Y a mi (gracias Pene por la invitación) solo me falta que lean a Greg Egan, Ciudad Permutación.
Hay un momento en que una civilización, llamada "Eliseo", crea unos seres simulándolos. Esos seres evolucionan, crean su propia ciencia, y al final los de Eliseo deben hacerse presentes ante ellos porque, si no consiguen que ellos crean SU versión (que fueron creados por ellos mediante simulación), esos seres redefiniran el universo según sus propias leyes, y entonces Eliseo corre peligro de desaparecer destruida debido a que haya seres que redefinan nuevas leyes del universo en las que ellos no existen. Por cierto... no lo consiguen. Y precisamente por la esencia de la existencia de Eliseo, Eliseo es destruido simplemente porque alguien tenga una explicación mejor. (Vean
este enlace para saber más)
Y por cierto, me gustaría decir (porque es cierto) que este mismo fin de semana estaba pensando en ello, debido a estar leyendo a Hawking. Hay cierto experimento cuántico en el que se demuestra que un par partícula antipartícula, por muy alejados que se encuentren, si uno de ellos queda con el spin modificado, el otro también lo modifica. Eso siempre me ha sonado a simulación, es decir, que eso solo puede ocurrir no por algunas leyes físicas determinadas, sino por una definición arbitraria de unas leyes definidas por alguien.
Ah! Hace tiempo, pensando en si eso era cierto (de hecho, por cierto post que corría por aquí sobre la navaja de Occam, y de si Dios existe o no), llegué a una conclusión determinada. Saben? Hace tiempo, yo participé en un experimento de simulación: Hacías tus muñecos y los enfrentabas con los de otros, en un entorno concreto (se enfrentaban en subastas electrónicas. Había un programa que iba subastando cosas, y nuestros bichitos se enfrentaban por conseguir las mejores ganancias). No se, me pareció muy divertidas las analogías. Tu estabas mirandolos, y sabías lo que les pasaba, veías el resultado final, y sabías cual era exactamente los fallos y circunstancias. Tenías todos los datos, todas las variables, y el ordenador lo calculaba, dejaba que todos ejecutaran... mirándolo desde fuera, no había indeterminación, todo era Laplaciano. Pero si te ponías en el lugar de ellos (como de hecho tenías que hacer al programarlos) ellos se encontraban dentro de un universo en el que no veían nada más que lo que allí tenían. De hecho, tenían una suerte de "principio de incertidumbre", ya que si uno de ellos conseguía modelar el comportamiento de los demás, ganaba... pero si enfrentabas a dos de estos, las predicciones volvían a fallar, no puedes tener nunca a dos que sepan predecir el futuro y que se opongan!
La analogía me pareció divertida. Y evidentemente, se te ocurre inmediatamente si puede estar pasando lo mismo contigo, claro. Bueno, la conclusión fue que, si de hecho era así, Dios, o el que fuera que nos estaba simulando, del mismo modo que nosotros cuando usábamos nuestros programillas, no tiene ni la más puta y remota idea de como va a acabar el invento. No sabe absolutamente nada de como va a acabar todo. Precisamente por eso nos está "ejecutando"... para saberlo!
Y por último, no se si creerme la seriedad del artículo, pero da pie a divertirse un rato.