Misterio en Paris
Misteriosa tribu urbana escondía un cine y un bar bajo el suelo de
París (AFP)
La semana pasada, una brigada especial de la policía francesa estaba
realizando un ejercicio práctico en la Plaza Trocadero, a unos metros
de la Torre Eiffel, cuando París decidió mostrar uno de los tantos
secretos que esconde.
A 18 metros de profundidad, justo bajo la plaza, los desconcertados
policías encontraron un enorme cine. Enclavado en medio de las
oscuras y húmedas galerías que estuvieron allí antes de que París
fuera construida -y que sirvieron precisamente para llevar los
materiales que dieron vida a la Ciudad Luz-, se levanta una sala de
proyecciones de 400 metros cuadrados, llena de sillas y graderías
esculpidas en la piedra, además de un comedor y un bar.
La policía se dio cuenta de que no había nada en esa sala bajo tierra
que constituyera un delito grave. Las películas encontradas eran
clásicos de los cincuenta, no había restos de explosivos ni de
drogas. Lo único de que se podría acusar a los topos cinéfilos es de
desviar electricidad y líneas de teléfono.
Las fuerzas del orden dejaron por unos días el sitio. Cuando
volvieron a bajar encontraron que habían sacado casi todos los
equipos del cine. La única pista que hallaron fue un papel que
decía "no nos busquen".
A los que no tenían que buscar era a los 300 miembros -sin contar
turistas ni principiantes- de la "Mexicana de perforación", grupo
aficionado a disfrutar la libertad del París subterráneo.
"La policía ni se imagina las sorpresas que encontraría si decide
inspeccionar los túneles que recorren esta ciudad", dijo Dim a la
agencia AFP. Dim es el nombre ficticio de un francés que frecuenta
las catacumbas -convertidas en tales en el siglo dieciocho, después
de que los cementerios de la capital gala se volvieran focos
infecciosos- hace 16 años.
"Hay otros cines escondidos en las catacumbas de París y no sólo
salas de proyección sino muchas otras cosas, pero nada que pueda
inquietar a los ciudadanos", contó Dim antes de agregar que quienes
circulan por las galerías subterráneas prohibidas -hay un tramo en el
que se hacen visitas legales y guiadas- tienen un código de conducta
propio, planos, horarios, puntos de encuentros fijos y sistemas para
comunicarse con mensajes escondidos en los túneles. El anónimo amante
de las tierras bajas también comentó que ahora que hay un 35 por
ciento de mujeres en el grupo de las catacumbas, el subsuelo es más
cómodo y discreto.
Misterio en Paris
- guerrero masai
- perro infiel bretón
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