Pero el motivo de este post es, aparte de que yo pase el rato escribiéndolo, hablar sobre la ultrapeliculera historia de este grupo y algunas de las tragedias y anécdotas delirantes de las que han sido protagonistas. Mientras un supuesto "geniecillo" de pacotilla como Nacho Cano nos aburre con su budismo de postal y su amor a los niños piojosos del tercer mundo, o el infame Loquillo llena entrevistas y entrevistas hablando de lo mucho que se han drogado él y su banda, de lo destroyer que ha sido y de lo sensible y poético que se ha vuelto ahora, los Allman Brothers tienen a sus espaldas una larguísima historia de descontrol que hace que leer su biografía merezca la pena aunque uno no haya escuchado jamás sus discos (cosa que, por otro lado, todo el mundo debería hacer). Lo cierto es que el contraste entre su dramática música y sus andanzas propias de forajidos del oeste es bastante peculiar visto desde Europa. Es como lo de "la bella y la bestia": la bella es su música, los bestias son ellos.
Una imagen tierna: Duane y Gregg soñando con los angelitos
El grupo fue fundado a finales de los 60 por el guitarrista Duane Allman, junto a su hermano pequeño Gregg (cantante y teclista), el guitarrista Dickey Betts, el bajista Berry Oakley y, lo que es más curioso, los dos baterías originales del grupo: Butch Trucks y Jaimoe Johanson (el único miembro negro del grupo). Allman Brothers siempre han tocado con dos baterías, lo que, especialmente en directo, le da un toque particular a su sección rítmica. Otra de las peculiaridades del grupo era su costumbre de ensayar en un cementerio, llegando incluso a poner el nombe de algunas difuntas a canciones, como el instrumental jazzy "In memory of Elisabeth Reed" o "Little Martha", dedicada a una niña a quienes sus padres habían erigido una bonita estatua de mármol blanco.
Duane Allman es la gran figura mítica del grupo. Todos quienes le conocieron afirman que, pese a su juventud, era duro como una roca, que nada ni nadie podía intimidarle, y que su innata capacidad para liderazgo permitía al grupo hacer frente a todo tipo de situaciones. Para sus compañeros en ABB era una especie de figura paterna, sobre todo, y como es lógico, para su hermano Gregg. En el plano estrictamente musical, él y Dickey Betts formaban una de las parejas de guitarristas más mágicas de la historia. El talento de Duane como guitarrista, y especialmente su inigualada habilidad tocando "slide guitar", hizo que, aunque no fuesen aún una banda tan famosa como lo serían más tarde, un guitarrista tan célebre como Eric Clapton se fijase en él y le llamase para formar parte de su "supergrupo" Derek and the dominoes (con los que grabó la famosísima "Layla"). El mismo Clapton ha reconocido que le llamó para que le enseñase su asombrosa técnica con el "slide". Hoy en día, Duane Allman es recordado como uno de los mejores guitarristas de los Estados Unidos, y como el maestro indiscutible del "slide", estilo en el que nadie ha igualado su habilidad.
Duane Allman: el maestro en acción.
Por aquella época reinaba el "flower power" y los Allman Brothers se integraron en la "era del amor" a su manera. Parte del año vivían todos juntos en una especie de comuna campestre, con sus jóvenes esposas y sus hijos pequeños. Cuando empezaba una gira, dejaban a sus parientas entretenidas ordeñando vacas y se lanzaban de lleno a apurar el "rock' n' roll way of life" al máximo, sumergiéndose en una espiral de drogas y alcohol, follándose al mayor número de mujeres posible, montando en moto, llevando armas, y provocando todo tipo de incidentes absurdos.
Los "roadies" (ayudantes de gira) de los ABB no se sentían precisamente identificados con el pacifismo de la Era de Acuario: el grupo y ellos formaban una auténtica banda de cuatreros, defendiéndose mutuamente como cualquier banda del salvaje oeste. El gran Iggy Pop ha recordado hace unos años su peculiar encuentro con los roadies-neanderthal de los Allman Brothers, cuando The Stooges les telonearon en un concierto. En la América hippie no era extraño que dos grupos tan dispares tocasen juntos: los Stooges con su música caótica, agresiva y oscura, y los Allman con sus melodías melancólicas, sus largas improvisaciones, y sus dulces canciones sobre niñas difuntas. Pero no sólo su música era dispar: los Allman eran cowboys sureños directamente salidos de la América profunda, mientras que los Stooges eran de Detroit, chicos de ciudad más metidos en la escena "arty" (Iggy era amigo de Andy Warhol o Lou Reed, y fue novio de Nico, la poetisa alemana musa de los Velvet Underground).
