Dentro de diez o quince años, cuando la corona metropolitana tenga otro milloncejo más de habitantes y el petróleo esté sobre los 100 lebros el barril, me a reiré lo indecente de los señoritos con chalé en la
Carretera de los empatanados.
Si no me diese pereza abriría unhilo, pero lo suelto aquí en plan sintetizado, sampleado y remasterizado:
- En temas de urbanismo semos más tontos que pitote en este pluripaís, en todos los co-pluripaíses que conste no se libra ninguno.
El ejemplo más flagrante es Sanchiguarro, un barrio nuevo en los madriles de nada menos que 13.000 viviendas, un cortinglés y una zona de oficinas. Entre sus muchos fallos está el no haber dispuesto casi de parcelas comerciales, a excepción del macro-cortinglés, con lo que para comprar el pan, el periódico y no digamos ya encontrar una librería o tomarse la cañita mañanera de rigor se hace imprescindible el coche.
Luego está la disposición de las manzanas, todas cerradas, con lo que se gana en instalar piscina, pista de pádel, gimnasio e incluso sauna. Además los niños ya no tienen que salir del condenado patio para jugar, estando perfectamente vigilados por el guarda de seguridad.
Con todo esto se consigue unas amplísimas avenidas desangeladas, con distancias enormes que imposibilitan implementar un transporte público eficiente y fomentan la isolación de los vecinos, cada uno en su parcelita.
Ahora bien, el negocio es redondo, menos locales comerciales son más pisos, jardines interiores son menos problea para el ayuntamiento y por supuesto al Corte Inglés no le viene mal la perspectiva de una clientela segurada con la población de una ciudad pequeña.