Me cago en dena que ahora solo me da tiempo a leerlo, pero ese tiempo lo saco de donde sea y te adoctrino un poco más en cuanto a la reinona por excelencia del rock y cía.
Mira lo que te digo, hamigo palestino: esta canción te la dedico con todos mis garbanzos. En tu óbito me erguiré sobre las coronas de esparto y la cantaré, con voz rasgada por veinte campos de cruces y un taparrabos cordobés en las sienes.
Este tío cada vez me cae mejor.