Pongo uno de los edificios más bonitos que existen:
Ponga un pHalo en su vida.
La forma aerodinámica del edificio produjo en el viento un efecto túnel calles arriba de donde estaba situado. A principios de los años veinte, cuando la visión de los tobillos desnudos de una mujer era algo excitante, los mirones se colocaban a lo largo de la acera para poder echar un vistazo. La Policía los tenía que expulsar de la Calle 23 (a esto lo llamaron «23-skidoo»). Veinte años después esta expresión se convertiría en una expresión de burla de los aficionados deportivos hacia los equipos rivales.
Ya podríais comeros una mierda, como el célebre taxista de la Veneno, y flirtear mediante mensajes privados.
Que luego algunos se quejarán de la aparición de pollas como estacas en hilos que no tienen nada que ver con éstas, pero por lo menos no joden dos páginas con baboseos (o precum, en su defecto) y demás tonterídas.