La extraña pareja (II)
1 de febrero.- La presencia de
Ana Obregón y Jiménez Losantos en el nuevo programa del ex loco de la colina, 'La noche de Quintero' (TVE1), elevó este espacio de televisión experimental a cotas inimaginables de creatividad, belleza, inteligencia, equilibrio y buen gusto.
En este momento no se me ocurre otra pareja que reúna de mejor manera las características de nuestra
querida raza ibérica (la humana, no me malinterpreten). Esa casta montaraz que carga con una enorme responsabilidad: conservar el legado genético heredado de aquellos parientes que pasaban el día en las
sierras burgalesas de Atapuerca.Ana apareció vestida, por lo que no era fácil reconocerla. Federico apareció tranquilo, por lo que no resultaba sencillo reconocerle. Pero eran ellos, se lo juro. Y Quintero habló de manera continuada, sin grandes pausas... con lo que
fue fácil entender sus reflexiones, de enorme profundidad: "los hombres se han amariconao", "este micro tiene una forma fálica", "¿Te duele Marbella?"...
Una Ana especialmente espabilada supo estar a la altura: "Me presentan como una niña boba, pero había que
preguntárselo a mi catedrático de genética, que sacaba siempre sobresaliente y matrícula de honor". Luego redondeó la entrevista: "no he vivido de ningún hombre. Y esto lo digo con la boca llena".
Un Losantos relajado asegura que los españoles "sin mala leche no se levantan". Y confesó no sólo no ser católico, sino ser "un diablillo".
¡Picarón! Picarón hasta que dice que Otegi es "un criminal". O que
"Aznar ha sido el mejor presidente de los últimos 200 años, sin ninguna duda". O "con Iñaki (Gabilondo) me sentía más motivado que con Francino".
Losantos puede parecer, por su discurso de tonalidades aterciopeladas, un tipo moderado. Domina las formas.
Domina la propaganda.
¿Imaginan un hijo de ambos, de Ana y de Federico? En él estaría condensado todo el ADN necesario para comenzar a pensar en un linaje de humanos perfectos. El sueño de muchos autores de ciencia ficción. Una utopía orwelliana. O hitleriana. La belleza incorrupta de la Obregón y el intelecto abierto, sereno y transigente de Losantos.
Y es que en Obregón y Losantos está lo mejor de la España del siglo XXI, ese país progresista y moderno que tan bien sabe reflejar, desde TVE, ese a
ntropólogo 'underground' llamado Quintero.
Obregón y Losantos. La televisión y la radio, la carne y el intelecto, la biología y el liberalismo, la pasión y la COPE… Antoñita la fantástica y Federico el justiciero. ¡Qué equilibrio visual! ¡Qué estabilidad emocional! ¡Qué erudita armonía!
¡Qué bendición, en resumen, saber que la televisión pública española gasta nuestro dinero en programas de los que
es imposible no sentirse orgulloso!