El significado de la palabra imbécil
Publicado: 27 Jun 2007 19:45
ALARMA EN LOS COLEGIOS E INSTITUTOS FRANCESES
Pasatiempo mortal
• Cada año mueren asfixiados en Francia una docena de adolescentes por practicar el juego del pañuelo
• El ministro de Educación ordena a las escuelas que adviertan del peligro
"Es como drogarse sin droga". Así define Françoise Cochet el juego del fular, una experiencia límite practicada por niños y adolescentes que causa en Francia entre 12 y 15 muertes al año. Aunque los jóvenes le llaman así, el juego del fular, no siempre utilizan un pañuelo para apretarse el cuello, provocar la asfixia y sentir sensaciones alucinógenas por la disminución de oxígeno y el aumento de gas carbónico en el cerebro.
Cochet preside la Asociación de Padres de Niños Accidentados por Estrangulación (APEAS), que se constituyó en octubre del 2000 para advertir de los peligros de este juego muy desconocido. Días antes, el 21 de septiembre de ese año, perdió a su hijo Nicolas, de 14 años, en Niza. "Se celebraban entonces los Juegos Olímpicos de Sidney y se levantaba de madrugada para ver las pruebas. Como el despertador no dejaba de sonar, mi hija Françoise, de 6 años, fue a su habitación y después vino a la mía. Me levanté, fui a su habitación y lo hallé de pie, con un cinturón de judo en el cuello, estrangulado, muerto desde la noche anterior".
Práctica extendida
La reacción inmediata era pensar en el suicidio. "La policía me explicó que se trataba de un accidente por un juego muy extendido. No sabía que Nicolas lo hacía. Me enteré entonces de que en un instituto de Estrasburgo los bomberos habían reanimado a un niño y una semana después se dio otro caso en un colegio de Niza".
El juego se practica de tres maneras: con una retención extrema de la respiración, apoyando fuertemente los dedos en la carótida o presionando de forma brutal el esternón. Al parecer, procede de la antigüedad y lo han probado varias personalidades. Cochet cita a Stendhal. El hermano mayor de la actriz Katharine Hepburn murió de esa forma en 1920, cuando ella tenía 14 años, según revela el libro Llamadme Kate, escrito por A. Scott Berg. Pero en EEUU el juego es tan desconocido como en Europa. Hasta el año 2005, la prensa no se había ocupado de su práctica, cinco años después que en Francia, donde la APEAS consiguió que los medios de comunicación trataran el asunto. Cochet atribuye este silencio al tabú. "Psiquiatras que trabajan con nosotros desconocían su existencia hasta hace siete años", asegura. Pero hay otros médicos, como Marcel Rufo, que, sin negar que los adolescentes jueguen al riesgo, en solitario o en grupo, considera estas prácticas una forma de suicidio. Los padres no lo admiten y destacan la vitalidad y la curiosidad de sus hijos.
"Ningún signo mostraba que estuviera mal", asegura Christian para negar que su hijo, de 8 años, se hubiera suicidado en el 2005. Christian es el marido de Catherine Vince, vicepresidenta de APEAS. "Era equilibrado, deportista", afirma Isabelle, cuyo hijo murió a los 14 años. "Todo era para él, lo había conseguido todo", dice Christine. Su hijo falleció a los 16 años. La APEAS encargó a Ipsos una encuesta en la que se descubre que el 4% de los mayores de 15 años han hecho alguna vez el experimento (un 29% entre los 6 y los 10 años; un 48% entre los 10 y los 14 y un 28% más adelante). Según el sondeo, la notoriedad es importante (un 91% ha oído hablar alguna vez), pero el conocimiento es desigual (solo un 63% saben de qué se trata, porcentaje que baja, paradójicamente, 20 puntos entre los jóvenes de 15 a 19 años, probablemente porque no lo confiesan).
Viaje alucinante
Benjamin, de 22 años, explica en la revista Choc Hebdo su experiencia: "La primera vez lo hice en mi habitación con un cinturón de judo". Tenía 14 años. "Me daba la sensación de viajar hacia otro mundo". Benjamin, que se salvó porque un amigo llegó a tiempo de ayudarle, ha creado un blog para alertar a los jóvenes. "Lo practiqué cada día cerca de seis años. Sabía que podía ser peligroso".
