48 en campaña).
Vencedor irresistible de todos sus enemigos pompeyanos (gracias a sus legiones), César era odiado en ciertos medios de Roma. Se le reprochaba (Cicerón el primero) el haber asesinado a la república y el despreciar al Senado. Los ricos y los nobles habían salido perjudicados con sus medidas fiscales, agrarias y aduaneras. Sus leyes autoritarias no fueron comprendidas. Era un "hombre solo", que había llevado el poder personal al punto más alto. Embriagaba al pueblo con fiestas y festines, doblaba la soldada de sus tropas, hacía nombrar sus magistrados "republicanos", relegándolos al papel de comparsa, y , en una palabra, despreciaba a todo el mundo: al Senado, a los nobles y a los pobres. Su "cesarismo" era insoportable para los hombres que habían disfrutado el placer de la libertad política. Pertenecía a esa categoría de "grandes hombres" (¿o de "grandes ambiciosos"?) que quieren imponer a sus conciudadanos el sistema de vida que concibieron para ellos. No supo "guardar las formas" e ignoró el poder de la propaganda y de la escenografía (tan bien utilizado por otros "césares": Augusto, Luis XIV, Napoleón I, Napoleón III, Mussolini, etc.). Esto fue lo que le perdió. Unos sesenta conjurados (entre los cuales no figuraba Cicerón), capitaneados por los dos pretores de 44 (Marco Junio Bruto y Cayo Casio), le asesinaron, asestándole 35 puñaladas, en el Senado, el 15 de marzo de 44, entre las diez y las once de la mañana y al pie de la estatua de Pompeyo que César había mandado restaurar en homenaje a su antiguo adversario. Para la pequeña historia conviene recordar que entre los conjurados había dos "Brutos": Marco Junio Bruto (hijo de una amiga de César) y Décimo Bruto (probablemente hijo bastardo de César y de Sempronia, la ex-egeria de Catilina). Después del crimen, sus asesinos pretendieron haber querido vengar a la república y aclamaron a Cicerón, que siempre había profesado a César "un odio solapado y feroz": el motivo que invocaban era noble, pero, indudablemente, escondía viles intereses personales.
Julio César era un megalómano, sediento de ambición y de placer, que fundamentó su poder en la fuerza de sus legiones. Tenía la energía tenaz y testaruda del general que siempre ha sido vencedor, la crueldad del tirano y la aparente dulzura de un "buen jefe". ¿Cómo juzgarle? César, prototipo de la voluntad y de la inteligencia al servicio de la ambición, intentó inmortalizarse a sí mismo (aunque sólo fuera con sus Comentarios). Historiadores como Mommsen, pensadores como Montaigne o Maquiavelo, filósofos como Nietszche y los fascistas italianos, han admirado a este hombre, cuyo "yo" pareció triunfar irresistiblemente de todos los obstáculos. Pero Cicerón, Catón de Útica, Jean-Jacques Rousseau y Montesquieu, le han criticado y casi hasta despreciado. ¿Cómo juzgar, pues, a César? ¿Fue un conquistador humano o un demagogo ambicioso? ¿Un desequilibrado que, por un instante, triunfó sobre el mundo, o un sucesor espiritual de los Gracos? Los historiadores lo discuten aún y no existe ninguna base para poder contestar a estas preguntas. Tuvo la ambición inmensa de crear un Estado mediterráneo, sin distinción entre romanos y peregrinos , pero no lo logró. Sintió las mismas preocupaciones que Cayo Graco en la política interior (refundición del Senado, leyes agrarias), pero no le ha sobrevivido ninguna de las instituciones que intentó fundar, excepto el calendario que lleva su nombre. Sin embargo, los emperadores, mucho más tarde, adoptaron una gran parte de su política.
Sus ambiciones eróticas estaban a la par con sus ambiciones políticas (es bastante conocida su frase: "Soy el marido de todas las mujeres y la esposa de todos los hombres").
Había en él una avidez y una necesidad de poder que contrastaban extrañamente con una dulzura exterior que cabe preguntarse si no era una comedia... Se vengaba tenazmente y escogía el momento para ello. Un ejemplo es el de Vercingetórix, que fue inmolado durante su "triunfo", seis años después de haberse entregado a César. Resumiendo: la grandeza moral de tal personaje es más que dudosa.