Cuando los Stooges se presentaron antes del concierto con sus ropas de escenario (maquillaje, pelo teñido, pantalones plateados, ropa ajustada, tacones) que estaba pensado para impactar a los típicos niñatos hippies de la clase media californiana, obtuvieron una respuesta más "sui generis" por parte de los roadies de los Allman Brothers, que empezaron a acosarles con lindezas del estilo "qué chicas tan guapas" o "vamos a meter los dedos en esos coñitos húmedos, seguro que están echando chorros de miel". Los Stooges, aterrorizados, se encerraron en los lavabos sin saber si iban a ser violados, a recibir una paliza, o ambas cosas, mientras los roadies aporreaban la puerta para echarla abajo y gritaban toda clase de barbaridades sobre sus culitos y el rímel de sus pestañas. Finalmente, los Stooges se salvaron por la campana: había llegaso la hora de su actuación, y los simpáticos roadies no tuvieron más remedio que dejarles ir al escenario sanos y salvos. Curiosamente, tras la actuación -salvaje, como de costumbre- de Iggy y los suyos, los mismos roadies que poco antes parecían querer lincharlos se les acercaron como si nada y les felicitaron: al parecer les había gustado el concierto.
Pero estos pequeñas andanzas de los roadies quedaron en nada una noche en que los Allman tocaron en un club y, tras su actuación, el dueño del local se negó a pagarles. Discutieron con él sin resultado alguno, hasta que uno de los roadies, un técnico de sonido llamado Twiggs, decidió zanjar la cuestión a su manera y mató al tipo de una puñalada. El dueño del club, esté donde esté ahora, descubrió así que no se bromeaba con los Allman Brothers, que sus pintas de vaquero no eran una pose, y que aquellos jovenzuelos no eran un puñado de hippies más.
Twiggs fue detenido y se celebró contra él un juicio por asesinato, en el que fue llamado a testificar el bajista Berry Oakley. El testimonio de Oakley no fue muy coherente que digamos. El juez se vió abligado a darle permiso para ir al baño de los juzgados cada dos por tres, ante el riesgo de que el estrado quedase cubierto de vómito. Una de las pocas cosas que le sacaron el claro fue esta:
P: "¿Ha tomado usted drogas en el útimo mes?"
R: "Ajá"
P: "¿Ha tomado usted drogas en la última semana?"
R: "Oh, yeah"
P: "¿ha tomado usted drogas en la última hora?"
R: "Puede apostar a que sí".
Con testigos en semejantes condiciones, el abogado de Twiggs aprovechó para alegar "enajenación mental transitoria", argumentando que "acompañar de gira a los Allman Brothers Band provocaría enajenación mental a cualquiera". Mientras, el grupo, lejos de desmarcarse de la actitud criminal de su roadie y de pronunciar las típicas delaraciones de desaprobación, incluyeron un recordatorio a Twiggs en su segundo disco, que le dedicaron diciendo simplemente "for Twiggs". Como buenos forajidos, agradecían así al amigo que había defendido el honor del grupo.
La particular forma de resolver los problemas de la que hacían gala estos primitivos sureños aún tendría ocasión de manifestarse en muchas ocasiones. Por ejemplo, surgió otro inconveniente que podía poner en peligro la carrera musical del grupo: Gregg Allman fue requerido a presentarse en la oficina de reclutamiento, para ir a combatir a Vietnam. Como Gregg no tenía la más mínima intención de dejar de lado a su grupo, y nadie en el grupo tenía la más mínima intención de aceptar que el ejército se llevase a su cantante y teclista ahora que empezaban a ser alguien, organizaron lo que ellos mismos bautizaron como "foot shootin' party". Montaron una fiesta en la que todos se pusieron hasta el culo, y, finalmente, Duane Allman, decidido a librar a su hermano del Vietnam, tuvo el bonito gesto de pegarle un tiro de escopeta en el pie. Gracias a esa "foot shootin' party", Gregg fue declarado no apto y los Allman Brothers Band pudieron seguir tranquilamente con su actividad musical.
Tras su segundo disco publicaron el increíble directo "Live at the fillmore east". Para la portada del disco el fotógrafo tomó una instantánea de todo el grupo, en la que posaban con caras largas, y que terminaría siendo la portada. La actitud del grupo no era la más adecuada, pero durante un instante Duane desapareció y volvió con una bolsa repleta de droga, escondiéndosela en la entrepierna para posar. El fotógrafo tomó la siguiente foto, en la que ya aparecen todos descojonándose por la ocurrencia de Duane, y esa foto aparecería finalmente en la contraportada, aunque en un principio nadie reparó en por qué se les veía tan serios en una foto y a carcajada limpia en la otra.
Los Allman Brothers con caras largas en la portada.
...y ya en pleno descojone en la contraportada.
