El hilo del Arte Sacro

[Musterol]

Lo digo en serio, he entrado sin mirar para poner una pava en medio de tanto mariconismo.

[Fulanita]

Ya, hombre. Era yo quien lo decía de broma.

[Musterol]

Sí, claro.

[Fulanita]

-Lo digo en serio.
-Sí, ya.
-Era broma.
-Claro, claro.

[Musterol]

Te hamo.

[Fulanita]

Lo sé.

[Redneckensson]

Laísta romántico.

De ahí a llamarme maricón solo hay un paso.

Y podría dar yo el paso, pero como estoy por la integración de las minorías, pero sin pasarse, y negro y maricón ya me parece excesivo, mejor te doy un consejo: El romanticismo se cura con la realidad.

Que no está mal tener cierta sensibilidaz y una visión sentimental de las relaciones humanas, ojo, pero sin misticismos. Porque te llevas grandes hostias. Sin ir más lejos —y huid si estáis a tiempo pues estoy aquí aburridísimo y me dispongo a contar mi vida— recuerdo una ocasión, hace muchos años, cuando las autoridades sanitarias aún me permitían salir de casa, que estaba yo invitado en la finca con piscina de la muchacha —hay que arrimarse siempre a gente con posibles, aunque sólo sea por comer alguna vez con cubiertos y servilletas de tela, probadlo— a la que por aquel entonces hamaba en silencio pero pedía a grandes voces que me enseñara las tetas, y aproveché un momento de la tarde para salir del agua fingiendo necesidad de mear aunque ya había marcado bien el territorio acuático. Me introduje en la habitación que usaba para cambiarse de ropa en busca de, claro, sus bragas. Allí estaban. Un objeto de culto. El Templo del Chocho. La palia que cubre el santo cáliz. Lo acerco a mi cara con al intención de olerlo y quién si sabe si con suerte encontrar algún brillante grumo seco que poder lamer y, oh tristeza, oh dolor, oh campos de soledad, mustios collados, me topo con un frenazo de MIERDA PURA casi del todo fresca. Ahí estaba, marrón sobre blanco. Dios ha muerto. El Horror, el Horror. Se nos rompió el hamor, ay de tanto usarlo. No sé si fue justo ese instante en el que me hizo crack el romanticismo, o por el contrario me abracé a él a la académica manera pues me quedé así con la pose torturada típica de cuadro de Friedrich, pie apoyado en una roca y mirando hacia el horizonte con cara de estar masticando almendras amargas, ni sé cómo en ese momento de absoluta rotura sentimental no salí corriendo desnudo por el bosque vociferando “¡El Rey sin espada! ¡la tierra sin Rey!” Bueno, esto sí lo sé: por no ir lacerándome el glande con las ortigas del suelo, y por pereza. Correr, no jodas.




Esta historia tiene una moraleja, hamigo negro y hamigos en general, y es que puedes hamar con tu podrido corazón a una zagala, pero jamás la idealices pues como tú y como yo, caga. E incluso pudiere ser que no se rebañe bien el ojarasco al terminar, la muy guarra hijadeputah.




Otra moraleja es que bajo ningún concepto leáis un post de subnormal de interné que muestre más de dos líneas por aburrido que estés y tiempo que te sobre.

[dunker]

Gracias por tus sabias palabras, Requeson. Me están haciendo pensar mucho.

Otra persona te podría llamar perfectamente MARICON por no haberte llevado esas preciosas bragas impregnadas de Su Esencia a casa. Pero yo no soy ese tipo de persona, soy del tipo laísta romántico, al parecer. Y por eso entiendo en parte tu desengaño copro-biológico.

Al menos tuviste las bragas en la mano, eso ya te convierte en un IDOLO personal.

Como soy subnormal, no acabaré esta breve disertación con una cita grandilocuente de algún muerto pretencioso, no; pongo en mi boca palabras de Brad Pitt (gay warning): hablando de su relación con la Anniston (cuando estaban juntos, claro) el tipo dijo algo así como que sabes que has encontrado El Hamor de tu Vida cuando, después de haber tenido un orgasmo simultáneo colosal (de los de acordarte de la Virgen y de todos los Santos), te quedas con Heia en la cama haciendo una competición de pedos mientras compartes una cuchara y una tarrina de un kilo de helado. Eso es Hamor Verdadero.

Supongo que Angelina Jolie debe generar La Tormenta Perfecta bajo las sábanas, tanto antes-de, como después-de.




Me da la sensación que siempre cuento lo mismo, pero prefiero echar la culpa a las voces que oigo en mi cabeza. Y no tengo hoy el cuerpo para inventarme contar alguna historia imposible romántico-secsual de las mías.

[The last samurai]

Jajajajajaja.

Muy weno, Redneck, aunque a esa conclusión se llega bastante rápido en el desarrolo emocional de cualquier personal medionormal.

Pero sí, para nosotros es un consejo de valor incalculable. Ara mismo me estoy imaginando a Shiz en aquella foto suya, la del culo en pompa frente a la ventana, y me están dando ganas de hacer un zoom rollo Blade Runner para descartar la presencia de rastros de corrupción fecal en sus braguitas.

Porque... ¿Y si los hubiera?

¿Y SI LIS HUBIERA?

[Redneckensson]

Jajajajajaja.

Muy weno, Redneck, aunque a esa conclusión se llega bastante rápido en el desarrolo emocional de cualquier personal medionormal.

Pero sí, para nosotros es un consejo de valor incalculable. Ara mismo me estoy imaginando a Shiz en aquella foto suya, la del culo en pompa frente a la ventana, y me están dando ganas de hacer un zoom rollo Blade Runner para descartar la presencia de rastros de corrupción fecal en sus braguitas.

Porque... ¿Y si los hubiera?

¿Y SI LIS HUBIERA?

Mmmm... bueno, para un caso así podemos sacar otra moraleja de mi anécdota: hamigas, pasad de las braguitas y llevad siempre tanga. En el cordel no pueden resaltar tanto las manchas de zahor.

pongo en mi boca palabras de Brad Pitt (gay warning): hablando de su relación con la Anniston (cuando estaban juntos, claro) el tipo dijo algo así como que sabes que has encontrado El Hamor de tu Vida cuando, después de haber tenido un orgasmo simultáneo colosal (de los de acordarte de la Virgen y de todos los Santos), te quedas con Heia en la cama haciendo una competición de pedos mientras compartes una cuchara y una tarrina de un kilo de helado. Eso es Hamor Verdadero.

Eso será el cabrón de Brad Pitt, que como es una estrella de cine hasta folla.

El Hamor Verdadero es hacerse una paja pensando en la hamada, y seguir pensando en ella tras haber soltado todo el grumaco.