El último caso conocido ocurrió el 16 de junio, protagonizado por un niño de 9 años en la escuela primaria Víctor Hugo de Trets (Bouches-du-Rhone). No murió porque fue descubierto por un amigo. La escuela no había hecho nada, pese a que el ministro de Educación, Xavier Darcos, ordenó el 4 de junio "tomar las disposiciones necesarias para alertar sobre los peligros de la práctica del llamado juego del fular". Darcos reclama que se informe a las familias de los riesgos y que se tomen medidas preventivas con los alumnos.
http://www.elperiodico.com/default.asp? ... PK=1007&h=
Pasatiempo mortal
• Cada año mueren asfixiados en Francia una docena de adolescentes por practicar el juego del pañuelo
• El ministro de Educación ordena a las escuelas que adviertan del peligro
"Es como drogarse sin droga". Así define Françoise Cochet el juego del fular, una experiencia límite practicada por niños y adolescentes que causa en Francia entre 12 y 15 muertes al año. Aunque los jóvenes le llaman así, el juego del fular, no siempre utilizan un pañuelo para apretarse el cuello, provocar la asfixia y sentir sensaciones alucinógenas por la disminución de oxígeno y el aumento de gas carbónico en el cerebro.
Cochet preside la Asociación de Padres de Niños Accidentados por Estrangulación (APEAS), que se constituyó en octubre del 2000 para advertir de los peligros de este juego muy desconocido. Días antes, el 21 de septiembre de ese año, perdió a su hijo Nicolas, de 14 años, en Niza. "Se celebraban entonces los Juegos Olímpicos de Sidney y se levantaba de madrugada para ver las pruebas. Como el despertador no dejaba de sonar, mi hija Françoise, de 6 años, fue a su habitación y después vino a la mía. Me levanté, fui a su habitación y lo hallé de pie, con un cinturón de judo en el cuello, estrangulado, muerto desde la noche anterior".
Práctica extendida
La reacción inmediata era pensar en el suicidio. "La policía me explicó que se trataba de un accidente por un juego muy extendido. No sabía que Nicolas lo hacía. Me enteré entonces de que en un instituto de Estrasburgo los bomberos habían reanimado a un niño y una semana después se dio otro caso en un colegio de Niza".
El juego se practica de tres maneras: con una retención extrema de la respiración, apoyando fuertemente los dedos en la carótida o presionando de forma brutal el esternón. Al parecer, procede de la antigüedad y lo han probado varias personalidades. Cochet cita a Stendhal. El hermano mayor de la actriz Katharine Hepburn murió de esa forma en 1920, cuando ella tenía 14 años, según revela el libro Llamadme Kate, escrito por A. Scott Berg. Pero en EEUU el juego es tan desconocido como en Europa. Hasta el año 2005, la prensa no se había ocupado de su práctica, cinco años después que en Francia, donde la APEAS consiguió que los medios de comunicación trataran el asunto. Cochet atribuye este silencio al tabú. "Psiquiatras que trabajan con nosotros desconocían su existencia hasta hace siete años", asegura. Pero hay otros médicos, como Marcel Rufo, que, sin negar que los adolescentes jueguen al riesgo, en solitario o en grupo, considera estas prácticas una forma de suicidio. Los padres no lo admiten y destacan la vitalidad y la curiosidad de sus hijos.
"Ningún signo mostraba que estuviera mal", asegura Christian para negar que su hijo, de 8 años, se hubiera suicidado en el 2005. Christian es el marido de Catherine Vince, vicepresidenta de APEAS. "Era equilibrado, deportista", afirma Isabelle, cuyo hijo murió a los 14 años. "Todo era para él, lo había conseguido todo", dice Christine. Su hijo falleció a los 16 años. La APEAS encargó a Ipsos una encuesta en la que se descubre que el 4% de los mayores de 15 años han hecho alguna vez el experimento (un 29% entre los 6 y los 10 años; un 48% entre los 10 y los 14 y un 28% más adelante). Según el sondeo, la notoriedad es importante (un 91% ha oído hablar alguna vez), pero el conocimiento es desigual (solo un 63% saben de qué se trata, porcentaje que baja, paradójicamente, 20 puntos entre los jóvenes de 15 a 19 años, probablemente porque no lo confiesan).
Viaje alucinante
Benjamin, de 22 años, explica en la revista Choc Hebdo su experiencia: "La primera vez lo hice en mi habitación con un cinturón de judo". Tenía 14 años. "Me daba la sensación de viajar hacia otro mundo". Benjamin, que se salvó porque un amigo llegó a tiempo de ayudarle, ha creado un blog para alertar a los jóvenes. "Lo practiqué cada día cerca de seis años. Sabía que podía ser peligroso".
El último caso conocido ocurrió el 16 de junio, protagonizado por un niño de 9 años en la escuela primaria Víctor Hugo de Trets (Bouches-du-Rhone). No murió porque fue descubierto por un amigo. La escuela no había hecho nada, pese a que el ministro de Educación, Xavier Darcos, ordenó el 4 de junio "tomar las disposiciones necesarias para alertar sobre los peligros de la práctica del llamado juego del fular". Darcos reclama que se informe a las familias de los riesgos y que se tomen medidas preventivas con los alumnos.
http://www.elperiodico.com/default.asp? ... PK=1007&h=