Cuando el disco del Fillmore empezaba a escalar las listas y la fama del grupo empezaba a crecer, llegó la tragedia (y las leyendas y habladurías por lo que después le ocurrió a Berry Oakley). Duane Allman montaba su Harley por las calles de Macon, la localidad de origen del grupo, y en un cruce, al pasar un semáforo en ámbar y tratar de esquivar un camión que se le interpuso, cayó, y la moto terminó encima de él. Duane quedó tendido en el suelo, y, aunque no tenía heridas aparentes, murió horas después en el quirófano, por los severos daños internos que había sufrido en el accidente.
La muerte de Duane fue un serio golpe anímico para el grupo, que perdía a su líder, y especialmente para Gregg, quien se hundió emocionalmente y quedó sumido en una espiral de alcoholismo y drogadicción que ha arrastrado durante décadas. Berry Oackey trató de ocupar el lugar de Duane como líder, aunque en realidad era un tipo más sensible que el guitarrista. El grupo editó "Eat a peach" con material inédito de Duane. Decidieron no sustituírle por otro guitarrista (porque, realmente, no admitía sustituto) e incorporaron al pianista Chuck Leavell, un gran fichaje con el que grabaron el soberbio "Brothers & Sisters".
Pero aún no habían terminado las desgracias: apenas un año después de la muerte de Duane, y a sólo dos esquinas de distancia de donde había sufrido el acciddente, el bajista Berry Oakley también chocó con su moto contra un autobús. Oakley, tras el choque, se levantó por sus propios medios y rechazó ir a un hospital o que le viese un médico. No tenía heridas visibles, parecía perfectamente consciente, y afirmaba sentirse bien. Así eran los Allman Brothers, tipos duros: pese a que su gran amigo había muerto meses antes sin aparentar tampoco haber sufrido daño alguno, Oakley no creyó necesario ser examinado por los médicos. Sin embargo, horas más tarde perdió el conocimiento, y fue llevado al hospital -allí descubrieron que había sufrido una fractura de cráneo y graves daños cerebrales- donde finalmente murió ese mismo día.
Así, no sólo la tragedia volvía a sacudir al grupo, sino que surgieron toda clase de habladurías por la similitud entre ambas muertes. Se dijo que Berry Oakley había querido imitar a su amigo e ídolo hasta en la forma de morir, teoría bastante improbable y absurda, por otra parte. También surgieron toda clase de leyendas sobre la portada del "Eat a peach" ("Cómete un melocotón"), donde aparecen dibujados dos camiones, que llevan un melocotón y una sandía gigantes, respectivamente. Se decía que Duane había muerto al toparse con un camión de melocotones, y que el camión de sandías era una premonición de cómo iba a morir Berry Oakley. Estas leyendas no hicieron más que agrandar el aura mística de una banda a la que parecía perseguir la maldición.
Berry Oakley y Duane Allman, dos forajidos unidos por la leyenda.
Tanta tragedia supuso el empuje definitivo para que Gregg Allman se lanzase a una vida de desfase continuo. Su estado mental, más bien perjudicado, se manifestó en todo su esplendor cuando, a mediados de los setenta, se produjo un estrambótico cruce de destinos entre el rubio vaquero y la inefable reina de la canción hortera: Cher. Ella era pareja sentimental y artística del garrulo de Sonny Bono, con el que perpetró algunos de los más desagradables atentados musicales de la época (como el ultrameloso "I've got you babe"). Pero cuando Allman se cruzó en su camino, no dudó en mandar a la mierda al pobre Sonny y en liarse finalmente con un hombre de verdad. El comienzo de la relación entre el Allman Brother y Cher no pudo ser más hilarante: contrajeron matrimonio, y Cher solicitó el divorcio ¡a los siete días de casados! Lo cual no impidió que se reconciliasen y grabasen un disco juntos, el sonrojante y romanticón "Allman and woman", con una acarameladísima portada en la que el sureño Gregg posaba junto a su mujercita en el mejor estilo "Panténe Pro-V". Ese disco, el único bajón de Gregg Allman en tres décadas de carrera, es un artefacto verdaderamente psicotrópico: el bruto de Gregg Allman ¡cantando junto a Cher!
La acojonante portada del "Allman & woman".
