Un lapsus del tamaño del tarro de galletas de una reunión de amigas de la adiposidad libertina.
Última edición por Cíclope Bizco el 29 Dic 2004 02:04, editado 1 vez en total.
Al pasar Nueva Orleans dejo atrás sus lagos iridiscentes y luces de gas amarillo pálido | pantanos y estercoleros | aligátores arrastrándose sobre botellas rotas y latas | moteles con arabescos de neón | chaperos desamparados que susurran obscenidades a la gente que pasa.
En el próximo parón habría que avisar por mp, entre mi edición y la tuya nos hemos juntado un sordo, un mudo y ambos ciegos.
Aquí estoy, soplándole a un incendio.
Al pasar Nueva Orleans dejo atrás sus lagos iridiscentes y luces de gas amarillo pálido | pantanos y estercoleros | aligátores arrastrándose sobre botellas rotas y latas | moteles con arabescos de neón | chaperos desamparados que susurran obscenidades a la gente que pasa.
Al pasar Nueva Orleans dejo atrás sus lagos iridiscentes y luces de gas amarillo pálido | pantanos y estercoleros | aligátores arrastrándose sobre botellas rotas y latas | moteles con arabescos de neón | chaperos desamparados que susurran obscenidades a la gente que pasa.
Un gusto, flagrantemente masoquista, aunque gusto, al fin al cabo.
Si lo sé, se agacha por la pastilla algún ser que al tengas aprecio virginal y caritativo. Como una hermana sin hacer la comunión o un tubo de escape al rojo forrado de clavos.
Al pasar Nueva Orleans dejo atrás sus lagos iridiscentes y luces de gas amarillo pálido | pantanos y estercoleros | aligátores arrastrándose sobre botellas rotas y latas | moteles con arabescos de neón | chaperos desamparados que susurran obscenidades a la gente que pasa.