Brutalidad policial
Publicado: 06 Oct 2004 12:16
Dos jóvenes policías nacionales leonesas aparecen torturadas y degolladas en su piso de Barcelona.
Los autores del crimen «vejaron brutalmente» a las chicas y prendieron fuego a sus cuerpos Los Bomberos hallaron los cadáveres de las agentes, que tenían 23 y 27 años y estaban en prácticas
S. OLEGO. COLPISA/BARCELONA
«Estaba muy ilusionada»
Dos agentes femeninas del Cuerpo Nacional de Policía aparecieron ayer muertas en su piso de L'Hospitalet de Llobregat (Barcelona), víctimas de un doble crimen que las propias autoridades calificaron de «extremadamente truculento y macabro». Las jóvenes, que procedían de León y tenían 23 y 27 años, fueron sometidas a torturas y «brutales vejaciones» que, al parecer, incluyeron la agresión sexual. Su asesino o asesinos les asestaron numerosas cuchilladas por todo el cuerpo, las degollaron y prendieron fuego a los cadáveres.
Precisamente, fue el incendio lo que permitió dar con los cuerpos y descubrir lo ocurrido. A las diez de la mañana, un vecino del número 48 de la Rambla Marina, en el barrio de Bellvitge, telefoneó a los Bomberos de la Generalitat para avisar de que estaba saliendo mucho humo del séptimo segunda. Acudieron cinco dotaciones, que echaron abajo la puerta de la vivienda y se toparon con un escenario de pesadilla.
Las mujeres yacían en habitaciones diferentes, atadas, en medio de enormes charcos de sangre. Presentaban signos de agresión sexual, cortes y alguna amputación, y estaban parcialmente abrasadas por las llamas. La mayor parte de la humareda provenía de un sofá, pero el incendio tenía tres focos situados en distintas partes del domicilio. Al parecer, el autor o autores del crimen decidieron prender fuego a la casa antes de marcharse. Los Mossos d'Esquadra, que se hicieron cargo de la investigación, descartaron desde el principio que el incendio fuera la causa de las muertes.
Dos pueblos de León
Las fallecidas eran Silvia Nogaledo García, de 28 años y natural de Noceda del Bierzo (León), y María Aurora Rodríguez García, que ayer mismo cumplía 23 años y procedía de otra pequeña localidad leonesa, Toral de los Guzmanes. Ambas habían estudiado en la academia de Ávila y llevaban siete meses de prácticas, la primera en la comisaría de Castelldefells y la segunda en La Verneda. Las dos jóvenes habían alquilado el piso de Bellvitge al trasladarse a Cataluña, y algunos vecinos relataron que convivían con un hombre. Este tercer ocupante del domicilio fue objeto de todo tipo de especulaciones -se dijo que también era agente del cuerpo y que le buscaban para interrogarle-, pero fuentes de la Policía afirmaron por la tarde que «no consta» su existencia y que «oficialmente» las dos jóvenes vivían solas.
La Unidad de Policía Científica de la Policía autónoma centró sus primeras pesquisas en analizar el escenario del crimen y reconstruir las últimas horas de vida de las víctimas. Se da la circunstancia de que una de ellas, Silvia, había trabajado en el turno de noche y había terminado su servicio a las ocho de la mañana, lo que deja sólo un plazo de dos horas para la comisión del crimen. Una vecina del inmueble, Vitalina Ferreira, escuchó en ese rato «una discusión entre las dos», al parecer centrada en una llave.
La titular del Juzgado de Instrucción número 4 de L'Hospitalet decretó el secreto de sumario y ordenó que se realizase la autopsia de manera inmediata.
Los pelos como escarpias se me ponen.
Los autores del crimen «vejaron brutalmente» a las chicas y prendieron fuego a sus cuerpos Los Bomberos hallaron los cadáveres de las agentes, que tenían 23 y 27 años y estaban en prácticas
S. OLEGO. COLPISA/BARCELONA
«Estaba muy ilusionada»
Dos agentes femeninas del Cuerpo Nacional de Policía aparecieron ayer muertas en su piso de L'Hospitalet de Llobregat (Barcelona), víctimas de un doble crimen que las propias autoridades calificaron de «extremadamente truculento y macabro». Las jóvenes, que procedían de León y tenían 23 y 27 años, fueron sometidas a torturas y «brutales vejaciones» que, al parecer, incluyeron la agresión sexual. Su asesino o asesinos les asestaron numerosas cuchilladas por todo el cuerpo, las degollaron y prendieron fuego a los cadáveres.
Precisamente, fue el incendio lo que permitió dar con los cuerpos y descubrir lo ocurrido. A las diez de la mañana, un vecino del número 48 de la Rambla Marina, en el barrio de Bellvitge, telefoneó a los Bomberos de la Generalitat para avisar de que estaba saliendo mucho humo del séptimo segunda. Acudieron cinco dotaciones, que echaron abajo la puerta de la vivienda y se toparon con un escenario de pesadilla.
Las mujeres yacían en habitaciones diferentes, atadas, en medio de enormes charcos de sangre. Presentaban signos de agresión sexual, cortes y alguna amputación, y estaban parcialmente abrasadas por las llamas. La mayor parte de la humareda provenía de un sofá, pero el incendio tenía tres focos situados en distintas partes del domicilio. Al parecer, el autor o autores del crimen decidieron prender fuego a la casa antes de marcharse. Los Mossos d'Esquadra, que se hicieron cargo de la investigación, descartaron desde el principio que el incendio fuera la causa de las muertes.
Dos pueblos de León
Las fallecidas eran Silvia Nogaledo García, de 28 años y natural de Noceda del Bierzo (León), y María Aurora Rodríguez García, que ayer mismo cumplía 23 años y procedía de otra pequeña localidad leonesa, Toral de los Guzmanes. Ambas habían estudiado en la academia de Ávila y llevaban siete meses de prácticas, la primera en la comisaría de Castelldefells y la segunda en La Verneda. Las dos jóvenes habían alquilado el piso de Bellvitge al trasladarse a Cataluña, y algunos vecinos relataron que convivían con un hombre. Este tercer ocupante del domicilio fue objeto de todo tipo de especulaciones -se dijo que también era agente del cuerpo y que le buscaban para interrogarle-, pero fuentes de la Policía afirmaron por la tarde que «no consta» su existencia y que «oficialmente» las dos jóvenes vivían solas.
La Unidad de Policía Científica de la Policía autónoma centró sus primeras pesquisas en analizar el escenario del crimen y reconstruir las últimas horas de vida de las víctimas. Se da la circunstancia de que una de ellas, Silvia, había trabajado en el turno de noche y había terminado su servicio a las ocho de la mañana, lo que deja sólo un plazo de dos horas para la comisión del crimen. Una vecina del inmueble, Vitalina Ferreira, escuchó en ese rato «una discusión entre las dos», al parecer centrada en una llave.
La titular del Juzgado de Instrucción número 4 de L'Hospitalet decretó el secreto de sumario y ordenó que se realizase la autopsia de manera inmediata.
Los pelos como escarpias se me ponen.