Evidentemente, una unión semejante no pegaba ni con cola. A Cher le resultaba imposible seguir el descontrolado estilo de vida de su pareja, y todo se terminó de arruinar cuando, en la cena de una entrega de premios, Gregg Allman demostró que la faceta "Pantene" había sido un mero espejismo. Allman acudió a la cena completamente colocado, y, delante de todos los comensales, se desmayó para terminar con la cara metida en un plato de spaghetti. Algo así era demasiado para Cher, y era la gota que colmaba el vaso. Se separaron de nuevo -esta vez definitivamente- y el pequeño de los Allman siguió con su salvaje "way of life". La madurez no le domesticó: ya en los 80, era prácticamente una máquina de desfasar, que arruinaba la vida de cualquiera que se larrimase más de la cuenta. El maduro Allman fue el primer novio oficial de la que más tarde sería estrella del porno Savannah, que por entonces era aún una adolescente. El tío Gregg la introdujo en toda clase de diversiones: lesbianismo, drogas, etc. (años más tarde, Savannah tendría también un trágico final: sufrió un accidente de coche con su novio, y,aunque ambos pudieron salir del coche por su propio pie e ir a casa para avisar a una ambulancia, Savannah vio su cara herida en un espejo, pensó que iba a quedar desfigurada, y se pegó un tiro mientras su novio llamaba por teléfono). Sólo muy recientemente Gregg Allman parece haberse reformado, y hoy en día es una respetadísima institución en los USA, donde sigue editando fantásticos discos -ya sea con Allman Brothers o en solitario- y haciendo giras.
Pero, de todos los miembros de los Allman Brothers, el más básico, instintivo y primitivo es, sin duda, el gran Dickey Betts. Nadie lo diría escuchando su estilo melódico y delicado a la guitarra, o escuchando las canciones que ha compuesto, como el mega-himno "Ramblin' man" (también cantada por él mismo) o la colorista instrumental "Melissa". Pero, pese a la indudable sensibilidad de su música, Dickey Betts realmente traspasa la categoría de cowboy y entra directamente en la de vikingo. El incidente más famoso -y más absurdo- relacionado con él se produjo un día en el que Betts recorría en moto una típica carretera americana, que discurría interminable entre campos y granjas. Pronto empezó a tener hambre, y al parecer la idea de "esperar a la gasolinera más próxima" no iba demasiado con él. Detuvo su moto en el arcén, junto al cercado de un campo donde unas vacas pastaban tranquilamente. Saltó el cercado armado con una escopeta que llevaba siempre con él, y, ni corto ni perezoso, le pegó un tiro a una vaca. Después, con la misma tranquilidad, empezó a trinchar la vaca con un machete para procurarse un jugoso y nutritivo desayuno. Lamentablemente, un coche de policía se detuvo al verle allí desollando una vaca, y le detuvieron, sin mostrar demasiada comprensión hacia el inocente hecho de que lo que Betts estaba haciendo era simplemente prepararse un tentempié, desarrollando una nueva prespectiva del concepto "autoservicio".
Dickey Betts: el verdadero Hombre de Atapuerca.
Semejante anécdota descrine a la perfección la sofisticada y cosmopolita personalidad del bueno de Betts, pero su tendencia a dejarse llevar por los más primarios instintos ha estado a punto de costarle caro más de una vez. Una de sus aficiones es la de seducir a teenagers de trece o catorce años. En una ocasión se celebraba una especie de festival campestre al que acudían varios miembros del grupo. Un hombre se acercó a Betts con su familia, emocionado al poder conocer a su ídolo, diciéndole que los Allman Brothers eran su grupo favorito, que tenía todos sus discos, etc etc. Pero lo que Betts le llamó la atención fueron las hijas gemelas del tipo, a las que parecía prestar más atención. A lo largo de la fiesta, a Betts se le veía a menudo charlando y jugando con las nenitas. El padre estaba algo mosqueado, pero a fin de cuentas no parecía estar ocurriendo nada impropio y al finalizar la fiesta volvió a su casa con su familia. Una vez en la casa, y pasadas unas horas, le despertaron unos ruidos extraños. Pensando que se trataba de ladrones, acudió a la habitación de sus hijas, para ver con asombro que las mellizas le estaban abriendo la ventana al mismísimo Dickey Betts, quien ya estaba disponiéndose a entrar. Naturalmente, semejante escena no podía terminar demasiado amistosamente, y Betts tuvo que salir por piernas, huyendo en coche a otro estado para evitar la persecución policial.
Recientemente, Dickey Betts ha sido expulsado de Allman Brothers. Para cualquier fan, semejante decisión resulta incomprensible, pero lo cierto es que el difícil carácter del guitarrista y sus más bien escasas intenciones de reformarse han sido demasiado para sus compañeros, cansados ya de décadas de excesos y problemas.
Podrían citarse más incidentes absurdos, pero estos ya dan una idea del carácter de un grupo legendario que parece haber viajado en el tiempo y haber venido directamente del "far west".
Por lo demás, cualquiera debería escuchar sus discos, porque prácticamente no han hecho nada indigno en sus más de treinta años de carrera, y los músicos más jóvenes que han incorporado a su banda dan la talla (como el magnífico guitarrista Warren Haynes, quien paralelamente lidera a los más rockeros y magníficos Gov't Mule).
