Menuda humillación pública. He estado llorando sobre el teclado durante horas, desconsolado, con la lección que me has dado. Desde un punto de vista egoísta, sé que ha sido por mi bien, y seguro que me servirá en el futuro en mi vida asocial.
Pero ha sido algo más que eso.
Tres tiras, tres, que son el amanecer de un nuevo concepto de cómic, tan revolucionario en su trazo como sutil en su ironía (ah! esa maza, o esa cáscara de plátano, o ese piano... deleite para paladares exquisitos).
Jim Lee, entre otros, lo único que puede hacer ya con su portaminas es introducírselo por la uretra.
Gracias, CacaDeLuxe.
PD: Putamierda.