Me gustaría puntualizar lo siguiente. Se puede estar a favor del "matrimonio homosexual" sin conceder que éste se asimile nominal y jurídicamente a una institución con los fines implícitos a la familia: engendrar ciudadanos y mantenerlos hasta que se emancipen. Se puede incluso estar a favor de que no se discrimine a los homosexuales y argumentar en contra del "matrimonio homosexual", que es discriminación positiva e ingerencia del Estado en asuntos de alcoba.
No me cabe duda de que Rivera dijo lo que dijo, y fue con mucho sentido común. Si ahora responde escuetamente y como dando por concluida la polémica -que él no creó ni a buen seguro desea continuar- es tal vez porque teme las campañas difamatorias en las que tanto destaca el colectivo gay, que ya afilaba los cuchillos ante la incertidumbre de estar tratando con "uno de los nuestros". Hay algunos que se jactan de ello en esa misma página (http://www.dosmanzanas.com/index.php/archives/1382):
A mí lo que me alegra de esta declaración es viene a confirmar que los homosexuales ya no somos aquellos marginales de antaño en el que nuestra opinión y peso social era obviado de forma ignominiosa. Ahora se tiene en cuenta y puede costarle muchos votos a un partido.
Me resulta algo humillante que discrepar públicamente con este sujeto sea en mi Comunidad Autónoma (Cataluña) una actitud antiestatutaria, al mismo nivel que las conductas antisemitas o negacionistas. No es quizá el momento de librar todas las batallas, pero achicarse en este punto por conservar la honrilla "progre", tan devaluada por Zapatero, tiene visos de claudicación.