Mis hamigos hinventados me comentan que vieron a un grupie pseudo-gafapasta tirandole besicos al gayers y languido de Sigur Ros. Yo sospecho que es Makako, ahora que venga y que lo confirme.
Lo raro es que con ese espectacular -y habitual- inicio a cargo de Glosoli no le hiciera un generoso bukakke al cantante desde la primera fila.
Ouf, qué derroche de arte, talento y emoción, qué tsunami sonoro, qué grandiosísimos son esos muchachos, joder, creo que les amo.
Aunque, todo sea dicho, Neil Hammon, de The Divine Comedy, en persona no resulta ser tan viejo y horrendo como en las fotos, sino más bien tirando a jovenzuelo y guapete, todo un querubín que sabe como meterse al público en el bolsillo (aunque con semejante capacidad vocal y esa excelente banda no habría sido necesaria su innata simpatía).
Eso sí, Don Rufus Wainwright está hecha toda una locaza, aunque no resultó demasiado sorprendente comprobarlo o, al menos, no tanto como que haya quien opine que está buenísimo y pague 25 lerus por una camiseta con su jeto estampado.
Y ya no comento el hecho de que exista gentuza que prefiera ver a una puta sueca y su corte de músicos en lugar de gozar de un espectáculo tan bestial como el de Sigur Ros, pues eso pasa de sorprendente a, directamente, denunciable.